Uno de los debates actuales es si los adolescentes deben o no tener acceso a tarjetas bancarias

Uno de los debates actuales es si los adolescentes deben o no tener acceso a tarjetas bancarias

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Adolescentes y tarjetas bancarias: ¿educación financiera o locura?

El último informe PISA, que refleja el uso de este producto por parte del 54,2% de menores de 15 años en España, hace aflorar el debate sobre su idoneidad

15 octubre, 2017 00:00

En España el 54,2% de los adolescentes de 15 años tienen una tarjeta de débito o una prepago para su uso personal, de acuerdo con el último informe PISA de la OCDE sobre las finanzas y los adolescentes.

El debate sobre la necesidad de este producto ha reaparecido junto con el reconocido informe. Por una parte, estas tarjetas permiten que los adolescentes dispongan de un poco más de independencia económica al tiempo que les ayuda a comenzar a gestionar sus finanzas. No obstante, es necesario conocer qué tipo de cuenta o qué plástico les conviene. Y eso dependerá del grado de control o libertad que se quiera darles.

La decisión de abrir a un hijo una cuenta corriente o una tarjeta bancaria irá en función de los padres. Los menores de 18 años no pueden contratar ningún producto bancario sin la presencia de sus tutores legales, según explica el comparador financiero HelpMyCash.com, por eso es imprescindible conocer qué límites y libertades tiene cada opción para elegir con el mayor conocimiento de causa.

¿Qué grado de autonomía darles?

En primera instancia, se debe pensar qué tipo de acceso al dinero se quiere darle o la autonomía con la que el hijo podrá operar. El comparador financiero HelpMyCash.com explica las diferentes alternativas a las que podemos optar así como sus ventajes e inconvenientes.

La opción más habitual es abrirles una cuenta para jóvenes, diseñada específicamente para menores de edad a la cual se tiene acceso para controlar sus desembolsos. Esto significa que el menor tendrá en posesión una tarjeta de débito asociada a la cuenta con la que podrá realizar compras o sacar dinero en los cajeros de la entidad.

Hábito de ahorro

El estudio de PISA desvela, además, que el dinero del que disponen lo reciben, principalmente, por regalos de familiares (79%), la paga o hacer tareas en casa (37,7%) o con algún trabajo en horas no lectivas o ayudando en el negocio familiar (55,2%). Contar con una cuenta corriente facilita crear un hábito de ahorro para gestionar sus finanzas de manera responsable.

La otra opción sería contratar una tarjeta prepago, es decir, que no está vinculada a ninguna cuenta corriente. Actúa como un monedero y solo permitirá disponer del saldo que se recargue previamente. Las características principales son que no podrán depositar sus ahorros ahí, sino que deberán estar en una cuenta aparte y que no permitirá gastar más del dinero que hay en el plástico, sin posibilidad de realizar un descubierto.

Cuentas asociadas

Este tipo de cuenta también permite que la tarjeta esté asociada a la cuenta de los progenitores sin que el hijo tenga acceso a todo el dinero ahí depositado. Asimismo, se pueden efectuar transferencias al instante.

Otra alternativa es solicitar una de débito adicional ligada a la propia cuenta corriente. Aunque esta opción no es demasiado utilizada, dado que tendrá acceso a todo el dinero depositado sin posibilidad de establecer un límite y no siempre los bancos permiten solicitar una tarjeta adicional si el titular es menor de edad.

Independientemente de este abanico de opciones, es primordial contar con una buena educación financiera. Un aprendizaje de las comisiones, características, ventajas e inconvenientes de cada producto bancario que se contrate y poder utilizarlos de manera responsable.