Martín Gullón
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El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha dado una lección al Govern sobre la gestión del agua. Mientras el Ejecutivo autonómico achaca a Madrit los estragos de la sequía, el ente supramunicipal se remanga para reparar las fugas en las redes municipales de suministro.
Ello pese a que esta labor compete fundamentalmente a la Agencia Catalana del Agua (ACA). Si bien la empresa pública ha aumentado la dotación para rehabilitar las tuberías, también ha reconocido que tardará cinco meses en dar cauce a las peticiones de los ayuntamientos.
De nuevo, el responsable de las infraestructuras hídricas llega tarde y mal. Otras administraciones actúan con más decisión a la hora de corregir las deficiencias del sistema ante un verano que se antoja complicadísimo por la falta de lluvias.