La vicepresidenta de Transición Energética, Teresa Ribera, contraria a las restricciones de gas obligatorias que quiere imponer Bruselas / CG (Luis Miguel Añón)

La vicepresidenta de Transición Energética, Teresa Ribera, contraria a las restricciones de gas obligatorias que quiere imponer Bruselas / CG (Luis Miguel Añón)

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España genera en siete meses más electricidad con gas que en todo 2018

El sistema apunta a un histórico ‘sorpasso’ de los ciclos combinados a la energía nuclear en un momento de máxima tensión con Rusia y ruptura de relaciones con Argelia

21 julio, 2022 00:00

Toda Europa mira con preocupación la llegada del próximo invierno ante un más que probable recorte del gas procedente de Rusia como consecuencia de la guerra que mantiene desde que invadió territorio ucraniano a finales del pasado febrero. Mientras la Comisión Europa traza ya sus planes y no descarta racionamientos, en España el empleo de esta materia prima para la generación de electricidad va camino de máximos históricos en un entorno que, además, cuenta con el añadido de la ruptura de relaciones con Argelia, su histórico suministrador. 

Tanto es así que en lo que va de año, el sistema peninsular ya registra una mayor generación de energía a partir de las plantas de ciclos combinados, que emplean gas natural como combustible, que durante el ejercicio completo de 2018, poco antes de que irrumpiera la crisis del coronavirus.

Un 10% más

Aquel año, que fue especialmente propicio para la entrada en el mix eléctrico de las energías renovables debido a las adecuadas condiciones meteorológicas, las plantas de gas aportaron poco más de 26.400 gigawatios/hora (GW/h) al sistema, lo que supuso el 10,7% del total generado en el conjunto del ejercicio. 

La situación contrasta con la que se da en este más que convulso 2022. Hasta este miércoles, los ciclos combinados han generado 29.039 GW/h en el sistema peninsular, de acuerdo con los datos registrados por Red Eléctrica. Es decir, en poco más de siete meses y medio, las centrales que funcionan con gas han aportado al sistema un 10% más que en los doce meses de aquel 2018. 

Vuelco histórico

Por su parte, el peso en el mix eléctrico de los ciclos combinados se ha duplicado, hasta el 20,1% que presenta en la actualidad. El volumen de electricidad producido por este tipo de plantas prácticamente se ha duplicado desde que se inició el año en relación con el mismo periodo de 2021 (en concreto, un incremento de algo más de un 96%), mientras que el crecimiento en los últimos doce meses se va por encima del 41%.

Aunque estas cifras son ya de por sí impactantes, no le van a la zaga las proyecciones que apuntan a que los ciclos combinados podrían provocar a final de año un vuelco histórico e inesperado en la composición del mix eléctrico en España, al situar su producción total por encima de las de las centrales nucleares.

Proyecciones de récord

De hecho, a día de hoy el diferencial entre ambas tecnologías está en zona de mínimos históricos con la referencia de un periodo razonablemente extenso. En los más de siete meses transcurridos de 2022, el volumen de electricidad producido en centrales de gas se sitúa menos de un 6% por debajo del generado en reactores nucleares.

En los últimos años, esta distancia ha sido prácticamente tres veces superiores y las proyecciones apuntan a que a finales de años los ciclos podrían no sólo batir el récord de producción, de algo más de 51.000 GW/h sino, además, situarse como segundo componente con más peso del mix eléctrico, tan sólo por debajo de la energía eólica, dominador en los últimos años. 

La amenaza por parte de Rusia de reducir el suministro hacia Europa e incluso cortarlo en su totalidad, debido a las sanciones impuestas por la invasión a Ucrania, ha hecho que se enciendan todas las alarmas en relación con una más que probable crisis de suministro en el Viejo Continente, cuya dependencia del país que dirige Vladímir Putin en este capítulo es notable. 

Hasta el punto de que la última propuesta de la Comisión Europea ha consistido en imponer una restricción del 15% en el empleo del gas hasta la próxima primavera en el caso de que el suministro esté en peligro.

La oposición de España

Una medida que ha sido precisamente rechazada por España al entender que no debe verse afectada por tal medida porque “no ha vivido por encima de sus posibilidades en materia energética, al contrario que otros países miembros”, como ha señalado la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera

En este punto, España cuenta con una situación de privilegio al contar con hasta siete plantas regasificadoras bajo la gestión de Enagás, que le otorga una gran capacidad de almacenamiento de gas procedente de los metaneros en forma de GNL (gas natural licuado) con vistas a al época invernal.

La excepción ibérica

No obstante, la tensión provocada en los mercados de materias primas por las maniobras bélicas de Putin en Ucrania y sus posteriores amenazas han llevado a España y Portugal a solicitar un mecanismo de control de precios del gas para la generación eléctrica durante doce meses para evitar que la insuficiencia de interconexiones condene a los consumidores a pagar un precio desorbitado en la factura.

Precisamente, el excesivo recurso al gas para la generación de electricidad elevó el recibo de tal forma que ambos países se aliaron para la solicitud de la llamada excepción ibérica que, finalmente, lograron.

Elevados costes

Por ahora, el ahorro logrado se cuantifica en torno a un 15% del precio del recibo, lo que no ha evitado que durante los días de la ola de calor los precios se hayan ido por encima de los 300 euros por megawatio/hora, debido al mecanismo de compensación aplicado para compensar a las centrales de gas. 

Es decir, que pese a poder aplicar un torpe de 40 euros por MW/h al precio de esta materia prima, su elevado empleo para asegurar el suministro ha llevado los costes hasta cotas muy elevadas, ante la incapacidad de las renovables de lograr esta meta y la estrategia del Ejecutivo contraria a redoblar la apuesta por una energía nuclear, más barata y limpia, a la que sigue poniendo fecha de caducidad no más allá de 2035.