La desconocida iglesia catalana del siglo XII dedicada a un lobo: se encuentra en un volcán
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A pesar de que se repita por activa y por pasiva, hay más volcanes en Cataluña fuera de la zona de la Garrotxa. El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa tiene más de 40 conos de este tipo, pero hay más.
En el Gironés, en el término municipal de Vilobí d'Onyar también hay una zona volcánica, La Crosa. Es cierto que no tiene actividad desde hace siglos, pero eso no le quita atractivo. La naturaleza la ha cubierto de un manto verde y poblado de altos bosques, pero también de mucho misterio.
Allí se encuentra una de las iglesias más desconocidas y enigmáticas de Cataluña, una ermita cuyo santo no es un humano, sino un animal: la capilla de Sant Llop.
Ubicada a 225 metros de altitud y rodeada de un denso bosque de alcornoques y robles, la capilla se asienta sobre la ladera sur del cráter de Sant Dalmai. Aunque hoy se encuentra en un estado avanzado de abandono, Sant Llop sigue fascinando a quienes conocen su existencia.
De cuando es
Los orígenes de Sant Llop se remontan a finales del siglo XIII, cuando en 1279 se menciona en documentos de venta entre la nobleza local. En aquella época, formaba parte del dominio del castillo de Brunyola, según documentos de la época.
Sin embargo, los estudios sobre su origen divergen: mientras que algunos historiadores, como Lluís Solé y David Ortega, sostienen que primero fue una torre fortificada rodeada de un foso, otros, como Joan Llinàs y Jordi Merino, defienden que siempre fue una capilla románica, a la que se añadieron elementos militares en siglos posteriores.
La leyenda de Sant Llop
Pero lo más fascinante de todo es su leyenda. Se dice que los pastores de la época, cuando iban por la zona con su ganado, llegaban a quedarse sin voz pidiendo auxilio al alertar de la presencia de lobos. Por eso, para poderla recuperar y espantar al animal, invocaban a San Lupo (San Lobo) y les devolvía la voz, sus compañeros los oían y salían en su rescate.
Poca gente desmiente esta historia. Y la iglesia ha perdurado allí inamovible e incluso protegida del volcán. Los lugareños afirman que su reducido tamaño y su angosta entrada se debe a los efectos de la lava. Lo cierto es que permanece casi intacta y en pie ocho siglos después.
Cómo es la ermita
Su estructura evolucionaba a lo largo de los siglos, pasando de ser una fortificación militar a convertirse en una capilla románica con una historia militar y religiosa a sus espaldas. Su valor es tal que la ermita de Sant Llop de Sant Dalmai forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.
Razones no le faltan. La capilla de Sant Llop es una edificación de planta rectangular con un ábside semicircular, rodeada por un foso de cinco metros de ancho y 2,5 metros de profundidad. Sus gruesos muros, de hasta 80 centímetros, y la presencia de antiguas aspilleras y ventanas románicas sugieren su carácter defensivo en tiempos pasados. En su interior, todavía pueden observarse restos del enlucido de cal original, mientras que en el exterior, las piedras toscas del propio volcán de La Crosa forman la estructura básica de la iglesia.
Otros usos
En el siglo XIX, se construyó una pequeña torre sobre el campanario original, que fue utilizada durante la Tercera Guerra Carlista como parte de un sistema de fortificaciones financiadas por el Ayuntamiento de Vilobí d'Onyar. Devino una torre de telegrafía óptica militar, como parte de la red de comunicaciones entre Barcelona y la frontera con Francia, en La Jonquera. Para ello, se excavó un amplio foso que rodea la edificación, se abrió un nuevo acceso y se añadió una pequeña torre de ladrillo sobre el antiguo campanario. Este uso militar, aunque breve, dejó huellas visibles en la estructura de la capilla.
Desde entonces, y a pesar de su importancia histórica, la capilla ha sido abandonada durante décadas y hoy se encuentra en un estado ruinoso. Lo que mejor se conserva es su leyenda, todo el mundo vincula la ermita con la defensa contra lobos y otros peligros. La elección de su emplazamiento en el cráter de un volcán no hace más que aumentar el misterio que envuelve a esta singular capilla catalana. Con el paso del tiempo, ha pasado de ser un lugar de oración y refugio espiritual a convertirse en una estructura semiolvidada, devorada lentamente por la vegetación y el paso del tiempo.