Ramon Lamiel
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El Servei Català de Trànsit vuelve a quedar en evidencia por el enésimo colapso de la AP-7. Esta vez, por una granizada que ha dejado atrapados a los conductores durante cinco horas en una retención de nueve kilómetros; de noche, en plena ola de frío y sin recibir comida ni agua.
Su director se ha quitado la responsabilidad de encima, en un ejercicio de falta de compromiso con la madre con su hijo en el espectro autista a los que esas cinco horas se les hicieron infinitas, por poner un ejemplo. Ramon Lamiel ha señalado al Ministerio de Transportes por el retraso del quitanieves que debía poner fin al martirio.
Aunque ha justificado el corte para evitar accidentes (solo se ha producido uno, sin daños personales), ha reconocido que debieron haber desviado el tráfico antes para reducir las dimensiones del colapso. Y a raíz del mismo, ha hablado de un futuro convenio con la Cruz Roja para repartir "avituallamiento" a los afectados por episodios como este, impermisibles en la principal vía de Cataluña, en caída libre hacia la degradación.