José Antonio Avilés cobró por traicionar a las Campos

Se ha destapado el pastel. Viva la vida ha tirado de la manta para dar a conocer quién fue la persona que traicionó a Alejandra Rubio y a Carmen Borrego.

José Antonio Avilés ha sido acusado de haber sido él quien filtró la información de la monumental bronca entre tía y sobrina en una de las pausas de publicidad del espacio.

Una acalorada discusión entre tía y sobrina

La semana pasada, la revista Semana sacaba en exclusiva la acalorada conversación que las Campos mantuvieron en plató y que no fue televisada. Unas imágenes que el programa optó por no emitir, dada la brutalidad de ellas y por respeto a sus colaboradoras. Sin embargo, uno de los colaboradores decidió no solo filtrarlo, sino que también cobrar por ello.

Para dar con el topo, el programa de Telecinco ha abierto una investigación gracias a los datos aportados por Isabel Rábago. Según la periodista y la colaboradora, no solo habría un culpable sino que serían dos los sospechosos de la traición a las Campos. Se trata de Irene Rosales y José Antonio Avilés. De hecho, uno de ellos fue quien filtró la información y se llevó el dinero por ello, y otro quien la confirmó.

Avilés, el principal sospechoso

Por su parte, Avilés se ha defendido de las acusaciones asegurando que él no fue quien trasladó la información y mucho menos que cobró por ello. "No traslado la información que sucede aquí, lo puedo demostrar. Yo no estaba en el plató, comenté con Irene en el coche lo sucedido, el lunes recibí una llamada que me dice 'tenemos esta información y nos consta que ha pasado así. Y yo le confirmo la noticia, tal cual. Ni yo he vendido, ni cobrado ni traslado los entrecomillados", ha manifestado, visiblemente alterado.

Sin embargo, el fotoperiodista Diego Arrabal ha desmentido al joven y afirma que además de dar el soplo a la publicación, cobró por ello. “Lo que no entiendo es por qué no da un paso adelante y dice 'he sido yo', puede aprender para la próxima vez, no pasa nada", ha dicho. Por otro lado, las Campos desmienten rotundamente el contenido de la conversación filtrada y piden a la revista que rectifique públicamente.