Xavier Marcet, presidente de Sarah Marlex

Xavier Marcet, presidente de Sarah Marlex Cedida

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Xavier Marcet, el hombre que 'susurró' a Illa y sus consejeros entre viñedos

El presidente de Sarah Marlex dio una conferencia al Govern en la Terra Alta por el arranque del segundo año de legislatura

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Antes de multiplicar por cuatro su plan por el parque de vivienda público, de diseñar la respuesta al mayor corte de la historia de Rodalies, de reunirse con Carles Puigdemont y de confesarse con el Papa en el Vaticano, Salvador Illa y sus consellers tomaron fuerza en unas reuniones de trabajo fuera de Palau, entre los viñedos de la Terra Alta (Tarragona).

Un cónclave de primer nivel en el pequeño municipio agrorural de Arnes que tuvo el cameo de Xavier Marcet. El reconocido consultor y empresario recibió el encargo del equipo del president --tiene a varios exalumnos suyos en el núcleo duro de la Generalitat-- de ofrecerles una de sus clases a modo de "estímulo externo" la noche del viernes, 29 de agosto. Después, ambos cenaron juntos.

Illa, repartidor de juego

El directivo de la consultora Sarah Marlex, natural de Terrassa y curtido en primera línea de empresas y aulas universitarias en Barcelona y Estados Unidos, era la primera vez que tenía como a alumnos a un presidente y a sus consejeros en España: "Hice algunas cosas parecidas en Boston y también en Italia, pero aquí sí ha sido la primera vez; es algo excepcional".

En el encuentro, que superó la hora de duración, el jefe del Govern repartió juego, invitando a los titulares de las distintas carteras a compartir sus inquietudes. La gestión pública y la privada tienen puntos en común, que Marcet plasmó en sus llamadas a la acción y diapositivas, articuladas en torno a conceptos como "liderazgo", "sostenibilidad", "agenda" y "claridad estratégica", entre otros.

Pasar a otro nivel

Sílvia Paneque, Albert Dalmau, Miquel Sàmper y el resto del Govern fueron instados a "hacer que las cosas pasen", "no sumar sino multiplicar, delegando en las personas", y llevar a sus conselleries a "otro nivel". ¿Cómo? "Rompiendo con la inercia", aclara el empresario en una entrevista a este medio; "generando un mayor impacto, incorporando miradas que hasta ahora no somos capaces de incorporar", añade.

Algunos ejemplos. El día que Apple dejó de fabricar ordenadores para lanzar su amplio abanico de dispositivos pasó a otro nivel; también lo hizo en Cataluña Casa Tarradellas cuando, además de fuets, entró en el negocio de las pizzas.

La Generalitat lo haría si "aprovechara la ola de la inteligencia artificial para crear una nueva generación de políticas públicas, crear una cultura complemente focalizada en el ciudadano, deshacer lógicas burocráticas y valorar la gestión por indicadores de impacto más que de proceso".

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa (c), y los 'consellers' de su Govern en las jornadas de trabajo en Arnes (Tarragona)

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa (c), y los 'consellers' de su Govern en las jornadas de trabajo en Arnes (Tarragona) Alberto Paredes / Europa Press

Hándicaps

Uno de los principales hándicaps de la gestión pública, en contraposición al mundo empresarial, es la corta vida de los gobiernos catalanes. El de Pere Aragonès duró poco más de tres años; el de Quim Torra, menos de dos y medio. "Alcanzar los cuatro años ya es excepcional", y al periodo de adaptación de cualquier cargo público --"que dura hasta seis meses"-- le sigue el despliegue de concursos públicos, que se alargan "cuatro, cinco o seis meses, suponiendo que nadie presente alegaciones".

Un tercer factor lo dilata todo aún más. "Si haces planes que no dicen nada, no pasa nada, pero mi experiencia es que todos los planes que dicen cosas generan resistencia al cambio, y necesitas más tiempo para gestionarlo. ¿Qué significa todo esto? Que desde que aterrizaste hasta que comienzas a ejecutar un plan, prácticamente ya han pasado dos años y medio".

Hecho el diagnóstico, Marcet tiene clara la receta, y recomendó a los consellers que tomaran "buenas decisiones y con impacto", porque "una buena decisión sin impacto pierde la capacidad de transformación". Es decir, "que sirvan a la ciudadanía, sean sostenibles, generen un legado y las ejecuten las personas adecuadas", en palabras del presidente Sarah Marlex.

III Encuentro del Govern, en Arnes (Tarragona)

III Encuentro del Govern, en Arnes (Tarragona) Generalitat de Cataluña / Rubén Moreno

Las trampas de la oposición

Preguntado por este medio por cómo Illa debe manejar las siempre complicadas relaciones con los socios parlamentarios, coincidiendo con la espera del visto bueno de ERC y Comuns para empezar a negociar los presupuestos de 2026, Marcet recomienda "gestionar la complejidad sin incrementarla, sin perder nunca la autenticidad ni la paciencia". "¿Qué quiere decir autenticidad? Pues que no hay que buscar supermujeres ni superhombres, sino mantener un nivel de coherencia razonable".

La conversación con Marcet, asimismo, se produce pocos días después del intento de Junts de provocar un caso Ventorro contra Illa, tratando de situarlo en Madrid cuando comenzaron las inundaciones en las Terres de l'Ebre, en una suerte de paralelismo forzado con el presidente valenciano, Carlos Mazón. Su consejo es "serenidad y autenticidad, poner perspectiva y no caer en cada trampa".

El egarense ha trabajado para más de 600 empresas, como Sony, HP, Telefónica, Seat e Inditex. Imparte una media de 120 conferencias al año, dirige un seminario anual para empresarios de compañías españolas en Boston y es fundador de Lead To Change, empresa boutique de consultoría de estrategia, transformación de organizaciones e innovación ahora integrada en Sarah Marlex. Y ha escrito libros sobre management humanista, como Esquivar la mediocridad, Crecer haciendo crecer Management del sentido común, entre otras ocupaciones.

"Me sentí un privilegiado por poder compartir mi experiencia del mundo empresarial con Illa y sus consellers, lo que fue muy, muy interesante e inspirador para mí", recuerda. En Arnes, donde se dibujaron las líneas del segundo año de la legislatura socialista, al menos durante aquella hora, no se habló de política.