Castillo Monasterio de Escornalbou

Castillo Monasterio de Escornalbou

Historia

La fortificación romana convertida monasterio: el proyecto frustrado de un famoso arquitecto modernista

8 octubre, 2024 10:37

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Hay fortificaciones que tienen historias de lo más curiosas. Un origen misterioso, una forma de estrella, una catedral de agua… Otras son interesantes por su evolución ¿es posible que una fortificación romana pase a ser un monasterio y una casa señorial? ¿Y que este mismo edificio deviniera un proyecto frustrado de un famoso arquitecto modernista? Sí.

En la provincia de Tarragona, sobre una colina que domina la localidad de Riudecanyes, se encuentra el Castillo Monasterio de Escornalbou, una peculiar mansión señorial que cuenta con más de mil años de historia y que ha sido testigo de transformaciones, conquistas y reformas que han dejado su huella en cada piedra del lugar. Este histórico edificio, además cuenta con una historia peculiar que lo une a Puig i Cadalfach, el creador de la Casa Amatller.

Pero mejor ser ordenado, porque este monumento es el resultado de una sucesión de ocupaciones y renovaciones que lo han convertido en un símbolo de la resistencia y adaptación a lo largo del tiempo. De allí que haya perdido su forma original.

Escornalbou está formado por los restos de dos estructuras medievales: el monasterio de Sant Miquel, fundado en 1153, y un castillo que se alza sobre las ruinas de una antigua fortaleza romana. Aunque hay discrepancias al respecto.

Origen dudoso

El Castillo Monasterio de Escornalbou hunde sus raíces en la época islámica, apuntan varios arqueólogos, aunque uno de sus últimos propietarios, el egiptólogo y filántropo catalán Eduard Toda, lo consideraba de origen romano. De hecho, el nombre del lugar deriva del latín Cornu Bovis (el cuerno del buey). Y en tiempos de los árabes, se conocía también como Saloquia" (torre de vigía). 

En cualquier caso, la primera mención documental del lugar data de 1153, cuando se describen los límites del castillo de Siurana. No fue hasta 1170 que el castillo aparece en los registros históricos, cuando Alfonso I lo donó con el objetivo de establecer una comunidad religiosa.

Leyenda oculta

Según la leyenda, el castillo de Escornalbou quedó como último reducto islámico tras la conquista de Siurana en 1153. Se dice que, en el día de San Miguel de 1162, el arcángel en persona luchó junto a los cristianos para vencer a los sarracenos en lo que se conoce como el "collado de la Batalla", dándole al castillo su nombre de Sant Miquel.

Durante el reinado de Alfonso I, se donó el castillo a Joan de Santboi, un canónigo de Tarragona, bajo la condición de que se levantara una iglesia en honor a Sant Miquel. Sin embargo, la construcción de la iglesia no comenzó hasta finales del siglo XII y no se consagró hasta 1240, debido a las dificultades económicas y políticas de la época. El priorato de Escornalbou experimentó una existencia complicada y precaria, sufriendo tanto una decadencia espiritual como material.

Interior del Castillo Monasterio de Escornalbou

Interior del Castillo Monasterio de Escornalbou BARCELONA FILM COMMISSION

En el siglo XVI, el arzobispo de Tarragona cedió el priorato a la orden de los frailes menores, que lo mantuvieron activo hasta la exclaustración de 1835. Tras ser abandonado, el lugar fue objeto de rumores y leyendas que lo señalaban como embrujado, con historias de ruidos extraños y luces misteriosas, hasta que se descubrió que en el castillo se estaban acuñando monedas falsas, lo que puso fin a las inquietantes historias del lugar.

El aspecto actual de esta fortificación, en cambio, se le debe a Eduard Toda. Este hombre perteneciente a la burguesía catalana adquirió el castillo en 1908. El filántropo quiso convertirlo en una residencia señorial adaptándolo a la arquitectura  de la época, es decir, con toques modernistas.

Proyecto de Puig i Cadafalch

Fue entonces cuando entró Puig i Cadafalch. El famoso arquitecto catalán hizo varios planos y trabajos para diseñar la restauración de la fortificación. Unas ideas de las que tuvo conocimiento el propio Toda, pero al final las ignoró completamente. El burgués apostó por una línea menos radical y llevó a cabo una restauración que combinaba elementos históricos con un toque de fantasía romántica. 

Toda transformó el monasterio en un espacio habitable, derribó construcciones originales, levantó nuevas torres y adaptó el lugar a su visión personal de un castillo medieval idealizado. El resultado de estas intervenciones fue un edificio que mantenía algunos elementos originales, como la iglesia románica, la sala capitular y una parte del claustro, pero que también incorporaba añadidos modernos y excéntricos que lo alejaban de su estructura medieval genuina. El claustro, por ejemplo, fue convertido en un mirador-jardín con vistas panorámicas sobre el Camp de Tarragona.

A pesar de las críticas a la restauración de Toda, el Castillo Monasterio de Escornalbou conserva un aura única. Su biblioteca, repleta de volúmenes históricos, y la colección de grabados, cerámica y piezas adquiridas por el burgués durante sus viajes, siguen siendo un reflejo de la personalidad multifacética de su último propietario. Durante su vida, el castillo fue un lugar de encuentro para figuras destacadas de la Renaixença catalana, lo que consolidó su importancia como epicentro cultural y social.

Tras la muerte de Toda en 1941, el castillo pasó por varias manos hasta que en 1983 fue adquirido por la Diputación de Tarragona y la Generalitat de Catalunya, quienes lo gestionan hoy en día. Su rica historia, que abarca desde sus orígenes como fortaleza romana hasta su papel como monasterio y su posterior transformación en mansión señorial, hace de Escornalbou un símbolo vivo de la evolución histórica y cultural de la región.

Cómo llegar

La autopista AP-7 es la vía más rápida para llegar al Castillo Monasterio de Escornalbou desde Barcelona. Se debe tomar la salida 34 hacia Reus/Tarragona, continuando por la carretera T-11 en dirección a Reus.

Desde allí, se debe seguir por la carretera C-14 en dirección a Alforja y luego tomar la T-313 hasta Riudecanyes, el municipio donde se encuentra el castillo. Una vez en Riudecanyes, hay señales claras que indican el camino hacia el Castillo Monasterio de Escornalbou, situado a poca distancia del pueblo. Se tarda poco más una hora y media en hacer todo el trayecto.