La automoción china aterriza en Cataluña de la mano del barcelonés que cena con Xi Jinping
Tras 14 años de negociaciones entre Pekín y Barcelona, Chery apenas sustituye una parte del vacío que dejó la japonesa Nissan en la industria catalana
18 abril, 2024 00:00Noticias relacionadas
El desembarco de la industria de la automoción china en Europa es un proceso que lleva fraguándose desde hace al menos 14 años, cuando hubo un primer acercamiento de Chery, tercera productora de automóviles del gigante asiático, a Barcelona, ubicación que en Pekín se considera privilegiada para fabricar coches.
La nueva planta de producción en la Zona Franca apenas suplirá a partir del próximo otoño una parte del vacío que dejó la japonesa Nissan a nivel de proveedores, empleo directo e indirecto, ya que en la capital catalana sólo se ensamblarán las partes que vendrán. Además, el coche de combustión es más complejo, en cambio los eléctricos son más simples de producir. Y ni siquiera se producirán: únicamente se ensamblarán, desapareciendo así los empleos especializados de alto valor añadido que tenía la predecesora nipona.
Desembarco chino en Europa
Chery es una inversión que se podría haber cerrado hace 14 años. De haber llegado entonces, Barcelona hubiese contado con tres gigantes: Seat, Nissan y Chery, lo que hubiese supuesto un importante revulsivo para la industria de proveedores, generando más empleo industrial de calidad. Ahora apenas sirve para recuperar una parte de los puestos perdidos por la retirada del fabricante nipón de automóviles.
Para China el paso es importante porque, aunque anteriormente ya ha realizado inversiones en infraestructuras estratégicas como el puerto del Pireo-Atenas, esta es la primera vez que un país europeo permite que el gran rival de su sector de la automoción pueda producir en su territorio. Países como Alemania, líder en esta industria por delante de España, se han mostrado mucho más reticentes a este tipo de proyectos. Además, los directivos asiáticos ven en Barcelona una ubicación estratégica para la producción de automóviles, así como una puerta de entrada a Europa desde uno de los principales puertos de Mediterráneo.
Las primeras conversaciones
Tanto en la primera negociación en 2010 como en la actual, uno de los intermediarios claves entre Pekín -Chery es de propiedad estatal- y Barcelona ha sido Pedro Nueno, profesor de Iese y fundador de la China Europe International Business School (CEIBS), que fuentes diplomáticas señalan como un emisario muy cercano al régimen chino. Está bien conectado con empresarios y directivos tanto en Asia como en Europa.
Desde el entorno del mediador se subraya que sí participó en las conversaciones de la pasada década en su intento por dejar vía libre a la llegada de Chery a Barcelona, pero no ha tenido "nada que ver" con las más recientes que han culminado finalmente con el aterrizaje del gigante automotriz. Culpan al Govern del entonces president José Montilla, cuestionado por quienes consideraban que viajaba demasiado, de haber dado plantón a los directivos de la marca en China, que "se sintieron "insultados".
Mediación
Añaden que Nueno no ha cobrado "ni un céntimo" por las horas destinadas a los servicios de consultoría, viajes, visitas y reuniones institucionales, sino que lo hizo movido por un ánimo de contribuir a la sociedad, pues veía en la llegada de compañías chinas una oportunidad para impulsar la industria en Cataluña. Fuentes del sector de la automoción dan credibilidad a este extremo, apuntando que seguramente sus labores se puedan rentabilizar a través de la actividad de su escuela de negocios, que tiene sedes en Pekín, Shanghái y Shenzhen, conocida como la California china no sólo por sus playas, sino por concentrar buena parte de las tecnológicas del país.
Sin embargo, este interlocutor sectorial contradice al círculo del intermediario, confirmando que sí ha tenido un papel destacado también esta vez y, de hecho, antes de que se cerrase la operación, ha sido visto en encuentros para abordar la llegada de Chery, como la que se celebró en la sede de la patronal Foment del Treball en Barcelona.
Inversión perdida
En cuanto al desencuentro entre las autoridades chinas y catalanas, fuentes conocedoras de las mismas matizan la historia del plantón de Montilla, destacando que sí llegó a viajar a China para firmar unos preacuerdos con la contraparte asiática, aunque se enfrentaba a duras críticas de electoralismo por la proximidad de los comicios autonómicos que llevarían finalmente a Artur Mas al Palau de la Generalitat.
Otras voces cercanas al expresident cuestionan que este fuese el motivo real que paralizó las negociaciones, ya que cerrarlas estaba en los intereses del Ejecutivo autonómico. Y es que lejos de restar votos, "una inversión así se la pasas por la cara a tus rivales", expresan. Por lo que se inclinan por pensar que hubo algún impedimento de fuerza mayor que jamás salió a la luz. Hubo varias intentonas, pero todas fracasaron.
Las cenas con Xi
En aquel momento, también fue fundamental el trabajo de Ciriaco Hidalgo, primero sindicalista de UGT, luego hombre de confianza de Montilla y coordinador de Presidencia en temas de economía y, posteriormente, directivo de Seat. 14 años después del primer intento fallido, Nueno, con el apoyo de otras figuras, ha logrado su objetivo inicial de acercar la industria china a Europa pasando por la Ciudad Condal.
Durante este tiempo, el profesor universitario ha mantenido ascendiente tanto en Barcelona como en Pekín, donde ha cenado hasta en dos ocasiones con Xi Jinping. Su entorno indica que el dictador le pidió consejo y él le planteó propuestas como priorizar la mejora del sistema público de sanidad o educación.
¿Cambiar Japón por China?
En el sector automotriz genera dudas que el vacío que han dejado las multinacionales japonesas de audiovisuales, electrónica y de automoción -"Nissan fue la última en marcharse" por la elevada inversión comprometida en la Zona Franca-, pueda llenarse con firmas chinas. Hacen hincapié en que las negociaciones con directivos chinos son más difíciles que con los anglosajones, ya que no sólo hay una barrera idiomática, sino cultural, y que el proyecto de Chery para la Zona Franca es de menor valor añadido que el que protagonizó Nissan durante casi seis décadas.
El nombre de la filial española con sede en la Zona Franca, Nissan Motor Ibérica, procede de la Motor Ibérica de Ford, que producía en el Poblenou de Barcelona. La apuesta del régimen franquista por otras compañías como Seat motivó la retirada del grupo estadounidense y Nissan terminó comprando Motor Ibérica, que producía automóviles bajo la marca Ebro, una insignia que renacerá -impulsada por las firmas Jaton Racing, Api Brothers, BTech y Nexus Projectes- para fabricar junto a Chery en los mismos terrenos.