Juan Carlos I
Juan Carlos I asocia su reinado a la Constitución española, y hace muy bien. Dice que el 40 aniversario de la Carta Magna el año pasado fue uno de los hitos que le hizo pensar en su retirada de la vida institucional de manera definitiva, una forma de reiterar que la aprobación y la consolidación de unas reglas de convivencia plenamente democráticas ha sido la misión de su mandato como máxima autoridad de un Estado que surgió de una dictadura, nacida a su vez de las ruinas de una guerra civil.
Con 80 años ya cumplidos, el Rey emérito ha visto cómo evolucionaba durante cinco años su papel público desde que abdicó en Felipe VI. Pese a que los acontecimientos se han desarrollado con la máxima normalidad, es verdad que su hijo debe concentrar el papel de jefe del Estado y de la Casa Real con todo el protagonismo.