Aumenta la temperatura en torno a las negociaciones que mantienen la familia fundadora y primer accionista de Grífols y el fondo Brookfield para el lanzamiento conjunto de una OPA con el fin de hacerse con el control absoluto del productor de hemoderivados. Los avances en el proceso judicial que Grífols mantiene abierto en EEUU contra Gotham City, el fondo que desencadenó el hundimiento bursátil y reputacional de la empresa, han convertido este factor en un elemento más de las conversaciones y su respuesta en los mercados indica que podría ser más relevante de lo esperado.
Las acciones de Grífols avanzaron un 6,4%, hasta 9,82 euros (muy cerca de los máximos de la jornada) al cierre de la sesión de este miércoles, en la que trascendió que la compañía ha ampliado la denuncia presentada en el Tribunal del Distrito de Nueva York, apenas unos días después de que Gotham publicara el primero de sus informes sobre la cotizada, en el que ponía bajo la lupa la veracidad de las cifras de endeudamiento, algunas prácticas contables y el modelo de gobernanza.
En la ampliación de la demanda, la compañía insiste en su solicitud de compensaciones que reparen el daño reputacional sufrido a raíz de la información que Gotham trasladó al mercado, y que Grífols considera que está repleta de falsedades difundidas con el único propósito de que el fondo bajista obtuviera beneficio de ello.
Grífols llega a referir el caso de una entidad que se negó a renovar las líneas de financiación que proporcionaba a una empresa de la que el productor de hemoderivados es socio, al considerar demasiado elevado el riesgo que corría al ser relacionada con una firma que aparecía en informaciones de prensa notablemente negativas.
El inicio del proceso judicial fue una de las primeras medidas que tomó Grífols como respuesta a la tormenta que se desató a consecuencia de las acusaciones de Gotham. En el momento de anunciar la presentación del pleito, el mercado ya aplaudió la decisión, pese a que los títulos de la empresa estaban por aquel entonces aún muy castigados por el mercado.
Grífols optó por abrir el proceso en EEUU dada la mayor agilidad de la justicia en este territorio. Los inversores también valoraron en su día la dilatada cultura de acuerdos extrajudiciales en el país, que podría incluso acelerar aún más la resolución de la demanda.
Potencial compensación
En función de una potencial victoria en los tribunales, el panorama de la compañía podría cambiar de forma notable, tanto por la posible compensación económica como por el refuerzo que recibiría su reputación corporativa.
De ahí que entre los documentos que integran la actualización de la denuncia se encuentren las conclusiones emitidas en su día por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre los estados financieros de Grífols, que determinaron la inexistencia de errores graves, con lo que la empresa no tuvo que reformular sus cuentas, algo que hubiera asestado un duro golpe a su capacidad de generar confianza a los inversores.
Aunque el supervisor sí observó aspectos a mejorar en la presentación al mercado de aspectos contables, sobre todo los relacionados con las cifras de deuda, Grífols considera que las conclusiones del organismo refuerzan su tesis de que las acusaciones de Gotham carecen de credibilidad y sólo persiguieron hundir la cotización de la farmacéutica.
Por otra parte, la agencia Bloomberg dio cuenta del movimiento de algunos accionistas de Grífols para la contratación del despacho de abogados Araoz & Rueda con el fin de defender sus derechos ante una potencial OPA y exigir una notable contraprestación económica.
En los últimos días, la cotización de Grífols había descendido afectada por rumores sobre algunas discrepancias a la hora de diseñar la oferta. Los comentarios apuntaban a que las condiciones para las acciones clase B, con menos derechos políticos, podrían ser diferentes a las fijadas para las de clase A.
Las conversaciones entre la familia Grífols y Brookfield fueron anunciadas a comienzos del mes de julio. Poco después, el consejo de la compañía decidió aprobar la apertura de un proceso de due dilligence que permitiera el acceso del fondo a determinada información sobre la situación de la farmacéutica.
Hasta la fecha, no hay constancia de que la esta situación haya cambiado, ni tampoco de que las negociaciones hayan llegado a su fin, con independencia de su resultado. De ahí que cada elemento que se añada a la mesa cobre su importancia.
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