Lourdes Ginestà
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La casa de acogida Pere Oliveras de Cáritas llega a su quinto aniversario con un historial brillante. En estos cinco años, 370 personas condenadas han recibido el acompañamiento necesario para su reinserción en la sociedad bajo el cobijo de Cáritas en Barcelona.
Proyectos como este evidencian la vulnerabilidad de los presos en segundo o tercer grado, o en libertad condicional sin un domicilio al que ir ni una red familiar en la que apoyarse para no fallar en su segunda oportunidad. Para ellos, el momento de salir de prisión con permisos es un "impacto", según describe Lourdes Ginestà.
Ella es la responsable de los servicios de acogida para personas en reinserción de Cáritas Barcelona, que tiene habilitado otro espacio con los mismos fines: la Llar Betània. Un servicio que cuenta con un equipo de profesionales las 24 horas del día, y que permite hacer un "seguimiento intensivo hasta el cumplimiento definitivo de la condena". La misma entidad ha sugerido al Departamento de Justicia de la Generalitat que replique estos recursos.