El grupo fronterizo Tramuntana pierde 2,2 millones por el Covid

La declaración del estado de alarma en marzo de 2020 en todo el país, desencadenó un seísmo sin precedentes en el grupo Tramuntana. De los 60 negocios que explota en La Jonquera y el resto de España, 52 hubieron de bajar la persiana.

ERTEs en todo el grupo

De forma inmediata, la dirección de Tramuntana presentó una cascada de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTES). La batería de reestructuraciones fue tal que de los 620 trabajadores en nómina, más de 500 acabaron sujetos a ellos. Así se mantuvo el conglomerado de forma intermitente hasta finales de 2020.

La consecuencia de semejante desbarajuste fue una caída a plomo del giro consolidado, que pasó de 120 a 84 millones de euros. La familia Raurich explica en la memoria anual que se adoptaron medidas drásticas para el recorte de gastos de todo tipo.

Quebrantos y fondos líquidos

Pero esas actuaciones no frenaron la sangría de los resultados. Las pérdidas de explotación de Grup Tramuntana se dispararon hasta 5,8 millones.

Tramuntana posee cuantiosas posiciones financieras por importe de 24 millones, colocadas en fondos de inversión. Parte de ellas se canalizan mediante una sociedad Sicav, el instrumento preferido de los millonarios hispanos. La Sicav y el resto de inversiones financieras son muy rentables. El año pasado rindieron un excedente de 2,2 millones, 400.000 euros más que en 2019.

Tras contabilizar todas las partidas antedichas, el resultado consolidado de Grup Tramontana arrojó en 2020 una pérdida final de 2,2 millones, contra los 727.000 euros de beneficio del año 2019.

Tabaco y alcohol

Los tentáculos comerciales del grupo empresarial son muy extensos. Comprenden 35 locales Wolala, siete supermercados, 10 perfumerías Éclair, dos tiendas de moda, cinco restaurantes y tres hoteles de medio pelo en la Jonquera.

El filón del grupo Raurich son los 5 establecimientos sitos en La Jonquera, que expenden tabaco y bebidas alcohólicas a destajo a los clientes procedentes de Francia.

Compradores

Desde los inicios de Tramuntana en 1945 hasta 2010, centró su desarrollo en el municipio limítrofe de La Jonquera. El 95% de los compradores que pasaban por sus cajas registradoras eran viajeros, sobre todo del país vecino.

A partir de ese año, los amos de Tramuntana acuerdan ampliar el horizonte y proyectan su consorcio a Valencia, Baleares, Aragón, Navarra, País Vasco, Madrid, Castilla y Galicia.

Gigante provincial

Grup Tramuntana se ha alzado como uno de los mayores conglomerados corporativos de la provincia de Girona y de su comarca del Alt Empordà, ya sea en términos de cifra de negocio o de dotación patrimonial.

El pequeño gigante ampurdanés está integrado en la compañía holding Gemra SA. Esta se encuentra domiciliada en avenida Catalunya número 4, de El Portús. De dicha mercantil dependen las ocho filiales integrantes de Tramuntana.

Inmuebles valorados en 61 millones

La corporación Gemra SA declara en sus estados contables consolidados unos activos de 124 millones y unos recursos propios de 86 millones.

Al margen de la nutrida tesorería de 24 millones antes aludida, el grueso de los bienes son locales y edificios en propiedad, tasados en libros en 61 millones.

Instrumentales y dueños

Los principales accionistas del grupo Gemra SA son las tres sociedades patrimoniales Almukalla, Escuturida y Bellaguarda 2003. La primera posee el 33% del capital; las otras dos, el 23% cada una.

Almukalla pertenece a Joan Raurich Santaló; Escuturida a su hermana Maria Assumpta; y Bellaguarda al hermano Joaquim Raurich Santaló.

Paga de los gestores

El consejo de administración de Gemra SA lo forman el terceto citado, más una cuarta componente, Maria Mercè Santaló Grau.

Este órgano gestor devengó el año pasado una retribución de 528.000 euros, similar a la del ejercicio anterior.

Catalán, francés y español

Gemra SA y sus sociedades dependientes Tramuntana se definen en el documento de información no financiera de 2020 como un grupo “de raíz catalana vinculado profundamente a nuestro territorio y cultura, con una clara voluntad de servicio al país y a su gente. Promovemos el catalán como lengua de uso cotidiano entre nuestros empleados y en nuestros servicios internos”.

Tras esta declaración de principios irrenunciables, la saga Raurich Santaló aclara que “somos conscientes de nuestra ubicación en una zona fronteriza, por lo que también es indispensable el dominio y el uso del francés y el español”.