El Fairmont Juan Carlos I coloca su deuda antes de firmar la venta
Un grupo de inversores compra parte de los 70 millones en obligaciones mientras se ultima la colocación, aunque el cinco estrellas no abrirá este verano
29 abril, 2022 00:00Movimientos en torno al hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona. Inversores internacionales han adquirido parte de los 70 millones de deuda del cinco estrellas gran lujo situado en el extremo sur de la avenida Diagonal. Todo ello ocurre mientras prosigue la venta del alojamiento a un fondo de inversión. El proceso avanza, pero de forma tan lenta que no llegará a abrir en verano, tal y como alertan las fuentes consultadas.
Todas estas noticias pasan ante un trasfondo inquietante: un gran establecimiento de 430 habitaciones --30 de ellas suites-- permanece cerrado desde hace meses pese a que Barcelona recupera el tono turístico. La reapertura del Fairmont depende de que alguien compre el activo, pues está lastrado por 70 millones de deuda. Pero esa colocación está vinculada, a su vez, a un concurso para prorrogar el derecho de superficie de los terrenos donde se erige, proceso que sigue el Ayuntamiento de Barcelona.
"Caso muy enmarañado"
Tenedores de deuda consultados por este medio han alertado de que la doble operación --concurso del derecho de superficie y posterior venta-- "está muy enmarañado". Esta realidad provoca que "no se albire la venta del cinco estrellas a corto plazo" ni, que mucho menos, "el hotel pueda reabrir este verano", la temporada con más visitantes en la capital catalana.
Por lo pronto, parte de la deuda financiera --que reposa, entre otros, sobre las cuentas de Bankinter y Tyrus Capital-- ha sido adquirida por terceros. Se trata de inversores internacionales con intereses en la industria hotelera de la ciudad, alertan los interlocutores conocedores del proceso.
"El hotel sigue cerrado"
¿Qué se dice desde otros ámbitos del sector alojativo? Confirman que el establecimiento sigue cerrado y que no reabrirá, al menos por ahora. De hecho, si decidiera operar en verano, "necesitaría unas tres o cuatro semanas de puesta a punto y al menos un mes para recuperar reservas". En otras palabras: el Fairmont Juan Carlos I se perderá seguro el inicio de temporada. Que pueda operar en agosto o septiembre dependerá de los cambios en la propiedad.
Mientras, a unos 500 trabajadores se les aplica un Expediente Regulador Temporal de Empleo (ERTE), un grupo de empleados que incluye la cúpula del hotel. Todos ellos están pendientes de las negociaciones que tienen lugar de forma discreta entre el Ayuntamiento de Barcelona --dueño del suelo--, los tenedores de deuda y los compradores interesados, encabezados por Tyrus Capital. Colabora en el proceso el bufete de abogados Cuatrecasas, que ayer indicó que no puede aportar información del proceso.
Los saudíes no lo quieren
Todos esos participantes deben cuadrar la ecuación para vender el resort. Lo deben hacer porque Barcelona Project's, la sociedad gestora del alojamiento, no lo quiere. Esta mercantil está vinculada a los Ben Nasser, la familia real saudí, que tienen propiedades en diversos puntos de Europa, siendo el Fairmont el único en Barcelona.
Los Ben Nasser dominaban el activo desde el estado alauí y raramente venían a la Ciudad Condal. Sí lo hacía el príncipe Turki ben Nasser, que utilizaba el establecimiento como base de operaciones en el sur de Europa. Pero Turki falleció de forma inesperada en 2021 y sus herederos no han tenido ni tienen ningún interés en la propiedad. Por ello decidieron venderla.
Muy complejo
"Lo que no esperaban es que nadie quisiera el hotel", señalan las fuentes consultadas. El Fairmont Juan Carlos I está situado sobre una concesión que caduca en 2040. Se concedió antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1991 y se aproxima a su fin. Esta peculiaridad ha frustrado la venta del activo, pese a que gigantes como el inversor Apollo Global Management se interesó por el mismo. Ningún fondo quiere el hotel porque "odian las concesiones públicas", añaden los mismos interlocutores.
La operación con Apollo cayó y mientras se buscaba nuevo comprador, el hotel fue a preconcurso de acreedores. No ha acabado en insolvencia porque rige una moratoria vigente hasta el próximo 30 de junio. Si nadie quiere el alojamiento a partir de ese momento, la sociedad Barcelona Project's quebrará e iniciará el proceso judicial correspondiente. Los libros recalarán ante el juez y los 500 trabajadores que aún conforman la masa laboral verán peligrar su futuro. Tyrus ha hecho aproximaciones para hacerse con el activo, pero la operación no está cerrada. Hay muchos rumores, pero la doble carambola es compleja. Por el momento, parte de la deuda se ha revendido a los oportunistas, una operación que el mercado valora como un mal síntoma para la salud financiera del negocio.