La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero

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La amenaza de la banca al nuevo impuesto: la deslocalización silenciosa

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La fiscalidad de grandes empresas ha sido la gran protagonista de la última semana de octubre, con un resultado muy diferente entre sectores. Mientras las energéticas han conseguido que el impuesto especial decretado por el Gobierno hace dos años decaiga, la banca espera la correspondiente tramitación parlamentaria para el establecimiento de una nueva figura fiscal que volverá a impactar en su cuenta de resultados.

Mucho se ha hablado y escrito sobre ambos casos. Las amenazas de deslocalización de inversiones y de traslado de proyectos industriales a otras geografías por parte de algunos componentes del sector energético ha contrastado con la aparente pasividad del financiero, en el que algunas voces ya admiten una cierta falta de reflejos y reacciones demasiado tardías.

Sin embargo, el hecho de que la banca no cuente con las mismas armas que otro tipo de industrias no significa que no vaya a reaccionar si, finalmente, el Gobierno logra sacar adelante el nuevo impuesto. 

En las comparecencias de los principales ejecutivos del sector en los últimos días, con motivo de la presentación de los resultados de los nueve primeros meses del año, todos ellos han destacado el compromiso con el país y han descartado algún tipo de actuación similar a las planteadas por las energéticas.

Varios clientes a las puertas de sucursales de la banca / CG

Varios clientes a las puertas de sucursales de la banca / CG

"Tendríamos la posibilidad de deslocalizar alguna actividad o algún centro corporativo, pero ni se nos pasa por la cabeza", aseveró con contundencia la consejera delegada de Bankinter, Gloria Ortiz. Su homónimo en BBVA, Onur Genç, se expresó en términos similares al asegurar que "somos un banco español y mantendremos nuestro compromiso con España".

Descartada una amenaza similar a la de las energéticas, lo que ha deslizado el sector como un posible escenario, en el caso de que se aprobara el nuevo impuesto, también es una deslocalización, pero en este caso de inversiones. Es decir, del crédito.

Distintas armas

"No creo que alguna de las entidades que estamos presentes en otros mercados vaya a deslocalizar actividades. ¿Pero dónde vamos a poner el dinero si en España se sigue desincentivando el crédito?", deslizó Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank.

El directivo admitió que los bancos no cuentan con las mismas armas que las energéticas. Una opinión compartida por el primer ejecutivo de Banco Sabadell, Cesar González-Bueno: "no es lo mismo disparar con un arma de alto calibre que con una pluma". 

Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, en un acto corporativo

Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, en un acto corporativo Cedida

Sin embargo, eliminado el factor de la inmediatez, el efecto es similar, aunque llega de forma paulatina y progresiva, prácticamente sin hacer ruido. Una suerte de deslocalización silenciosa. 

"La banca no se va a marchar ni a cambiar de sede pero ante un escenario de fiscalidad hostil se planteará destinar a otros mercados parte de la inversión crediticia que, en condiciones normales, iría a parar a España”, apuntan desde una consultora.

Fuentes del mercado apuntan algunos casos de compañías energéticas que, antes incluso de que el Gobierno se planteara hacer permanente el impuesto sobre el sector, ha comenzado a priorizar otros mercados a la hora de invertir.

El paradigma es Iberdrola que, además, no ha tenido reparos en admitir públicamente, en encuentros con analistas e inversores, su preferencia por mercados como Reino Unido o EEUU, en vista de que les ha ofrecido una mayor estabilidad normativa y una fiscalidad más atractiva.

Sin crecimiento en el crédito 

"En este caso, no se ha tratado de trasladar proyectos sino de ajustar el balance de las nuevas inversiones para poner el foco en aquellos lugares donde resultan más rentables", añade la fuente. 

Aparentemente, no ha habido señales de restricción de crédito en España en los últimos dos años, desde que está en vigor el impuesto especial a la banca. “Pero, en realidad, el crédito no está creciendo en España, las cifras no son buenas en los últimos años”, matizó Gortázar.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, preside el Consejo de Política Fiscal y Financiera

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, preside el Consejo de Política Fiscal y Financiera Mateo Lanzuela EUROPA PRESS

 

Aunque el ejecutivo prefirió no establecer una relación directa con el impuesto, sí se mostró seguro de que "sin él, daríamos más crédito". Y también de que "si se desincentiva con hasta un 6% sobre los intereses, el escenario será aún peor". 

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención entre los pocos detalles que se conocen sobre el nuevo impuesto es su carácter progresivo. Una circunstancia que, incluso, puede estar detrás de los síntomas de desunión que algunos expertos detectan en el sector a la hora de tratar de ejercer presión para revertir la situación. 

Diversificación

“No afecta a todos por igual y ese factor puede ser determinante a la hora de defender intereses comunes. Si ese aspecto está pensado para provocar una división, podría haber acertado de pleno”, concluyen las citadas fuentes.

A la espera de los acontecimientos, el abanico de posibilidades es amplio. Como recordó el consejero delegado de Santander, Héctor Grisi, "nuestro banco opera en 28 mercados. Y en ninguno de ellos hay un impuesto especial a la banca. Sólo en España".