José Andrés Calderón
El meapilas en jefe
9 junio, 2024 00:00José Andrés Calderón, abogado de 26 años, es la cara visible de esa peculiar performance que consiste en ponerse a rezar el rosario a las puertas de una iglesia situada junto a la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz. La verdad es que vivir en esa calle debe ser un infierno. Primero, los manifestantes anti Perro Sanxe que se tiraron un montón de noches pegando berridos y apaleando muñecos ante el cuartel general del PSOE. Ahora, la banda de meapilas que, comandada por el señor Calderón, se dedica a pasar el rosario (intuyo que en voz muy alta) a dos pasos del mismo. Pese a los intentos de desactivar a la Banda del Rosario durante la jornada de reflexión y la de las elecciones europeas, un juez ha permitido que Calderón y los suyos sigan con sus súplicas al Altísimo para que España no se rompa. Según el líder de la pandilla, el objetivo de la acción no es tanto amargarle la vida a Sánchez como reivindicar la figura de Cristo en la vida de los españoles, que, al parecer, lo tenemos un tanto olvidado.
Sostiene el hombre que sufrió una educación pagana y disolvente ante la que reaccionó haciéndose más católico que nunca, y ahora van a tener que pagar su fe los sufridos vecinos de la calle Ferraz. De momento, pues igual le da un día de éstos por montar un partido político de lo más pío: si el cantamañanas de Alvise Pérez ha sido capaz de presentarse a las elecciones europeas con su invento Se acabó la fiesta, ¿por qué no podría el señor Calderón crear un partido que represente a Jesucristo en esta España dejada de la mano de Dios?
Lo que más sorprende de los rosarios del señor Calderón es lo rancio de la iniciativa, que recuerda la de aquellos creyentes ofendidos que se ponían a rezar hace décadas ante los cines en que se proyectaba la película de Godard Je vous salue, Marie. Estamos ante una propuesta anticuada no, lo siguiente, más propia de la postguerra que de los tiempos que vivimos. A Sánchez lo echaremos los españoles cuando nos haya agotado la paciencia definitivamente, pero creer que tal cosa puede conseguirse rezando es de una ingenuidad entre enternecedora y estúpida. Suena a fenómenos de antaño, como la campaña Siente a un pobre a su mesa o la asociación conocida como Las damas del ropero. Es un esperpento de película de Berlanga y Azcona. Y, pese a sus pías intenciones, es incluso un sindiós. Se suponía que estas muestras públicas de fe eran exclusivas del Islam, con esos fieles capaces de cortar el tráfico, extender la alfombrilla y ponerse a rezar con el culo en pompa en dirección a La Meca porque no conseguían una mezquita en condiciones. El rosario del señor Calderón es, directamente, un insulto a Europa y a los valores occidentales. Por no decir que es también un coñazo, una tocada de narices y una representación tan rancia como absurda.
¿Qué los meapilas no soportan a Pedro Sánchez? Pues yo tampoco, pero no se me ocurre plantarme junto a la sede del PSOE a cantar canciones de David Bowie todas las noches. Queda por ver si este disparate es una simple muestra de histeria político-religiosa o si el señor Calderón tiene una agenda oculta en la que la tabarra del rosario es solo el primer paso. Wait and see, que dicen los anglos.