Pantocrator de Taüll

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Historia

La mano románica del Pirineo que protege a Barcelona de los rayos: escondida en el MNAC

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El románico es un estilo pictórico, escultórico y arquitectónico de la Edad Media que ha dejado un legado de obras de arte por toda Europa. En Cataluña, tuvo una gran influencia y a lo largo de todo el territorio se encuentran grandes referencias de esa época.

Los Pirineos, con sus pequeñas iglesias de piedra y frescos, albergan algunas de las mejores expresiones de este arte, como se puede observar en la Vall de Boí, donde se encuentran las iglesias de Taüll y Boí, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su calidad arquitectónica y pictórica es tal, que algunos de sus frescos se decidieron conservar en un museo para que el clima húmedo no acabara deteriorando las imágenes.

Uno de estos tesoros románicos es el mural del Cristo en Majestad de Sant Climent de Taüll, una obra que ha trascendido fronteras y generaciones. La imagen de ese Jesús mirando de frente, con la mano levantada y dos dedos alzados ha quedado impregnado en la retina de muchos.

La obra de arte se hallaba originalmente en la iglesia de Sant Climent de Taüll, consagrada en 1123. Allí, entre los frescos que decoraban su ábside se encontraba la Maiestas Domini o Cristo en majestad, una de las obras más icónicas del románico europeo. En la pintura, Cristo aparece sentado dentro de una mandorla, símbolo de divinidad, rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas: el águila de San Juan, el león de San Marcos, el toro de San Lucas y el hombre de San Mateo. Este tipo de representación, inspirado en el Apocalipsis, busca transmitir la majestuosidad y el poder divino.

'Mà Parallamps' de Antonio Ortega

'Mà Parallamps' de Antonio Ortega MNAC

Dónde está

Uno de los detalles más significativos de esta obra es la mano de Dios, representada en el arco interior del ábside. Esta mano, aunque pueda parecer un elemento menor, tiene un profundo significado simbólico. En la tradición cristiana, la mano de Dios es un signo de poder y protección, y en el contexto de los frescos de Taüll, forma parte de la escena de las ofrendas de Caín y Abel, un relato bíblico que evoca la justicia divina.

Desde hace unos años, el mural hallado en Taüll se encuentra en las dependencias del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Esta pintura es uno de los principales atractivos del lugar.

Reversiones de un clásico románico

Esta representación se ha reproducido en muchas otras ocasiones, incluso ha adquirido nuevos significados. Los Javis se inspiraron en el gesto de los dedos de este Cristo para la gestualidad de Montserrat Baró, la madre de las hermanas de Estela Maris en la serie La Mesías.

Pero antes de esa creación, hubo una mucho más interesante. Esta obra románica de los Pirineos también sirvió de inspiración al artista Antonio Ortega. Con ella no solo creó una hermosa escultura, sino un elemento protector para la ciudad de Barcelona y sus habitantes,

Una mano pararrayos

Ortega se basó en esta misma obra para una intervención que realizó en lo alto del MNAC hace ya unos años. La escultura, conocida como Mà parallamps, es una reproducción de la mano de Cristo en majestad de Sant Climent de Taüll, y está colocada de pararrayos en el punto más alto del museo, en la cúpula de la Sala Oval. 

Así, esta preciosa y artística escultura, además de cumplir una función técnica tiene un simbolismo profundo, convierte al MNAC en una especie de peana para la obra de arte, como si el museo estuviera protegido por la mano divina que, en la pintura original, simboliza el poder de Dios.

Los adornos de este pararrayos también tienen una fuerte conexión con el arte de Cataluña. Están inspirados en la forja tradicional catalana, lo que le otorga un carácter único entre los elementos arquitectónicos que coronan las cuatro torres churriguerescas del Palau Nacional, sede del MNAC. 

Si el Cristo en majestad de Taüll parecía proteger a los visitantes de la iglesia y ahora del MNAC, la Mà parallamps se erige como un símbolo de protección física contra los rayos. Un puente entre el pasado y el presente, entre el arte medieval y el contemporáneo, que combina lo artístico con lo personal.