La curtidora Colomer Munmany se recupera tras un duro declive
Lleva cuatro años con resultados positivos
11 octubre, 2016 00:00La empresa Colomer Munmany registra en los últimos tiempos un cierto renacimiento, después de haber estado sometida a una draconiana cura de adelgazamiento.
La historia de la casa es secular, pues se fundó en 1791. A lo largo de su dilatada existencia ha visto de todo. Pero sus acontecimientos más recientes están señalados por el desembarco de un terceto de inversores, Pedro Olabarría Delclaux, Carles Sumarroca Coixet y Jaime Rosell Sanuy, quienes a comienzos de los años noventa entraron en el capital y tomaron posiciones hegemónicas en detrimento de la familia Colomer.
En aquellos momentos, la empresa contaba con valiosísimos activos en el casco urbano de Vic, facturaba 120 millones y contaba con un millar de empleados, además de una ramificada red de filiales exteriores.
¿Cuál es la situación presente? Se condensa en tres escuetas cifras correspondientes a 2015. Una plantilla de 173 personas. Unos ingresos de 44,5 millones, que suponen un alza del 10%, tras haber marcado mínimos de 32,9 millones tres años antes. Y unos beneficios de 1,88 millones, contra 1,1 en 2014. Valga añadir que la firma viene arrojando resultados positivos desde 2012. Sobre poco más o menos, el tamaño de la casa es hoy la mitad del que tenía cuando desembarcó el terceto de marras.
Colomer está especializada en artículos de piel en doble faz, napa y ante, que se destinan a las industrias textil, calzado, marroquinería, guantería y complementos.
El consejo de administración está presidido por un veterano profesional de la gestión empresarial, Emilio Gutiérrez Fernández de Liencres, quien anteriormente trabajó en Banco Mercantil de Tarragona, la inmobiliaria Filo, las loterías catalanas Luditec y la papelera Torras Hostench, germen de Grupo Torras.