El alcalde de la CUP, Lluc Salellas

El alcalde de la CUP, Lluc Salellas EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Lluc Salellas

Ahorrando en pantallas

14 julio, 2024 00:09

El alcalde de la CUP, Lluc Salellas (de los Salellas de toda la vida, Gerona, 1984) se ha negado a instalar una pantalla gigante en su ciudad para que quienes lo deseen puedan ver el partido definitivo de la Eurocopa entre España e Inglaterra. Le parece un despilfarro (tema en el que abundan algunos columnistas de los digitales lazis subvencionados) y, sobre todo, como independentista, dice que solo pondrá pantallas en Gerona cuando existan las selecciones catalanas, que será, aproximadamente, cuando las ranas críen pelo. Con lo que el ahorro audiovisual del consistorio será considerable hasta que la ciudadanía elija un alcalde que no sea un fanático, sino alguien que atienda las necesidades de un sector de la población que para Salellas o no existe o no debería existir.

Gerona es la única plaza fuerte que le queda a la CUP, un partido en descomposición (o en pleno Procés de Garbí, sea eso lo que sea), así que Salellas tiene que sobreactuar de lazi para hacerse la ilusión de que existe. Y es que el señor Salellas no gobierna para todos los gerundenses, sino tan solo para los indepes. Así pues, desde su perverso punto de vista, ¿para qué alegrar la vida de una cuadrilla de charnegos que pueden considerarse afortunados por dejárseles vivir en la capital de la Cataluña catalana? Negarse a instalar una pantalla en la que seguir el partido de marras es una decisión totalmente antidemocrática y con un tono levemente racista, muy propia de un partido que aún habla con reverencia de gentuza como Castro, Chávez, Maduro u Ortega. Pero, además del supremacismo y del despotismo no ilustrado, hay otro elemento a tener en cuenta en la decisión del señor Salellas: ¿y si instala la súper pantalla y la gente acude en masa, desmintiendo la teoría de que en Gerona todo el mundo es independentista? Teoría derivada de la de que en Cataluña todo el mundo es lazi.

No hace mucho, pasé unos días en Altafulla con mi novia, coincidiendo con el partido España - Alemania. Aunque el fútbol me la sopla, me enteré de la victoria de España por los cohetes y berridos de satisfacción que me llegaban desde la calle a la habitación del hotel. Cuando salimos a cenar, la calle estaba llena de forofos de la selección española y hasta vi a una chica envuelta en la enseña nacional, señal de que Cataluña no es exactamente como la imaginan los Salellas de este mundo. Quien quiera imitar su actitud en Gerona va a tener que refugiarse en el bar Cuellar de Vila Roja, centro de reunión de la Resistance gerundense situado junto a una banderola que reza “Bienvenidos a España” y donde se infla a cañas y rabas mi amigo Albert Soler Bufí.

De nada ha servido recordarle a Salellas que en la selección nacional hay cuatro jugadores catalanes. Probablemente, los considera unos botiflers despreciables. El hombre ni se ha tomado la molestia de improvisar un referéndum a favor o en contra de la pantalla, no fuera a salir trasquilado. Está en posesión de la verdad y sabe mejor que nadie lo que le conviene a Gerona. O, mejor dicho, a "SU Gerona".

La CUP acaba de inventar la figura del tiranuelo antisistema ¡Enhorabuena, chicas!