Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas

Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas EFE

Business

Batalla en la cúpula de Grífols: debe renovar al presidente y al consejero que no firmó las cuentas

Intenso debate en el consejo de administración sobre la gobernanza de la farmacéutica con la presión de los vocales independientes para ampliar el número de asientos de esta categoría

5 marzo, 2024 00:00

Noticias relacionadas

La crisis generada en Grífols a raíz de la aparición del informe de Gotham City Research a comienzos de año ha convertido a la farmacéutica en un hervidero, con un intenso debate en torno a la gobernanza de la compañía, en la que se ha situado el foco del mercado. En el horizonte más próximo se sitúan el inicio del mandato de Nacho Abia como consejero delegado y la junta de accionistas, que deberá resolver sobre la continuidad en el consejo del presidente, Thomas Glanzmann, y del independiente James Costos

Precisamente, son dos de los nombres que están en el primer plano de todo lo que se cuece en torno al gobierno del productor de hemoderivados. El que fuera embajador de EEUU en España fue protagonista la pasada semana al ser el único que, de primeras, no firmó las cuentas anuales que presentó el grupo.

Desplome histórico

Aunque Grífols matizó que Costos no había expresado disconformidad con los estados contables y, en un momento posterior procedió a la correspondiente firma, la ausencia de la rúbrica del vocal fue uno de los factores que penalizaron a la compañía el pasado jueves, sin duda junto a la falta del informe de auditoría.

El explosivo cóctel derivó en un desplome del 35%, el mayor en una sola sesión de la historia de la cotizada, y ha vuelto a introducir a la farmacéutica en una diabólica montaña rusa de volatilidad, debida al retorno a la acción de los fondos especuladores.

La cotización de Grifols durante una sesión de los últimos días / EP

La cotización de Grifols durante una sesión de los últimos días / EP

 

El otro componente del consejo que debe renovar mandato es nada menos que el propio presidente, plenipotenciario hasta el inicio de mandato de Abia, pero que hace cuatro años ya fue reelegido bajo la categoría de "otro externo" al haber sobrepasado el periodo de 12 años que establecen los códigos de buen gobierno como recomendable para los independientes. 

En la conferencia con analistas del pasado jueves, Glanzmann anunció que su cargo perderá la condición de ejecutivo a partir de 2025, lo que fue acogido de forma positiva por los inversores, aunque no pudo evitar la debacle por las cuentas no auditadas. 

Debate en el consejo

Algo que ha sido interpretado como un síntoma más de que la figura de Glanzmann no termina de considerarse en el mercado como el paso adelante que necesita Grífols para pasar página e iniciar una nueva era. En este punto, una parte importante de los inversores coincide con lo apuntado en el informe de Gotham sobre el estrecho vínculo creado con la familia fundadora durante los años que ha permanecido el ejecutivo suizo en el consejo de la compañía.

Con la reelección de Costos en el aire, tras el episodio de la pasada semana, y el gesto de Glanzmann de anunciar un futuro paso al costado, se ha avivado el debate en el consejo de Grífols sobre la conveniencia de aprovechar los cambios que se están ejecutando en torno a la gobernanza del grupo para elevar el número de vocales de esta categoría.

Romper con lo anterior 

En la actualidad, el 50% del órgano de gobierno de la empresa está compuesto por independientes; seis vocales de un consejo que no tiene ocupados el máximo de asientos que estipulan los estatutos de la compañía, un total de 15, también en línea con lo reflejado en los códigos de buen gobierno.

Han sido precisamente los independientes los que han incidido intensamente en la necesidad de avanzar más en esta materia con el objetivo de profundizar en la profesionalización de la compañía y romper de forma definitiva con la etapa anterior, marcada entre otros elementos por las operaciones vinculadas con Scranton, participada por algunos de los miembros de la familia fundadora.

Tomás Dagà, consejero de Grifols desde 2000 y socio fundador de Osborne Clarke en España / CG

Tomás Dagà, consejero de Grifols desde 2000 y socio fundador de Osborne Clarke en España / CG

También forma parte de la mercantil neerlandesa como socio el consejero Tomás Dagà, persona de máxima confianza de los Grífols y socio fundador en España del despacho de abogados británico Osborne Clarke, presente en las grandes operaciones corporativas de la compañía.

La figura de Dagà también se sitúa en el centro del debate. Como apuntó Crónica Global la pasada semana, el longevo consejero es observado por el mercado como uno de esos factores que mantienen la ligazón de Grífols con la etapa que ahora pretenden superar y que tantos recelos han despertado en los últimos tiempos.

Su desvinculación de alguna de las múltiples filiales de la farmacéutica en las que figura, como gesto con vistas al mercado, se antoja insuficiente. El mandato de Dagà fue renovado precisamente en la junta del pasado año, celebrada poco después de que Glanzmann relevara a Steve F. Mayer en la presidencia de la compañía, tras su renuncia por motivos de salud. 

En medio de este clima y a la espera del informe de auditoría que acompañe las cuentas de 2023, Grífols vivió este lunes una nueva sesión de pesadilla en el mercado, con descensos próximos al 10% y la acción de vuelta al entorno de los ocho euros exactos, sin decimales, el entorno en el que fijó sus mínimos tras la debacle de Gotham, a inicios de enero, y del que parece no poder salir pese a sus múltiples intentos.