Tilly Norwood

Tilly Norwood Heute.at

Examen a los protagonistas

Tilly Norwood

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Ha nacido una estrella cinematográfica. Se llama Tilly Norwood y es una chica muy guapa (con cierto aire a Dua Lipa) de unos veintitantos años de edad. Tilly aún no ha rodado ningún largometraje. De hecho, su obra se reduce a un cortometraje cómico y los trailers de unas cuantas películas falsas, tan falsas como ella: Tilly Norwood no existe, no es un ser humano. Tilly es un invento de la Inteligencia Artificial.

Su creadora es la holandesa Eline Van der Velden, mandamás de Particle6, cuya división de IA, Xicoia, se encargó de fabricar a Tilly, cual bello monstruo de Frankenstein, a partir de rasgos extraídos de un montón de mujeres de verdad (entre ellas, según se comenta, las actrices Scarlet Johansson y Gal Gadot, no se menciona a la cantante Dua Lipa). El invento no ha sentado muy bien entre el gremio de la farándula de Hollywood, que tal vez ve peligrar su futuro: la señora Van der Velden ha resaltado que con gente como su Tilly, las películas podrían salir mucho más baratas.

La inteligencia artificial está en mantillas y ya está dando muchísimo que hablar. Cada día podemos ver en Instagram escalofriantes videos en los que personajes popularísimos son execrados y ridiculizados a través del humor. Donald Trump es uno de los más atacados, aunque no es fácil parodiar a alguien que ya es una parodia de los burgueses de los cuadros de Grosz. Emmanuel Macron y la bofetada en el avión de su esposa Brigitte también contó con un video en el que se veía al presidente de la república francesa y a la primera dama liándose a sopapos en la escalerilla del aeroplano.

Durante un tiempo, se contempló la posibilidad de rodar películas con actores muertos, aunque la cosa no fue mucho más allá de la aparición del difunto Peter Cushing en una entrega de La guerra de las galaxias.  En teoría, se podía resucitar a James Dean, Humphrey Bogart, Ava Gardner y Gary Cooper y ponerlos a protagonizar nuevas aventuras. Hasta una secuela de Casablanca sería posible. Pero se debieron dar cuenta de que el público actual ya no sabe quienes son toda esa pandilla de fiambres y todo quedó en nada: la IA no se había inventado para cinéfilos sin escrúpulos y nostálgicos del viejo Hollywood.

No sé qué futuro tendrá la dulce Tilly porque no sé si la IA, aparte de controlar el ensamblaje de monstruos digitales, es también capaz de enseñarles a actuar. Por ahora, atendiendo a las críticas del corto y los trailers de Tilly, diría que no. Pero, como decía la zarzuela, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad y es probable que la IA pueda acabar creando actores y actrices excelentes. De ahí el temor que empieza a extenderse en Hollywood, donde la gente que cobra quince o veinte millones de dólares por película (más parte de la recaudación en taquilla, en algunos casos) puede empezar a ponerse nerviosa con respecto a su futuro.

Tilly no gasta. No tiene mansiones con piscina en Bel Air o los Hamptons. Para los aficionados al cotilleo, la cosa puede ser decepcionante porque no tiene vida privada ni novios ni escándalos. Aunque eso se puede solucionar inventándole una vida. Y hasta casándola con otro actor digital (o actriz, si alguien decide que sea lesbiana). No sé si todo esto lleva a alguna parte razonable, pero todo lo que se puede hacer, se acaba haciendo, ya sea tener un hijo o lanzar la bomba sobre Hiroshima.