Las prisas de Marta Rovira
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A Marta Rovira se le acumula el trabajo desde su vuelta a España. Tiene que preparar el congreso de ERC previsto para noviembre, lidiar con la crisis de los carteles contra Ernest Maragall y abordar las negociaciones con el PSC -y el PSOE- para cerrar la investidura de Salvador Illa. Son todo cuestiones capitales para el futuro de los republicanos que pasan todos por las manos de la secretaria general.
Y no puede distraerse. Oriol Junqueras, su enemigo con el que está condenada a entenderse, cuenta con apoyos suficientes para asumir en solitario el liderazgo de ERC en noviembre; cada día surgen nuevos indicios que apuntan a su responsabilidad por el ataque interno contra Maragall, una estrategia retorcida que pretendía poner de nuevo en el foco mediático al excandidato de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona; y el partido se juega caer en la irrelevancia política si se repiten las elecciones. Cabe recordar que la encuesta del CEO, que contaba con una cocina muy evidente del departamento de Presidencia, afirmaba que los republicanos repetirían los resultados de mayo en el caso de que los catalanes acudiesen de nuevo en las urnas. Rovira y los suyos tienen asumido de que perderán aún más fuerza en el Parlament si se llega a este escenario, y este retroceso les deja fuera de las ecuaciones para una investidura.
Todas estas cuestiones son capitales incluso para el futuro político de la secretaria general republicana, que ha perdido uno de sus máximos apoyos en el partido, Sergi Sabrià. Por todo eso sorprende incluso dentro del partido su apuesta en firme de acabar las negociaciones con los socialistas a finales de julio y no aprovechar agosto. Se apunta a una cuestión más mundana para su defensa a ultranza de este calendario. Y es que Rovira debe volver a Ginebra, ya que quiere estar al lado de su hija en el inicio del nuevo curso escolar, que en Suiza arranca en agosto.
La actual mandamás en ERC asegura que ha regresado del exilio, pero su familia sigue afincada en el país donde huyeron de las primeras indagaciones del Tsunami Democràtic y ella misma ha expresado que es allí donde vivirá. Su paso por Vic ha sido temporal y se espera que protagonice viajes para mantener la actividad política con la vida familiar. Como mínimo, hasta noviembre, cuando las bases republicanas decidan de nuevo hacia dónde se debe dirigir el partido.