Teresa Rabal: "He echado muchísimo de menos mi trabajo como actriz"
La intérprete y cantante de música infantil regresa al cine con 'Tin & Tina', una thriller protagonizado por Milena Smit y Jaime Lorente
10 abril, 2023 00:00Teresa Rabal vuelve al cine. Lo tiene decidido. “Sí, la verdad que me quiero quedar”, confiesa a Crónica Directo. “He echado muchísimo de menos mi trabajo como actriz, que fue como me empecé, y bueno, poder volver a mi edad es un privilegio”, asevera.
Esta confesión la ha hecho en medio de la promoción de Tin & Tina, el primer largometraje de Rubin Stein, protagonizado por Milena Smit y Jaime Lorente. La historia nace de un corto homónimo del cineasta, pero no es su continuación. La película estrenada este 31 de marzo en cines cuenta la historia de una pareja que tras sufrir un aborto involuntario no puede concebir. Pasados los años, acude a un internado de monjas y adopta a unos hermanos --los Tin y Tina que dan nombre a la cinta--. Para nada esperan lo que va a pasar.
No, no son fantasmas. Estos niños han sido educados bajo el dogma de la religión y se lo toman todo al pie de la letra, algo que desconcierta a sus padres. Así, la cinta empieza a generar una tensión que va a más mientras adquiere un carácter político y con un importante mensaje.
Pero que no se asuste nadie. “Lo definimos como una película de misterio con muchos momentos de suspense, de tensión y de perturbación, eso no lo escondemos”, señala el director. Lo que sí evita es que lo enmarquen dentro de las películas de miedo, porque no tiene elementos propios del género, matiza.
Lo que sí comparte con las cintas de terror de toda la vida es ese trasfondo político. Una parte que lo demuestra son esos momentos televisivos que hay en pantalla: el golpe de Estado del 23F y la primera victoria en unas elecciones generales del PSOE de Felipe González.
“El contexto de la historia de España era perfecto para contar lo que le pasa a Lola”, prosigue el realizador. “Ese tambaleo de cimientos hasta el final de la Transición es como el viaje que hace Lola a otro nivel. Lola de repente tiene una pérdida de fe. Sus cimientos morales, vitales, sociales se tambalean. Aparece el miedo en su vida, miedo que probablemente ya había aparecido antes, pero resurge de otra manera y al final tiene que aprender a convivir con el miedo, que es un poco lo que ha pasado en este caso con la política”.
Pese a que el personaje siente semejante miedo, Milena Smit asegura que lo ha “disfrutado mucho”. Pero había otro aliciente a la hora de meterse en el papel. “Para mí es siempre una prioridad poder dar visibilidad a las historias de mujeres que, aparentemente, ante la sociedad, son débiles y luego demuestran la valentía y la fuerza que tiene Lola”, señala.
Desde su marido, hasta la monja que interpreta Rabal, le imponen que quiera a los niños, a pesar de todos los dolores de cabeza que le trae por culpa de su comportamiento perverso regido por la fe. En palabras de Smit, quiere “salirse un poco de la característica que había de conducta en la sociedad en esa época. Ella pone sus límites a medida que va avanzando la película y eso como actriz pues ya no solo como persona es algo muy bonito que te pase”, sentencia.
Pero el aborto no lo es todo en la política. Esos miedos que vive la protagonista son los miedos propios de la maternidad y la paternidad y más cuando se ha sufrido la pérdida de un hijo de forma involuntaria, pero hay mucho más. “La película se puede afrontar desde diferentes perspectivas y tampoco queremos ofrecer solo una visión”, confirma el director.
“Lola no ha completado la fase de duelo. De alguna manera está anclada en ese shock postraumático y, efectivamente, ese dolor que tiene arraigado y que todavía no ha terminado de cerrar, cuando aparecen dos niños, lo traslada sobre ellos de alguna manera”, explicita. Rabal tiene claro que “ella no adopta queriendo adoptar, es la solución que le propone Adolfo”, el marido, y que en el fondo, como califica Smit es “un parche”.
