El futuro de Grífols sigue pendiente de las negociaciones que mantiene la familia fundadora y primer accionista de la compañía con el fondo Brookfield para adquirir conjuntamente la empresa a través de una OPA que, además, tendría como uno de sus objetivos dejar de ser cotizada. Casi dos meses después del anuncio de estas intenciones, el precio ha avanzado de forma moderada en la bolsa española, pero se ha disparado en Wall Street, donde grandes fondos de inversión han elevado sus posiciones con la expectativa de una futura oferta ventajosa. 

El diferente ritmo de avance en ambos mercados no supone como tal una novedad, dado que ha sido una constante desde que el pasado 8 de julio el mercado supo de las negociaciones entre los Grífols y Brookfield. Sin embargo, en las últimas semanas se ha agudizado de forma notable, en coincidencia con algunas informaciones que llevan al mercado a pensar que finalmente habrá oferta. 



Hasta el punto de que desde aquella fecha, la proporción de la subida de Grífols en la Bolsa de Nueva York es cuatro veces superior a la que registra en el Ibex 35. Mientras que en la bolsa española acumula una revalorización del 7,8% en este periodo, en Wall Street el salto ha sido del entorno del 31,5%. 

En este sentido, cabe recordar que las acciones que cotizan en ambos mercados no pertenecen a la misma clase. En el parquet neoyorquino se negocian títulos clase B, procedentes de la ampliación de capital que llevó a cabo Grífols a comienzos de la pasada década en el contexto de la adquisición de Talecris, que le abrió de par en par las puertas del poderoso mercado estadounidense de los hemoderivados. 

Fachada de la Bolsa de Nueva York en Wall Street

Se trata de acciones que, al contrario de las clase A, cuentan con menores derechos políticos, de modo que su tenencia otorga menos poder a la hora de tomar decisiones en las juntas de accionistas.

Las acciones clase B también cotizan en la bolsa española pero no están incluidas en la ponderación de Grífols en el Ibex 35 a la hora de evaluar su peso en el índice selectivo. 

Capital, Brandes, Millennium...

Desde que se anunció la posible OPA, no han faltado los rumores sobre el diseño de la potencial oferta y si ofrecería contraprestaciones diferentes en ambos mercados, toda vez, en el caso de ejecutarse, también se dirigirá a los títulos que cotizan en Wall Street. 

Como bien indica la diferente evolución de las acciones, los grandes inversores lo han tenido claro a la hora de tomar posiciones a la espera de acontecimientos. Mientras los movimientos han sido más que prudentes en el mercado español, fondos como Capital, Brandes y Millennium han apostado por adquirir acciones de Grífols en Nueva York en busca de una jugosa plusvalía, tras la notable depreciación que han sufrido sus participaciones desde enero, cuando se desató la crisis en la farmacéutica a raíz de la publicación del primer informe de Gotham City Research.

La cotización de Grifols durante una sesión de los últimos días / EP

Aquel documento que trascendió al mercado en los primeros días de enero y que puso en tela de juicio la contabilidad, las cifras de endeudamiento y el gobierno corporativo de Grífols dio inicio a una pesadilla de la que el productor de hemoderivados aún no ha despertado.

Como prueba el hecho de que la compañía arrastra aún un castigo bursátil de algo más del 31% desde entonces, pese al estímulo que ha supuesto la posibilidad de obtener una prima sobre la cotización actual si finalmente llega la citada oferta.

Por el camino han quedado numerosos cambios, especialmente en materia de gobernanza, que han terminado por excluir a la familia fundadora de las decisiones ejecutivas, dado que uno de los problemas detectados por el mercado fue la necesidad de separar de forma mucho más clara la propiedad de la gestión. 

De ejecutarse con éxito, la operación con Brookfield permitirá a los Grífols recuperar los mandos de la compañía y contar con un potente socio para potenciar la nueva etapa iniciada a raíz de la crisis de Gotham, que cuenta como objetivos a corto plazo con la reducción de la deuda y el apalancamiento y recuperar la generación de flujo de caja libre recurrente para finales del presente ejercicio.

Nacho Abia, consejero de Grifols, en la Junta de accionistas de Grifols el 14 de junio en Sant Cugat del Vallès, Barcelona Cedida

Una estrategia que el consejero delegado de la compañía, Nacho Abia, ya expuso en la última junta de accionistas de la empresa, y que tenía previsto desarrollar con más detalle en algo más de un mes, en el Capital Markets Day que Grífols organizó y anunció, y cuyo objetivo también era volver a encontrar la confianza de los inversores.

La cita ha sido aplazada a la espera de que se resuelvan las conversaciones entre los Grífols y Brookfield, dado que éstas podrían derivar en que la compañía abandonara su condición de cotizada, lo que dejaría sin sentido el encuentro. 

Las últimas informaciones apuntan a movimientos de Brookfield entre la banca de inversión en busca de financiación para afrontar el coste de la potencial OPA. Un catalizador que llevó a Grífols a recuperar la cota de los 10 euros, aunque de manera efímera. Desde que se inició la crisis de Gotham, los movimientos de los inversores en la compañía se han caracterizado por ir acompañados de una buena dosis de prudencia.