La OPA de BBVA sobre Banco Sabadell pasa a la fase política
- El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, guarda silencio sobre los últimos movimientos de la operación bancaria después de que en campaña se pronunciara en contra de la fusión
- Más información: La CNMC complica la fusión de BBVA y Banco Sabadell al extender su análisis a la Fase 2
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El intento de BBVA de absorber Banco Sabadell de forma hostil, sin acuerdo entre los respectivos órganos de gobierno, pasará por el tamiz político antes de lo esperado. Algo que añade obstáculos a una operación ya de por sí complicada, como prueba el hecho de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) haya decidido darse más tiempo para pronunciarse y pasar el expediente a la Fase 2.
Esta segunda etapa del proceso incluirá la participación de las Comunidades Autónomas en las que la concentración del negocio financiero --derivada de la eventual fusión entre ambas entidades-- genere un mayor impacto.
Así lo ha determinado la Sala de Competencia del organismo regulador que preside Cani Fernández, que solicitará un informe a los gobiernos regionales cuyos territorios se encuentren en esta situación. Los de Cataluña y Comunidad Valenciana son los más señalados, dada la notable implantación de ambos bancos en estos territorios.
Es en este punto donde el panorama se le complica a BBVA, probablemente antes de lo que esperaba. Desde el primer momento en que la operación se planteó, la Generalitat valenciana ha mostrado su completa oposición a esta maniobra. El apoyo del Ejecutivo levantino a Banco Sabadell se escenificó en una reunión entre el jefe del Govern, Carlos Mazón, y el presidente de la entidad, Josep Oliu.
Cabe recordar que en su día el Sabadell se hizo cargo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), referente de la actividad financiera de la región junto a Bancaja antes de que la crisis de principios de siglo se llevara por delante el negocio de las cajas de ahorros en España.
Además, Alicante fue la alternativa elegida por el Sabadell para situar su sede social cuando decidió abandonar Cataluña en 2017 por el procés.
Prudente silencio
La ligazón de Banco Sabadell con la Comunidad Valenciana hace que el Ejecutivo regional no sea precisamente neutral en este asunto. Mazón --quien atraviesa en la actualidad momentos difíciles por su actuación y la de su equipo de Gobierno en la DANA que ha asolado la región--, ha criticado con dureza la maniobra de BBVA, al que ha llegado a acusar de mantener una "actitud soberbia".
Por su parte, la recién estrenada Generalitat de Cataluña con Salvador Illa al frente guarda un prudente silencio sobre una operación que dio sus primeros pasos a comienzos de mayo. Es decir, semanas antes de celebrarse las elecciones autonómicas que dieron lugar a la formación del actual Govern.
Contrario a la OPA en campaña
No obstante, durante la campaña previa a aquellos comicios, el entonces candidato del PSC se posicionó en contra de la OPA hostil del BBVA.
Como la mayoría de los otros actores implicados en la operación (entre otros, patronales y sindicatos), los políticos han argumentado sus posiciones contrarias a una eventual fusión con el impacto negativo sobre el empleo y la oferta financiera para las empresas, especialmente para pymes y autónomos, y para los ciudadanos en general.
En último término, en el caso de que la labor del regulador de Competencia alcance su última fase, será el Gobierno central el que tenga la última palabra. Dado que Moncloa también ha sido contundente en su oposición a la oferta, BBVA ha lanzado de forma reiterada un mensaje conciliador de colaboración, con el objetivo de "convencer al Gobierno" de las bonanzas de la fusión para hacerle cambiar de opinión.
En las últimas semanas, BBVA ya no descartaba que el análisis de la CNMC se fuera hasta la segunda fase, aunque consideraba que no debería ser necesario. Con lo que no contaba era con que el factor político fuera a irrumpir en el escenario tan temprano.
Una circunstancia que deja a la entidad que preside Carlos Torres con un menor margen de maniobra para tratar de hacer ver al Ejecutivo central que el resultado de la operación es beneficioso para la economía del país.
Una nueva dimensión
En esta segunda fase, ambas entidades tendrán la oportunidad de seguir participando en el proceso. En el caso del oferente, con más información al regulador; en el del banco opado, con sus correspondientes alegaciones. También será el turno para aquellos "terceros con interés legítimo", como denomina la CNMC a los actores citados anteriormente, la mayoría de los cuales no ven la OPA con buenos ojos.
La decisión del regulador hace que la eventual fusión bancaria entre en una nueva dimensión, con un nuevo tablero de juego. A los criterios técnicos, números, cifras, estimaciones de costes, etc, se unirá ya el factor político. Una variable más imprevisible y difícil de controlar.