Núria Prims: "En las plataformas se pasan cosas muy interesantes, pero también otras infames"
La actriz catalana presenta la versión rural, autóctona y más luminosa de la 'Melancholia' de Von Trier, 'Un sol radiant'
27 marzo, 2023 00:00Núria Prims (Barcelona, 1972) vive un año y unos meses de ajetreo total. En cuestión de dos semanas promociona tres películas en las que ha estado. Sica y La última noche de Sandra M. se presentaron en el festival de Málaga y este lunes presenta Un sol radiant en el festival de cine de autor de Barcelona (D’A Festival).
La cinta de Mònica Cambra y Ariadna Fortuny es la cara amable de la Melancholia de Lars Von Trier. En ella una familia --madre, dos hijas y el abuelo-- esperan la llegada del fin del mundo con actitudes muy distintas. La progenitora (que interpreta la citada actriz) es más sufridora, la hija mayor trata de hacer su rutina como si nada pasara y la hija pequeña quiere cumplir los deseos de su madre de hacer una fiesta, que quiere demostrarle a su hija que todo sigue igual.
Propuesta
La falta de dramatismo del guión de las directoras, junto a la naturalidad de los movimientos de cámara a la hora de seguir a los personajes, convierten esta historia con tintes apocalípticos en el retrato de los miedos de una familia y a la libertad.
Con motivo del estreno de la película en el D’A Festival, Crónica Directo charla con su protagonista para descubrir más detalles.
--Pregunta: ¿Cómo definiría Un sol radiante?
--Respuesta: Es una situación ficticia, espero, donde se trata con una naturalidad y mucha humanidad una situación como esta. No es una visión cómo la que harían los americanos. Las directoras cogen a un grupo de chicas o mujeres jóvenes con una sensibilidad muy especial, con mucha inteligencia, con una serenidad que, supongo, forma parte del entorno en el que viven y cómo quieren agarrarse a la vida. Es un ejemplo en el que una comunidad, en los momentos en que todos vamos cayendo o nos derrumbamos, se tome con paciencia y respetando los tiempos de cada uno para que la otra persona se vuelva a levantar.
--Pero su personaje, en algún momento es bastante sufridor.
--Claro porque como madre, como progenitora, sufres al ver cómo se rompe el futuro de esa vida que has dado tú. El personaje del abuelo también sufre mucho, pero por edad tiene una serenidad y una aceptación de todos los dramas que te puedan venir. Cree que, como persona mayor, su sitio es el de acompañar desde la serenidad. Y mi personaje, la madre, aunque quiera dar alegría, empuje y fuerza, en sus momentos solos también se hunde.
--Pero pese a que plantea el fin del mundo, ¿diría que es una película optimista?
--Lo del fin del mundo es una perla que ellas han puesto ahí, pero yo creo que el mensaje es de “valoremos la vida”. No disfrutarla, sino apreciarla en el kilómetro cero a nivel emocional. Cuidar, cuidarnos, ser agradecidos, valorar las cosas desde el amor.
--¿Tal vez por eso da la sensación de un cine de otro tiempo en época de mensajes pesimistas?
--Yo no creo que sea de otra época. Los que lo han hecho todo muy raro son los americanos, porque cuando era pequeña, si un día venían los marcianos, nos parecería superguay. Hasta que empecé a ver películas americanas y resulta que todos serán supermalos. Entonces yo creo que el problema lo tienen ellos. No creo que esto que contamos sea de otro tiempo, lo que se cuenta se hace desde una simplicidad, una esencia humana muy básica, muy sana. Es muy razonable. Y tampoco es muy optimista, habla de aceptar las cosas. Una aceptación que no significa sumisión. Yo creo que si ha de ser una época es la de ahora, porque está todo tan sobrepasado, y supongo que irá más, aunque esperamos que es necesario despertar a la parte más humana porque si no, nada tiene sentido.
--Es una visión común a sus estrenos recientes: Sica, La última noche de Sandra M., y esta. ¿Son necesarias películas más cercanas, más humanas?
-- A ver, yo imagino que también tiene mucho que ver el presupuesto. Esto también debe tenerse en cuenta. Dales millones y a ver qué película hace (sonríe). Es broma, pero no por completo. La realidad de la industria es que las ganas de hacer cine y contar cosas las tenemos, pero hemos de adaptarlas a lo que tenemos, que es poco o nada. Esto va a favor para contar este tipo de historias y a hacer este tipo de cine, más cercano. También estamos en un mundo de plataformas donde se pasan cosas muy interesantes, pero también otras muy infames, de gusto infame (ríe) y sin sentido, con tanto de todo, que hay gente que necesita contar cositas cercanas y bonitas en las que todos nos podamos sentir identificados. Aunque a veces también nos gusta el espectáculo para desconectar.
--Pero dicen que ayudan a dar trabajo a la profesión.
--Bueno, sí, pero a veces te sueltan que quieren gente famosa.
--Mucha gente de la profesión me comenta esto de que muchas veces el resultado final de un cásting depende de los likes.
--Eso dice mucho de la profesión (sonríe).
--¿De cómo la tratan o de cómo es?
--De lo pervertidos que somos (lanza entre risas).
--En todo caso, usted ha vuelto en plena forma a la pantalla grande.
--Es que yo decidí parar por varias circunstancias que apuntaban a que lo que me apetecía era dejar la profesión e irme a vivir a Menorca. Y eso hice. Y es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
--¿Y el regreso es porque hay un mejor panorama? ¿Mejores propuestas? Porque parece que el cine catalán está en plena efervescencia o tal vez el público está más receptivo.
--Tienes razón, tienes razón. Toda criatura pasa por su adolescencia y su madurez y ahora el cine catalán, si bien no ha llegado a la madurez, tampoco está en la adolescencia. Está en un momento muy interesante. También años atrás se han hecho cosas superinteresantes y hay grandes nombres...
--¿Puede que el público esté más receptivo?
--Bueno, se supone que vamos evolucionando, creciendo. Quizás sí, como espectadores y sociedad somos más abiertos a nuevas tendencias, a nuevos modos.
--Pero en cambio dice que económicamente estamos igual, ¿o peor?
--Sí, igual o peor, exacto. Es que estamos a peor. Yo no sé de números, pero si a mí me pagan menos que hace 20 años... Debe ser que muy bien la cosa no está. Y no soy la única, todos estamos igual.
--Es curioso, porque parece haber una falta de apuesta por el cine y una mejora de resultados.
--Porque hay talento. Con estas chicas, cocinaba una y comía macarrones. Y la película es preciosa, maravillosa, buenísima y muy inteligente.
--Y contagia buen rollo.
--Esta película se respira. Y si se respira también es porque existe una buena dirección, porque hay una escucha. Entre ellas se han respetado, han trabajado muchísimo, han sabido dirigirnos muy bien. Luego está el montaje, que me parece superinteligente. No es una película bonita y punto. Yo participé en el proyecto porque cuando me pasaron el guión me pareció muy bonito, muy interesante, pero yo no sabía dónde estaba. Ni el resultado. Y hace dos semanas vi la película y es que lloraba. Esto me ocurre muy rara vez, porque soy muy crítica con el proyecto en el que he participado. Cuando lo veo por primera vez, me lo cargo. Soy demasiado radical e injusta, porque no sé poner distancia cuando formo parte de un proyecto. En esta disfruté de la película, la pude analizar e incluso disfrutar de todo.