Wayne Griffiths
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Wayne Griffiths se enfrenta al desafío de comandar una compañía de la importancia de Seat en un momento de profundos cambios en el sector de la automoción, una industria especialmente afectada por las nuevas normativas ambientales y la competencia china. La solución que ha encontrado por ahora la empresa del grupo Volkswagen es compensar la caída en la venta de coches con el crecimiento de Cupra, su marca de alta gama, que genera mayores márgenes de beneficio.
De hecho, Cupra ya entrega cuatro de cada diez automóviles de la firma. Con este cambio estratégico, Seat ha conseguido el mejor resultado económico de su historia, pero lo que puede parecer una buena solución a corto plazo para la compañía puede también ser letal para la economía catalana, que crece fundamentalmente gracias a las exportaciones de químicos y coches.
La exitosa apuesta por Cupra no puede ser en detrimento de Seat. Está en juego el legado histórico de una de las empresas más importantes de España y también lo está la industria catalana, que ya ha perdido las fábricas de las multinacionales electrónicas y parte de las automovilísticas con las fugas de Nissan o Bosch. Y por encima de todo, están en juego miles de puestos de trabajo con buenas condiciones laborales que no serán fáciles de reemplazar con otras actividades como el turismo o los servicios.