Évole y el “debate trampa”
La convocatoria de las elecciones catalanas del 12 de mayo ha provocado que todos los medios muevan ficha para cerrar sus debates con los partidos. La pugna más destacada se encuentra en las televisiones, ya que todas, públicas (TV3 y RTVE) como privadas (A3Media y Mediaset) tratan de conseguir a todos los portavoces de los partidos catalanes en horario de máxima audiencia. Hay quiénes son un poco más selectivos, como el equipo de Salvados, el programa dirigido por Jordi Évole. El debate deseado por esta producción es sólo con ERC, Junts y PSC en un programa especial y ya han empezado a trabajar en ello.
El periodista catalán también hará un marca de la casa para anunciar que han pedido el debate sólo a tres. Se apunta a que el programa usará las redes sociales a finales de semana para anunciar que ha invitado a Pere Aragonès, Carles Puigdemont y Salvador Illa a debatir sobre el futuro de Cataluña. Cuenta que entonces el expresidente de la Generalitat huido de la justicia en Bélgica ya habrá desojado la margarita y habrá anunciado desde Elna que se presenta a los comicios catalanes.
El planteamiento de Salvados se aleja al debate político y se acerca más a la política del espectáculo. Los tres partidos han coincidido en mostrarse prudentes respecto a la propuesta con la que han sido tanteados porque, por ahora, no existe una petición formal. Más allá de las dudas iniciales que el formato plantea –si es presencial, ¿se llevará la producción a Bélgica o se habilitaría una pantalla para Puigdemont?, por ejemplo-, también se recela de la presentación final. Especialmente de la edición que se pueda realizar por parte del equipo de Évole.
Aún se recuerda, entre otros, el escenario que se preparó en una entrevista a Puigdemont en el momento más caliente del procés. Y, tal y como recuerdan los partidos, no se puede tropezar dos veces con la misma piedra. Más, durante una campaña clave para definir el futuro de Cataluña. Por ahora, no hay demasiados defensores en ninguna de las tres formaciones ante una propuesta que, directamente, se tilda de “debate trampa”.