Joan Ignasi Elena
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Joan Ignasi Elena cerrará en las próximas su etapa como conseller de Interior de la Generalitat, pasando a la historia como uno de los peores mandatarios de la historia al frente del departamento. Su pésima gestión ha tenido como guinda el desprestigio del cuerpo de Mossos d'Esquadra con la no detención del prófugo Carles Puigdemont en su más que anunciado regreso a Barcelona. Un esperpento, y una humillación tanto a la policía como al conjunto de los ciudadanos, imposible de olvidar.
Por si fuera poco, las lamentables explicaciones de Elena ante semejante crisis no han hecho más que echar más gasolina al fuego. Lejos de convencer, el conseller aumentó la sensación de ridículo con sus palabras, recurriendo a argumentos de tan escasa credibilidad como que pensaban que un fugado de la justicia como Puigdemont, huido del país desde hace siete años, se entregaría después de su espectáculo. Huelga cualquier comentario al respecto.
Para colmo, el mandatario de ERC se atrevió a criticar la orden de detención del juez Pablo Llarena echando mano de las habituales consignas partidistas del ultranacionalismo catalán, cargando contra de costumbre contra el Poder Judicial. Esgrimir que la Ley de Amnistía, de más que dudosa constitucionalidad y cuestionada incluso por la Comisión de Venecia, debe estar por encima de las acciones judiciales habla por sí solo de su concepto de la separación de poderes y de la igualdad de los ciudadanos ante la ley.