El cónsul de Estonia en Barcelona eriza vellos
El cónsul honorario de Estonia en Barcelona eriza vellos. Josep Lluís Rovira, legado diplomático del país báltico en la Ciudad Condal, ha sembrado la discordia entre la comunidad de representación por un incendiario artículo de prensa titulado Enseñanza = caos.
Rovira, presentándose como "emprendedor" y no declarando su condición de cónsul, carga contra la sucesión de leyes educativas en España, acompañado de las cifras de fracaso escolar y de paro juvenil.
Tenga razón o no en sus argumentos, el legado octogenario ha generado malestar porque "se habría excedido" de las atribuciones que les asigna la Convención de Viena a sus figuras. No en vano, los cónsules no deben inmiscuirse en política ni hacer pronunciamientos.
Es, precisamente, lo que hizo Rovira en las páginas de un diario nacional. Ello llega cuando el cuerpo consular se está reponiendo de las zozobras del procés independentista en Cataluña. Trata de pasar página, y exposiciones públicas como la del representante de Estonia no han gustado.