La presidenta del BCE, Christine Lagarde / EP

La presidenta del BCE, Christine Lagarde / EP

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Por qué el BCE puede ser la solución para España

La compra de deuda del Banco Central Europeo actuará, en la práctica, como la mutualización que diferentes países piden con los coronabonos, a los que se oponen Alemania y Holanda

3 abril, 2020 00:00

Bronca y reproches cruzados. El Gobierno español que preside Pedro Sánchez recibió el apoyo implícito de su homólogo portugués, Antonio Costa, quien calificó de “repugnantes” las declaraciones del ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, en contra de la mutualización de la deuda europea. Y, ante la inminente decisión del Consejo Europeo, se intenta superar la barrera que supone la mutualización de la deuda por la oposición de los países centrales de la UE: Alemania, Holanda, Finlandia y Austria.

Sin embargo, para España, aunque se ha asociado con Francia e Italia en esa defensa de los llamados coronabonos, la solución pasa por el BCE, que puede ser, en la práctica, el gran instrumento para hacerse cargo de la deuda europea, además de contar con un fondo que ha anunciado la Comisión Europea de hasta 100.000 millones de euros para paliar los efectos de los ERTE.

Déficit y deuda

España puede llegar a un 5%-7% del déficit público en 2020 con el actual parón económico y con todas las medidas que ha anunciado el Gobierno para paliar la situación de los sectores más afectados. Y la deuda pública, al finalizar el año, se podría encaramar al 105% del PIB.

¿Qué hacer? Para el economista José Carlos Díez el BCE “es el gran instrumento, puede resolver una difícil situación, teniendo en cuenta que las instituciones europeas esta vez no están actuando como en 2008”. Es decir, “todos se están moviendo, se buscan fórmulas para reaccionar e impulsar la economía lo antes posible”, añade el también economista y profesor en la UB, Gonzalo Bernardos.

Los instrumentos posibles, no los ideales

¿Pero por qué el BCE puede ser la solución? El hecho de que la presidenta del organismo, Christine Lagarde, se haya comprometido a comprar toda la deuda que sea necesaria, a pesar de sus titubeos iniciales, implica que el resto de países de la zona euro asumirán las consecuencias de que un país pudiera quebrar. El BCE no compra deuda directamente, lo hace en los mercados soberanos, pero con una financiación que, a muy largo plazo, puede resultar suficiente para países como España o Italia. Y eso junto al fondo que aporte el MEDE, el fondo de liquidez que esta vez --a diferencia de 2008-- no podrá estar condicionado a una serie de reformas o de medidas de cumplimiento. Sí lo estará al uso que se haga de esos recursos, es decir: destinados para medidas que rehagan la economía de diferentes sectores afectados directamente por la crisis del coronavirus. Así lo entienden los economistas consultados, que llegan a una conclusión: “Hay que tomar los instrumentos con los que se cuenta, aunque a largo plazo se deba ir hacia una mutualización de la deuda, con los eurobonos”, según Bernardos.

Los últimos presidentes del BCE, Christine Lagarde y Mario Draghi / EP

Los últimos presidentes del BCE, Christine Lagarde y Mario Draghi / EP

España no será rescatada, con esa idea que tiene una connotación negativa. En los mercados ha colocado deuda estas semanas con facilidad. Ha emitido bonos a diez años a un tipo de interés del 0,751%, con demandas que han triplicado la oferta del Tesoro. La cuestión es que, sin el BCE, y con una deuda pública que pudiera pasar con creces la frontera del 100%, sí podría tener problemas, porque los mercados buscarían la deuda más segura, la alemana, provocando un diferencial en la prima de riesgo, y, por tanto, un problema de financiación serio para el Tesoro español.

Los accionistas del BCE

El BCE tiene accionistas, en proporción al poder económico de cada país de la zona euro. El economista Josep Oliver señala que en caso de reestructuración de la deuda de un determinado país, las pérdidas se distribuirían entre los diferentes accionistas y Alemania representa el 30%. Por tanto, esa sería la mutualización de la deuda europea, aunque el ciudadano europeo no lo perciba así. Un holandés o un alemán, a pesar de los grandes escollos que tuvo el BCE presidido por Mario Draghi para liberarse del corsé alemán, ya no ve con malos ojos su etapa expansiva. Pero sí se opondría a una mutualización a través de eurobonos. En este caso, el nombre sí es importante.

Por ello, Gonzalo Bernardos insiste en que no se trata de un problema realmente de dimensiones cósmicas. El parón económico, por la crisis sanitaria, que ha implicado que las empresas opten por los ERTE, y el despido de contratos temporales, con graves consecuencias para sectores como el turístico, podría resolverse con una compra masiva del BCE cuando países como España recurran a la deuda. “Puede ser asumible, con tipos de interés muy bajos y en un plazo de tiempo muy largo”, señala.

Dos Europas

El gran problema en la Unión Europea es la diferencia entre dos bloques de países con modelos productivos realmente distantes. La deuda pública de España es del 98%, la misma que Francia, mientras Italia tiene el 135%. En cambio Holanda presenta un 52%; Alemania el 62%, por el 74% de Austria. Son modelos orientados a la exportación, con otros países que también han hecho un gran esfuerzo en esa dirección, como España, pero que importan de esos mercados del Norte. Fruto de ello, aparecen los números en la balanza por cuenta corriente. Y aunque España ha conseguido estos años porcentajes positivos, los de Holanda o Alemania son enormes: del 10,8% y del 7,3% respectivamente, según Eurostat. ¿Esas diferencias permiten mutualizar la deuda, o formar parte del mismo club político y económico?

Para España ahora, no en el medio o en el largo plazo, --la incertidumbre sobre el futuro de la UE es enorme-- la solución pasa por el BCE y el MEDE, con fondos que se llamarán, según Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano, “fondos de reconstrucción”, y que aunque no lo sean esta vez estarán asociados a los fondos de los hombres de negro que pidieron cuentas en la crisis de 2008 a los países del Sur.