El 'selftape' que desnuda la industria de la interpretación
Joana y Mireia Vilapuig escriben, producen y protagonizan una autoficción en el que muestran el lado oscuro de éxito
10 abril, 2023 00:00Se ha estrenado este 4 de abril, en plena Semana Santa y ya apunta a ser una de las series del año. Selftape supera la autodefensa en su sinceridad, en su apuesta por una autoficción que no engaña al espectador ni busca que el morbo sea el aliciente que le da vida. Es tan solo lo que se ve: la historia de dos actrices que, en un momento no muy prometedor en sus vidas profesionales y personales vuelven a encontrarse y chocan y se ayudan de manera constante.
A esta relación se le suman dos factores más: las protagonistas son hermanas, y lo son en la vida real. Estas personas son Joana y Mireia Vilapuig, dos de las protagonistas de una ficción icónica de TV3, Polseres vermelles. En esa época la tele las entrevistaba, tenían fans y todo iba bien. Pero un día, los focos se apagaron.
De esa época a entonces apenas ha pasado una década. En este tiempo, ha pasado de todo. Mientras Mireia triunfaba en un país nórdico, Joana probaba suerte con los cástings con una suerte irregular. Ojo, hablamos de la serie que se emite en Filmin. ¿O no? Tanto da.
El espectador, sin ser necesariamente parte de la profesión, se siente reflejado en estas expectativas frustradas por el mercado laboral, pero también por la vida. Siente que ha pasado por esas rencillas, cuando no celos, por el amigo, familiar o compañero de la profesión a quien le iba bien. Así nos han hecho.
Creación propia
Las hermanas Vilapuig relatan esta visión de su vida y de la interpretación sin voluntad de ser una radiografía de nada. Ni tan sólo de sus vivencias. Esto, le da alas a la serie, dirigida por Bàrbara Farré, porque le quita pretensiones y la hace cercana, como lo son en realidad estas actrices. Quien se acerque a la serie lo descubrirá.
Crónica Directo pudo comprobarlo de primera mano en el festival de Málaga, donde ambas presentaron la serie. En tan solo un breve encuentro, uno solo puede sacar en claro una cosa. Sea verdad o mentira lo que relatan en Selftape, se nota que han pasado por algo similar y, sobre todo, que tratan de ser sinceras, sobre todo con ellas mismas y su trabajo.
--Pregunta: ¿Cuán duro es hacer un ‘selftape’?
Joana (J): Hay un punto que es guay porque te abre la puerta, uno, a que no te gastes mil Aves para ir a Madrid, y dos, si hay primeras cribas, es una manera de poder hacer el casting y que puedan ver un poco. Antes veían a menos gente porque era más específico.
--¿Y qué esperan que pase con esta serie?
J: No sé. Ya lo hemos hecho. Hemos puesto un pedazo de nuestra alma y espero que la gente la pueda ver y empatice…
Mireia (M): … y conecte con la historia de Joana y Mireia, que al final es una historia muy real y muy ficticia en la que esperemos que la gente conecte…
J. … Y que la gente la vea. La veremos porque es una maravilla.
--¿En qué momento decidisteis que esto sería el formato serie?
J: Hubo un momento en que Mireia y yo empezamos a hablar y pensamos que detrás de lo que hemos vivido hay una historia o hay algo que no ocurre normalmente. A partir de ahí empezamos a trabajar un poco y apareció el formato serie.
M: Pero este inicio fue a partir de un selftape, de ahí el nombre de la serie. Realmente todo parte de un día en que Joana y yo nos encontramos haciendo un selftape y de discutirnos mucho. Ver que realmente había una comparativa, una rivalidad extraña y fue como... ¡wow!
J: Es heavy, estábamos haciendo Selftape y recibíamos mensajes que nos pedían a las dos hacer un selftape para el mismo personaje y todo. Y era un poco… vale.
M: Ahora tenemos que colocarnos aquí con un trípode, con una cámara y como, venga, acción. Y ahí fue cuando nos dimos cuenta de que aquí había una historia que quizás debemos contar.
J: Y empezamos a indagar y a bajar hacia las profundidades. Y nos lo ha salido esto.
