Carmen Cervera
Un Thyssen para Barcelona
9 junio, 2024 00:00Noticias relacionadas
La vida de Carmen Cervera (Sitges, Barcelona, 1943) es francamente peculiar. Empezó trabajando de modelo, se apuntó a los concursos de Miss Cualquierparte, se casó con el actor norteamericano Lex Barker, célebre por haber interpretado a Tarzán, el héroe selvático de Edgar Rice Burroughs, enviudó y cayó en manos del insuperable cantamañanas Espartaco Santoni (que se pulió toda la pasta que le había dejado el señor Barker) e inició una larga travesía del desierto financiero que concluyó brillantemente con la caza y captura del barón Thyssen, un hombre maltratado por las mujeres (según propia confesión) que encontró en Carmen -Tita para los amigos- lo más parecido a una geisha.
La conocí hace un montón de años, durante la grabación de un video para el museo de Madrid que nunca llegó a distribuirse por problemas con sus impulsores, que tenían cierta tendencia a abusar de la generosidad del barón hasta que a éste se le agotó la paciencia con el video de marras, cuyo presupuesto era como las cuentas del Gran Capitán (Picos, palas y azadones, cincuenta millones), y la recuerdo como una mujer encantadora, aunque con ciertas dificultades para memorizar sus líneas. Nunca olvidaré nuestros paseos por el jardín de su mansión de La Moraleja, intentando yo meterle en la cabeza algunos conceptos básicos, mientras Heini le daba al vino blanco y el pequeño Borjita, a lomos de su triciclo, perseguía a las sirvientas con la aviesa intención de atropellarlas.
Siempre ha habido en España la costumbre de no tomarse en serio a Tita, o de considerarla una simple arribista. Pero lo cierto es que, gracias a ella, Madrid cuenta con un museo de primera magnitud y puede que Barcelona se haga con otro que tampoco estará nada mal, a situar en el antiguo cine Comedia, de privilegiada localización (en la esquina del Paseo de Gracia con la Gran Vía). No nos saldrá barato porque con esta mujer no existen los chollos. Por mucho que diga que lo hace todo por España, también piensa bastante en sí misma, aunque, con su capital de 900 millones de euros, es la séptima mujer más rica del país y ocupa el número 45 en la lista de nuestras (o, mejor dicho, suyas) grandes fortunas.
¿Merece la pena tener en Barcelona una sucursal del Thyssen? Yo creo que sí, y ahora que no están los comunes para cargarse el Hermitage y cualquier proyecto que les parezca elitista, puede que Collboni llegue a un acuerdo razonable para ambas partes (los comunes siempre pueden proponer que se derribe el Comedia y se improvise en su solar un huerto urbano en mitad del Eixample: por pedir, que no quede). Todo dependerá de los dueños del Comedia, que están viendo una oportunidad de oro para forrarse tras comprobar que los cines ya no dan la pasta que daban en el pasado.
Es una lástima que el hijo de la baronesa, el inefable Borja, no haya sido el refinado curator que anhelaba su madre, pues podríamos ponerlo al frente del museo barcelonés, cosa tirando a imposible si tenemos en cuenta que el chaval tiene un hueso en la espalda y cada vez que va tieso le pide a su madre que se venda un Rembrandt y le dé los monises. En fin, no se puede tener todo y el amor al arte de Tita se acaba con ella.