Comsa ultima la refinanciación de su pasivo
El gigante Comsa Corporación de Infraestructuras, de Barcelona, ha quemado las últimas etapas de su negociación con las entidades financieras para ajustar sus deudas a la cruda realidad del negocio constructor.
La compañía afronta en diciembre un estratosférico vencimiento de 866 millones de euros, a todas luces imposible de devolver con la actual generación de caja. Comsa cerró el ejercicio de 2015 con un pasivo circulante superior al activo circulante en 514 millones.
Los puntos cardinales del nuevo convenio con la banca son fundamentalmente dos: dispensa temporal para amortizar dicho préstamo y una quita de hasta el 25%. Los pasivos bancarios totales del grupo consolidado ascienden a 1.135 millones.
Este año, Comsa ya ha logrado un acuerdo del género, aunque de un importe muy inferior. Vendió varias concesiones por importe de 155 millones, que aplicó de forma inmediata a cancelar créditos por 152 millones. En el trasiego, las entidades se avinieron a condonar 38 millones.
Comsa ha presentado a los bancos un nuevo plan de negocio. Consiste en centrar las actividades del grupo en los negocios de infraestructuras e ingeniería, en particular en obras ferroviarias, que fue el origen de la vieja Comsa, fundada por la familia Miarnau.
Por lo demás, en 2015 el grupo ya estuvo a punto de lograr el ansiado equilibrio, después de que en el periodo 2012-2014 registrara unas pérdidas de 217 millones, aunque según el auditor en realidad fueron 270 millones.
Los resultados del pasado ejercicio se cifraron en 591.000 euros negativos, frente a los casi 30 millones del año anterior. El flujo de caja fue positivo en más de 28 millones. La cifra de negocio bajó de 1.237 a 1.131 millones, es decir, casi la mitad que los 2.167 millones girados en 2011, máximo histórica de la casa.
Grupo Comsa está formado por 163 compañías. El capital se reparte entre las familias Miarnau, 70%, y Sumarroca, 30%. El consejo de administración está formado por siete sociedades patrimoniales. Cuatro de ellas están representadas por los Miarnau, una por el abogado Josep Lluís Vilaseca Requena y las otras dos por Albert Sumarroca Claverol.
Varios miembros de esta última saga se han visto salpicados por presuntos casos de corrupción en Cataluña. Jordi Sumarroca Claverol, su prima Susana Sumarroca y su tío Joaquim Sumarroca fueron detenidos en julio de 2015 en la operación Petrum.
Se les acusaba de estar supuestamente implicados en una gran trama de facturas falsas del ayuntamiento de Torredembarra. El patriarca de la estirpe, Carles Sumarroca Coixet y su hijo Carles Sumarroca Claverol, también hubieron de comparecer en la Audiencia Nacional para explicar sus negocios con el controvertido Jordi Pujol Ferrusola.