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Cristóbal Martell vuelve a estar bajo el foco. En la escena del crimen. Tras rescindir su relación profesional con Dani Alves --en una causa insalvable--, tiene ahora la difícil misión encomendada de arreglar otro de esos casos que ya ha sufrido la pena de telediario. A nivel penal, el FC Barcelona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero a nivel mediático ya hace tiempo que fue condenado. El incendiario auto del juez Joaquín Aguirre estableciendo el delito de cohecho como nueva hipótesis delictiva del caso Negreira fue la gota que colmó un vaso repleto de prejuicios, calumnias e injurias pero vacío de elementos probatorios. 

El prestigioso abogado afincado en Barcelona representa los intereses del Barça desde el pasado marzo junto al penalista Marc Molins --nada que ver con Pau Molins, abogado de Sandro Rosell en el mismo caso-- con el reto de evitar el juicio oral y la imputación de Joan Laporta. Según ha podido saber Culemanía, Molins lleva la representación procesal del Barça durante la instrucción, mientras que Martell tendrá un papel menos expuesto pero de vital importancia a la hora de confeccionar la estrategia de defensa y la redacción de los escritos. 

Apelaciones contundentes 

En estos momentos, el equipo de penalistas del Barça, liderado por los citados Molins y Martell, trabaja en el recurso de apelación contra el último auto del juez Aguirre, fechado el pasado 27 de septiembre. El club azulgrana apelará a la Audiencia Provincial de Barcelona, como ya han hecho Fuster-Fabra y Pau Molins, abogados de Bartomeu y Rosell, respectivamente, entre otros. 

Marc Molins y Cristóbal Martell, abogados del Barça en el 'caso Negreira' Montaje CULEMANIA

Los plazos confieren todavía una semana de margen al equipo azulgrana de penalistas, que tienen hasta el 13 de octubre para presentar un escrito que se espera muy contundente. En la línea del feroz Fuster-Fabra, que desmonta la línea argumental del juez para justificar el delito de cohecho punto por punto y asesta algún mandoble de campeonato al magistrado: "El auto lo que pretende es salvar la supervivencia de la causa". 

Pau Molins, por su parte, se ha centrado en un recurso algo más extenso --17 folios, por los 15 del recurso de Bartomeu--, pero basado únicamente en la prescripción del supuesto delito cometido por Sandro Rosell. Niega los hechos pero ni siquiera se molesta en entrar al detalle --"muchas son las cuestiones que cabe discutir del auto contra el que se interpone el presente recurso, pero este escrito se centrará solo en una"-- porque todo el texto se dirige a demostrar que "resulta incuestionable que los hechos que se atribuyen al Sr. Rosell deben considerarse prescritos". 

Recurso inminente 

Se espera que la retórica de Martell y Molins tampoco defrauden en un recurso que, como el de Fuster-Fabra, se centrará en descartar el delito de cohecho y, muy especialmente, en negar con rotundidad la posibilidad de concebir a Enríquez Negreira como un funcionario público. Si bien es cierto que ostentaba un cargo de vicepresidente en el Comité Técnico de Árbitros, nunca estuvo remunerado por el mismo y, además, tanto el CTA como la RFEF tienen la consideración de órganos privados. 

Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, con Enríquez Negreira al fondo / MONTAJE CULEMANÍA

Otro aspecto al que podrían enfrentarse los penalistas del Barça es a una posible imputación del presidente Joan Laporta como investigado por el delito de cohecho activo. Algunos expertos indicaron a este medio que, en su tipo más gravoso, la pena por un delito de cohecho podría llevar a los 12 años de inhabilitación. En ese supuesto, la prescripción se podría alargar a los 15 años y Laporta sería imputable. 

Rosell echa un capote a Laporta 

Una hipótesis que no contempla Pau Molins en su recurso de defensa a Sandro Rosell. En este habla del delito de cohecho de los artículos 421.1 y 422 del Código Penal, cuyas penas van de los seis meses a un año de cárcel y la suspensión de empleo y cargo público de uno a tres años. "Una sanción a la que es aplicable un plazo de prescripción de cinco años, de acuerdo con el artículo 132.1 CP", redacta el letrado. "Un plazo transcurrido con creces en el periodo de más de nueve años" desde que Rosell abandonó la presidencia del Barça en enero de 2014

Joan Laporta y Sandro Rosell, una relación de amor-odio REDES

De alguna forma, esta defensa de Molins supone echar, también, un capote al propio Laporta, cuya relación con Rosell se volvió a tensar esta semana tras unas polémicas declaraciones del comisario Villarejo. Solo con que el juez estimase que los hechos contra Rosell están prescritos estaría automáticamente imposibilitando cualquier acción contra el actual presidente del Barça, cuyo anterior mandato fue de 2003 a 2010. Hace 13 años que terminó. 

La verdadera 'misión posible'

Marc Molins y el mediático Cristóbal Martell --además de defender a Dani Alves de agresión sexual, también defendió a Leo Messi de delito fiscal y al Barça en el caso Neymar acusado de apropiación indebida y finalmente también condenado por delito fiscal-- asumen la misión de demostrar que el Barça es inocente en el caso Negreira. Aunque, en realidad, la carga de la prueba corresponde a la acusación y, al parecer, de momento es inexistente. Su tarea real consistirá, por tanto, en evitar que la acusación demuestre que el Barça pagó a Negreira para obtener una ventaja arbitral. Una misión, a priori, posible. 

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