--De hecho, se desnudan mucho anímicamente. ¿Les ha costado mucho? ¿Veían también necesario reflejar esa parte de la realidad del mundo actoral
M: Sí, es verdad que teníamos muchas ganas de hacer una serie que enseñara esa doble cara de la moneda. Que se vieran estas situaciones que a veces pasan desapercibidas y que la gente, las espectadoras no saben: que en la carrera de cada proyecto seguro que hay situaciones en las que las actrices o los actores se sienten muy vulnerables. Todo queríamos hacerlo desde un lugar muy personal y hablando siempre desde nuestras vivencias y no ponernos a hacer bandera de nada. Es muy probable que haya actrices que vean la serie y piensen que no lo he vivido así.
J: Y tampoco estamos enseñando la profesión ni queremos decir que la profesión es mala, sólo queremos contar nuestra historia y cómo la hemos vivido.
M: Sí, por eso tampoco decimos nombres ni apellidos, simplemente estamos explicando situaciones en las que nos hemos encontrado nosotros y hemos tenido que lidiar con según qué.
--En la serie se muestran pinceladas de abusos de muchos tipos dentro de la profesión. En los medios no siempre se ven. ¿Son comunes o es que cuesta mucho denunciarlo?
J: Sí, total.
M: Al final es nuestra burbuja. No sé si ocurre un poco en todas partes. Es verdad que si saliera algo de alguien concreto en la industria del cine o del periodismo se haría más que si ocurre en una empresa más pequeña, que tiene menos repercusión. Esto da cosa porque hay muy poco trabajo y es un mundo es pequeño. Cuesta decir nombres y apellidos.
J: Si trabajas una vez cada seis meses y allí sufres un abuso de poder o de lo que sea, da mucho miedo. Porque afecta a tu salud mental y necesitas trabajar. Es una profesión muy vulnerable.
J: Esto no quiere decir que ocurra siempre, porque seguro que tenemos muchas compañeras de profesión que nunca les ha pasado nada. Pero bueno, es difícil denunciar estas cosas, y verlo también es difícil. Nosotros nos hemos dado cuenta de según qué con tiempo y con un proceso. También es verdad que la Joana y la Mireia de la ficción están muy atrás de Joana y Mireia de ahora. Por eso hemos podido hablar de lo que hemos hablado.
--Claro. Una vez viven este tipo de situaciones, ¿cuánto ha tiempo ha costado no sólo levantar la serie, sino también verbalizarlo, construirlo?
M: La primera idea la tuvimos en el 2015. Después fue 2019 cuando empezamos a tener cosas un poco más claras. Ha habido todo un proceso de maduración detrás, de cierto tiempo. No fue de un día para otro, que pensamos que debíamos hacer una serie y cómo. Precisamente, nos hemos ido haciendo mayores con esa idea que teníamos en la cabeza podía formularse y podía ser coherente dentro de lo que nosotros habíamos vivido y de lo que queríamos explicar.
J: También, antes de entrar en Filmax y empezar a trabajar todos los capítulos con el equipo de guión, con Iván Mercadé, Carlos Rodisco y Clara Esparrach, hubo un momento en que Mireia y yo nos dimos cuenta que era todo muy externo. Y bajar y decir “debemos ir a la raíz”, llevarlo a tierra, hacer un ejercicio de ir, hablar nosotras dos de cómo nos sentimos. Descender, escribir y crear desde aquí.
M: Desde una profundidad.
--¿El hecho de que sean hermanas lo hizo más fácil o más difícil?
J: No sé, yo creo que siempre, como actriz puedes tener momentos en que todo sucede esto, con la hermana, con amigos, con amigas, actrices. La envidia en nuestra posición, en la que hay tan poco trabajo y que trabajan tan pocos, creo que es inevitable, y el compararte igual. No sé, creo que con la hermana hay momentos más fáciles porque hay cosas, porque piensas que lo que no me ha tocado a mí, le he tocado a ella, y hay momentos en que es más difícil porque piensas ¿por qué ella y no yo? Bueno, a mí me ocurre más eso, a ti te pasa menos (sonríe).