Pero si algo asusta de la película, son sus protagonistas. Esos niños que llegan a hacer lo inimaginable por fe, por estar educados en la creencia absoluta en la Biblia, tal y como pasaba durante el franquismo y antes del fin de la Transición. Esa visión la representa Teresa Rabal. “El personaje de sor Asunción obviamente representa la enseñanza de la doctrina católica en el sentido quizás más extremo o más retrogrado posible, fundamentada en las enseñanzas del Antiguo Testamento y con, de alguna manera, el miedo como elemento central”, lo define Stein.
La encargada de dar vida a este personaje que llega a “corromper” a esos niños con esas enseñanzas dogmáticas no es otra que Teresa Rabal, una mujer que, por esos años, presentaba programas para niños y cantaba canciones como Veo, veo. El retrato de una persona angelical. Para los de ese tiempo, esta imagen ha chocado, pero como recuerda ella, “por eso uno es actor o actriz, para poder interpretar personajes muy diferentes a uno mismo”.
La intérprete, de hecho, recuerda que cuando empezó a cantar, le pareció difícil. “La primera vez fue horroroso, porque yo había hecho teatro, cine, pero me subí en el escenario y dije es que aquí no soy ningún personaje, soy yo”. Eso fue un cambio radical, pero que no recuerda para nada como algo negativo, porque, a pesar de que le costara, “aprendes a ser tú misma o a ser un personaje”.
En todo caso, este regreso al cine lo vive con una alegría desbordante. “A mí, Sor Asunción me apasionó desde el principio porque era muy diferente a mí. Y me parecía una buena forma de volver al cine después de 40 años. He sido felicísima haciendo a Sor Aunción”.
No le fue para nada difícil. A pesar de esas cuatro décadas apartadas de la interpretación, la profesión la lleva dentro. “Hablé con él y entendí rápido qué es lo que quería y fui muy feliz en el rodaje y estoy siendo muy feliz ahora con el estreno de la peli”, asegura.
Este buen entendimiento entre ambos se transmite y Stein defiende que “lo que hace Teresa es precisamente darle humanidad a ese personaje. A pesar de que no compartamos su doctrina o sus formas, comprendemos que ella no lo hace por una mala causa. Ella intenta ayudar a los niños, les quiere y es obvio que les quiere con locura. Igual que cuando se cruzan con el personaje de Lola, ella identifica que Lola tiene una pérdida de fe e intenta ayudarla, lo que pasa que la intenta a su manera”, insiste para hacer bueno al personaje. Pero lo que es obvio es que la educación religiosa no sale muy bien parada, claro que Rabal no tiene ninguna duda: “Todas las religiones, todas, y no las nuestra solo, sino el resto, tomándolas al pie de la letra hacen daño, evidentemente”.
Sus palabras no las dice desde el odio, sino desde el “respeto”, porque “todos creemos es un algo”. Claro que en su caso es “en el ser humano” y “hay gente a la que creer en Dios le hace superar cosas”. Aunque no lo duda, “pensándolo fría e inteligentemente las religiones no hacen bien, son tremendas”, sentencia. El ejemplo lo da ella misma: “Tú oyes a un niño que va a hacer la comunión y le dicen que se va a beber la sangre de Cristo y, claro… es que hay textos que son duros para que los entienda un niño”. Y mantras que dan miedo.
El director insiste en que no es bueno venderlo por aquí, pero este regreso de Teresa Rabal deja al espectador con el corazón en un puño en más de una ocasión. No hay monstruos, no hay fantasmas, sólo fe. Demasiada fe. Una fe que aterroriza. Aunque Rubin Stein se empeñe en que no es una peli de miedo.
--¿Qué es lo que os da más miedo?
Teresa Rabal: A mí no me da miedo nada, en la vida sí.
Milena Smit: A mí lo que más miedo me da es perder la cabeza, perder el sentido común, la conciencia de quién eres, del por qué haces lo que haces. Eso me ha aterrado siempre.
Teresa: Y a mí las guerras, porque no dependen de nosotros, dependen de la locura de los demás. Eso creo que es lo peor, que en este siglo sigan existiendo y que pueda haber otra guerra mundial que me parece tremenda.
Rubin Stein: Yo voy a decir algo que va unido con lo que han dicho ellas dos. Tengo miedo a la maldad. Cuando alguien se comporta con maldad y queriendo hacer daño a otro, hay algo que no entiendo ahí. Por eso no se entienden las guerras.