La temporada 2022-23 supuso una inyección de ilusión en el FC Barcelona. Fue un año en el que se ganaron la Supercopa y la Liga, además de obtener cifras de ingresos muy importantes en áreas como el ticketing del Camp Nou y en la venta de mercancía a través de BLM. Sin embargo, la cantidad de problemas que se han visto en el actual curso dejan lo sucedido en el pasado en un mero espejismo que obliga a la directiva de Joan Laporta a realizar cambios radicales.
Han pasado casi tres años desde que Jan conquistó de forma contundente las elecciones presidenciales del club azulgrana. Se vendió la ilusión de un cambio sustancial a la masa social, haciendo recordar aquella época en la que el Barça fue la gran referencia a nivel de juego e imagen comercial en el mundo. Pero la realidad es que pasa el tiempo y el proyecto no logra levantar vuelo, tanto en la recuperación de la excelencia deportiva como en la sostenibilidad financiera.
Por esa razón, los altos mandos del FC Barcelona están llamados a cambiar de rumbo a corto plazo para evitar que la situación sea irremediable para la entidad catalana. Desde la necesidad de confeccionar una plantilla que se ajuste al estilo que quiere implementar el entrenador --sea Xavi u otro-- y también en incorporar a unas nuevas figuras a los cargos más importantes para impulsar los ingresos en diferentes áreas.
Dar la tecla con los fichajes
Hasta ahora, la cúpula azulgrana ha gastado 300 millones de euros --fijos y variables-- en fichajes para tratar de asegurar la competitividad del primer equipo. El año pasado dio lo suficiente para llevarse dos títulos, pero lo cierto es que solo sirvió para ganar algo de tiempo y justificar la venta de patrimonio del Barça. O como se dio a conocer de forma más popular: las famosas palancas financieras.
La actual plantilla del FC Barcelona no está funcionando en el panorama nacional y todo indican que en Europa tampoco bastará para llegar lejos en la Champions League. Ya sea por los problemas de Xavi Hernández de cara a sacar lo mejor de los jugadores que tiene disponibles o por la poca calidad en ciertos efectivos, la realidad es que Laporta necesita dar con la tecla en verano y aplicar una revolución que permita revitalizar el proyecto en términos deportivos.
No hay certeza de si habrá dinero para cumplir con los objetivos del mercado, pero la intención inicial del Barça es traer cinco fichajes: un delantero centro que ocupe el lugar de Lewandowski, siendo Julián Álvarez y Artem Dovbyk los mejores posicionados; un extremo izquierdo con calidad en el regate y desborde, como es el caso de Savinho; un nuevo interior que estaría entre Lo Celso, Bergvall o Aleix García; un heredero de Busquets en la medular, en donde se encuentran las opciones de Kimmich o Zubimendi; y un lateral izquierdo, cuyo candidato más reciente es Sergi Cardona de la UD Las Palmas.
La profesionalización del club
En el apartado económico, el club necesita con urgencia activar nuevos ingresos que permitan superar los gastos de cada año. La actual dirigencia solo puede presumir de la alianza del acuerdo de patrocinio con Spotify, que ha permitido al Barça mejorar en lo financiero y también ha supuesto un impulso por el impacto mediático de estar ligado a una empresa con tanto alcance entre las nuevas generaciones. Tampoco hay que olvidar el pacto con Ambilight TV por la manga de la camiseta. Ambos suponen 65,5 millones de euros anuales solo por aparecer en la indumentaria deportiva.
Sin embargo, el FC Barcelona solo será capaz de mejorar esa situación si decide incorporar a talentos en las áreas de mayor importancia. El ejemplo más claro es la ausencia de un CEO que asuma esa gran responsabilidad. En 2021 se contaba con Ferran Reverter, un perfil de mucha experiencia, pero que decidió dar un paso al costado por chocar con el modo de gestión de Laporta. Han pasado casi dos años desde su salida y el dirigente azulgrana no ha sido capaz de dar con un sustituto que ocupe ese rol tan importante.
Lo más curioso es que, a pesar de no contar con CEO en el Barça, los sueldos de altos ejecutivos incrementaron 2,4 millones de euros con respecto a los 3,7 millones que se abonaba en 2021. Dentro de la cúpula culé aseguran que ese salto se justifica por una mejor gestión en el club, aunque los últimos meses indican lo contrario. Laporta siempre se ha caracterizado por tener una estructura más familiar, siendo una forma de pensar que debe cambiar para tratar de enderezar el barco blaugrana.
Conectar con la masa social
No solo deben producirse cambios en lo deportivo y financiero, también en materia social. En los recientes años se ha percibido una clara desconexión de los socios y socias en los asuntos más importantes del FC Barcelona, lo que se puede demostrar a partir de la reducida participación en las últimas asambleas de compromisarios. Es clave que la actual junta sea capaz de volver a reconectar con una buena parte del barcelonismo.
Para ello es fundamental que exista coherencia entre los discursos y los hechos. No vale decir que el Barça es un club de valores, cuando el propio Laporta ha viajado a Qatar, Dubai, Riad y Abu Dhabi, en búsqueda de nuevos ingresos. Son territorios que no encajan con esa defensa de los derechos humanos e igualdad que tanto se reclama en la entidad, por lo que muchos aficionados en redes sociales han criticado al presidente por esas acciones.
Una medida que permitiría contentar al barcelonismo y dejar atrás esa situación tan negativa es cumplir con la vuelta de Leo Messi. Ya como jugador es una misión imposible, siendo un fracaso de Jan en los tres años de su segundo ciclo presidencial, pero al menos realizando un homenaje a la altura de la leyenda que representa el astro argentino en el Barça. Esa podría ser la primera piedra para tratar de cimentar una buena relación con la masa social.