M: A mí me pasa menos, yo siempre quiero que le cojan a ella.
--También son dos caracteres muy opuestos. Mireia parece ser la más calmada y tú como la que explota más. ¿Cuán a favor o en contra juega eso? ¿La industria entiende estos caracteres?
J: ¿Pero ahora estás hablando de ficción o de realidad?
--De todo
J: Nosotras queríamos crear una Jona y una Mireia que fueran nuestros alter egos, super apretados. Hay muchas cosas de Mireia que yo tengo y a la inversa.
M: También porque era una forma de hacer drama, de generar momentos de conflicto porque si no nos quedaba todo muy plano también. Teníamos que hacer Mireia mucho más compleja, una Joana, tal vez más insegura. Apretamos esos aspectos al máximo para que los personajes fueran más interesantes.
J: Y que se hicieran de espejo entre ellas. Que Joana quisiera lo que tiene Mireia y Mireia quisiera lo que tiene Joana a nivel de amistades, de entorno...
--¿Cuándo entra Bàrbara Farré en el proyecto?
M: Muy tarde.
J: Esto fue muy precipitado. En seis, siete meses, u ocho meses lo hicimos todo. Entonces, Bárbara entró dos o tres meses antes de empezar a rodar. Fue interesante y una figura curiosa. En este triángulo de tener a las actrices, productoras ejecutivas, guionistas y a la vez hermanas ahí, ella fue capaz de…
M: …de jugar ese rol, de ser muy poco intrusiva, pero a la vez entender muy bien la historia. Jamás nos preguntó qué era verdad y qué era ficción. Eso para nosotros también era muy generosa por su parte. Nos pareció muy bien que no estuviera queriendo hacer morbo de esto, sino que lo que quería era simplemente entender la historia de cómo nosotros lo hemos querido contar y cómo lo hemos escrito. En este sentido, Bárbara tenía un reto enorme: rodar una serie en 22 días, 30 localizaciones, algo desmedido, con pocos recursos… y han logrado hacer una serie que es la que teníamos nosotros en la cabeza. Una serie muy preciosista, que a su vez se combina con una verdad muy clara, que son los dos personajes de Joana y Mireia, que están interpretados desde la verdad todo el rato.
J: Y nos gustaba la idea de que pudiera parecer una serie un poco europea Barbara y todos tenían claro eso.
M: Creo que los cuatro, Lucas Casanovas también, lo teníamos muy claro y en la cabeza eso. Y lo han cuidado mucho y estamos muy contentas.
--¿Pero temen que mucha gente, con morbo, vaya a buscar qué es real y qué no?
J: Nos da igual.
M: Sí. La verdad es que no queremos tampoco hacer morbo de esto.
J: Y se va a generar, pero nos ha dado igual, porque, en realidad, las únicas que sabemos 100% qué es verdad y qué no, somos Mireia y yo. Tenemos amigos. familia que sabrán de cosas, la familia que sabrá de cosas, y la gente que no nos conozca, dirá qué es verdad y qué es mentira. Esto ya nos gusta. Al final todos estamos en las redes sociales creando historias y creando vidas que son o no verdad. También es una auto-ficción.
M: Instagram es una autoficción.
--¿Y ahora tienen más ganas de hacer más cosas como guionistas, también?
M: Evidentemente. Creo que hemos encontrado el mejor tándem.
J: Se nos ha abierto una puerta y esto es muy guay.
M: Y es posible. A veces idealizas un tú del futuro, diciendo: me gustaría crear algo y sentirme cómodo con lo que estoy haciendo y entender la profesión desde un sitio real. Con esto vemos que es posible rodar con unas condiciones dignas, hacer algo que te apetezca, es posible interpretar papeles que te interpelen de manera directa.
J: Ves que puedes hacerlo. No es un sueño de la gente que es creadora. Creo que lo único que nos diferencia a nosotras de alguien que tiene la idea es que, de repente, decidimos ir a saco con esto. Lo fuimos y hemos tenido mucha suerte y somos muy privilegiados en muchas cosas. Dejamos de trabajar, dejamos de todo porque hubo un momento en que fue nuestra prioridad.