La sede de Cellnex en la Avinguda del Parc Logístic de Barcelona / EP

La sede de Cellnex en la Avinguda del Parc Logístic de Barcelona / EP

Business

Benetton retoma el control de Cellnex con menor participación y sin poner capital

El hólding italiano vuelve a tener un papel protagonista en la compañía, con el apoyo del fondo TCI, para asegurarse de que la rentabilidad será prioritaria en la nueva etapa

29 abril, 2023 00:00

El desenlace de la suerte de “culebrón” que ha vivido Cellnex en los últimos meses con la crisis en su consejo de administración ha devuelto a la primera línea al que en su día fuera primer accionista, la familia Benetton, después de que el inmensamente ambicioso plan de crecimiento de la compañía le dejara en un discreto segundo plano. El hólding italiano ha encontrado en el fondo activista TCI el aliado ideal para retomar el control con menor participación que hace unos años y, además, sin llevar a cabo desembolsos adicionales. 

Una maniobra concretada en otro regreso, el de Marco Patuano, presidente de Cellnex entre 2018 y 2019 aunque, a diferencia de entonces, ahora con poderes ejecutivos; de hecho, con plenos poderes como consejero delegado y único miembro del órgano de gobierno con esta condición.

Ida y vuelta 

Por entonces, los Benetton eran los primeros accionistas del grupo con diferencia después de que Abertis decidiera deshacerse de su participación en la empresa. Una decisión en la que la que pasa por ser una de las familias más poderosas de Italia también tuvo su papel, dado que controla la concesionaria en su condición de primer accionista de la por entonces denominada Atlantia (hoy rebautizada como Mundys), propietaria de la empresa española junto con ACS.

En realidad, la salida precipitada de Patuano en aquel momento tuvo más que ver con la batalla desatada en los Benetton por el poder en el hólding tras el fallecimiento del patriarca, Gilberto Benetton. Una contienda en la que terminó por imponerse el primogénito, Luciano Benetton, con el que Patuano no tenía buena sintonía. 

Dilución frente a los fondos

Tras relevar a Abertis como primer accionista de Cellnex, los Benetton mantuvieron la confianza en quien había llevado hasta la fecha la batuta de la gestión, Tobías Martínez, al que permitieron que pilotara el proceso de expansión de la empresa hasta convertirla en un referente en el sector. 

Hasta tal punto lo logró que los italianos no pudieron mantener el ritmo de las aportaciones de capital necesarias para financiar los avances de Cellnex y no tuvieron más remedio que diluirse y ceder posiciones en favor de grandes fondos de inversión, entre ellos el de pensiones de Canadá y los fondos soberanos de Noruega (Norges Bank) y Singapur (GIC), que figuran entre los mayores del mundo en su categoría, con volúmenes bajo gestión que se aproximan al billón de euros.

Cambio de ciclo

La adquisición de los activos europeos de CK Hutchison, con una inversión de 10.000 millones de euros, y la respuesta del mercado a la última de las ampliaciones de capital llevadas a cabo para financiar las compras (más de 14.000 millones en apenas dos años) dio a Cellnex y a Martínez las señales de que aquella estrategia no tenía más recorrido.

Había llegado el momento de la siempre complicada digestión. Y después, del no menos delicado de empezar a recoger los frutos de lo sembrado. Un cambio de tercio que llegó tras culminar la transacción de Hutchison, dos años después de acordarla con el gigante asiático.

Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex / EP

Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex / EP

En su día, una afirmación de Tobías Martínez en una comparecencia ante los medios de comunicación resultó especialmente llamativa. Preguntado por los simbólicos dividendos que reparte la empresa entre sus accionistas (que además, van contra reservas dado que la empresa no gana dinero), el ejecutivo respondió que si un inversor estaba interesado en dividendos, Cellnex no era la mejor elección. 

“No estamos para repartir dividendos, estamos para crecer”, vino a ser el mensaje. Cuando he llagado la hora de buscar los dividendos, Martínez ha puesto punto final a su exitosa trayectoria en Cellnex, con un anuncio que daba a la empresa seis meses para encontrar reemplazo. 

Aliado ideal

Una labor que, obviamente, no estaba destinada para el ejecutivo. Por primera vez en mucho tiempo, la empresa quedó en un extraño compás de espera que no haría sino retrasar su entrada en resultados positivos y conseguir el grado de inversión. En una palabra, empezar a ganar dinero.

Ha sido la oportunidad aprovechada por los Benetton para dar el golpe de mano para lo que han contado con el ariete de TCI. Viejos conocidos de la batalla por el control de Abertis, en la que el fondo británico tomó partido de parte de la empresa italiana (antes del acuerdo con ACS), el vehículo fundado y dirigido por el filántropo Christopher Hohn también ha visto en la empresa de telecomunicaciones un filón de rentabilidad. 

Consejo bajo control

No le fue mal en Aena cuando siguió apostando por la empresa pese a los vaivenes y dudas en su proceso de privatización. En el nuevo consejo de Cellnex, tanto TCI como los Benetton cuentan con un representante y, además, el único ejecutivo ha sido consensuado por ambos. 

Entre los nuevos independientes figura el histórico Óscar Fanjul, al que TCI conoce bien por ser vicepresidente de Ferrovial, empresa por la que el fondo también apuesta, con total y explícito apoyo a la gestión, incluida la última y trascendente decisión de trasladar la sede a Países Bajos. 

Si en la ahora llamada Mundys echaron mano de Blackstone para evitar el acercamiento hostil de Florentino Pérez, en Cellnex han hecho lo propio con TCI. Los fondos financian, los Benetton planifican. Y si llegan los dividendos que Martínez recomendaba buscar en otros pagos, el objetivo se habrá alcanzado.