Este es el pueblo de Cataluña que esconde la leyenda mas demoniaca de todas

No, no vamos a discutir sobre algún fenómeno inexplicable que se haya producido en los pueblos ribereños de Cataluña. Sin embargo, resulta innegable que los relatos de antaño nos cuentan que el mismísimo Belcebú dejó una huella profunda en una localidad catalana.

En las fronteras de esta comunidad autónoma, para usar un poco de hipérbole, se sitúa el municipio de Les Garrigues, con sus 210 habitantes y una extensión de 10 kilómetros cuadrados, un lugar que guarda en su interior una rica herencia medieval y una historia repleta de mitos y misterios.

Un poco de historia 

Dice la tradición, que el problema principal fue un cambio de usos de un edificio de la ciudad. Las batallas en la Edad Media por hacerse con esta población al sur de Lleida, hicieron que tras la Reconquista todo se recristianizara de nuevo. Y eso al diablo no le acabó de convencer.

Todo empieza el día que se quiere hacer del castillo un palacio episcopal. Desde esa toma de decisión y la citada Reconquista, el pueblo se empezó a cristianizar cada vez más. La afluencia a la iglesia por parte de sus habitantes era cada vez mayor y Satanás decidió poner orden. A su manera.

La mani-obra del diablo 

Con la voluntad de ganarse almas condenadas al inframundo y alejarlos de Dios, el demonio en cuestión empezó a hacer de las suyas. Meses de sequías, ventiscas, nevadas, tormentas y lluvias azotaron Aspa. El objetivo es que todos renegaran de un dios que les envía todas esas desgracias.

Su misión no sólo no funcionó, directamente jugó en su contra. Durante uno de estos aguaceros que él provocó, él se acercó a la ribera del río Set y, de repente, un rayo cayó sobre una roca que había allí y la hizo caer sobre él. El diablo trató de pararla con una mano que lo acabó aplastando y desapareció para siempre, pero esa mano quedó grabada sobre la piedra.

Dónde está esa marca

El visitante que se acerque a Aspa puede tratar de buscar ese vestigio de la leyenda, pero advertimos que no le va a resultar sencillo. Se le ha perdido el rastro. Son muchos los que piensan que esa marca está repartida por todo el municipio.

A pesar de que se desconoce dónde puede estar exactamente, todo apunta a que esa roca marcada por la mano del diablo, fue utilizada a lo largo del tiempo para construir casas y edificios de Aspa. La leyenda, en cualquier caso, sigue viva.