Turistas en Barcelona junto a la bandera de Rusia.

Turistas en Barcelona junto a la bandera de Rusia.

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La guerra y la inflación barren Barcelona de turistas

Cataluña es la comunidad más afectada por la pérdida del mercado ruso, que aportaba 650.000 visitantes al año, a lo que hay que añadir el impacto de la escalada de precios en toda Europa

23 marzo, 2022 00:00

La guerra de Ucrania y la escalada de precios se empiezan a notar también en las zonas turísticas de Barcelona. En las últimas semanas, la llegada de visitantes internacionales ha caído, un hecho que las fuentes consultadas en el sector atribuyen a la pérdida de los vuelos con Rusia, a la sensación de inseguridad provocada por el conflicto en la población europea y también al impacto negativo de la inflación en el consumo.

Según Martí Sarrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave), la guerra ha provocado "un parón", aunque todavía "no hay cancelaciones" en las reservas que ya se habían cerrado. El empresario afirma que la caída se debe "a la subida de precios, ya que la gente se contiene, y también a la guerra".

Decisiones por "miedo"

"Cuando hay inseguridad, el turismo se retrae", coincide Josep González, presidente de honor de la patronal Pimec, que admite preocupación por esta cuestión. "Si a la gente le entra miedo, toma decisiones. Esperemos que se serene la situación", señala.

Turistas visitando la Plaza de la Universidad, Barcelona / EP

Turistas visitando la Plaza de la Universidad, Barcelona / EP

El representante empresarial asegura que "todavía estamos a tiempo de recuperar el turismo del verano", aunque pide no repetir los mismos errores que en la gestión turística por parte de las Administraciones durante la pandemia: "El turismo europeo toma decisiones antes que nosotros, toma decisiones en mayo o abril", recuerda, por lo que reclama rapidez a las instituciones.

Adiós al turismo ruso "de calidad"

Ángela Sánchez, directora de Retail de la consultora Laborde Marcet, lamenta la pérdida de "un turismo que era de calidad para la ciudad", ya que compraba artículos de lujo y participaba en actividades museísticas y culturales. Un golpe que "no ayuda nada" al sector, y al que hay que añadir "la bajada del consumo del turismo" que sí llega y que, por factores como la inflación o unas peores expectativas económicas, hace menos gasto.

La avenida Nevsk de Sant Petersburgo / ANATOLY MALTSEV - EFE

La avenida Nevsk de Sant Petersburgo / ANATOLY MALTSEV - EFE

Sobre este aspecto, Sarrate recuerda que "Cataluña es la comunidad más afectada", ya que es donde se encuentran algunas de las zonas preferidas por los clientes rusos: la Costa Dorada, la Costa Brava y Barcelona. "Tendremos que suplir el mercado ruso", alerta el presidente de Acave, que recuerda que la mitad de los 1,3 millones de visitantes del país eslavo que viajaban cada año a España tenían como destino Cataluña.

Los billetes de avión se disparan

La invasión rusa de Ucrania complica también la reactivación del turismo de negocios, aunque con matices. "Con la guerra, ya no es una nueva ola del coronavirus, es una nueva incertidumbre", apunta Carlos Martinez, consejero delegado de la agencia de viajes Consultia Business Travel. Sin embargo, subraya que "la empresa necesita viajar, porque ayuda a crecer", a lo que hay que añadir que, "con los movimientos geopolíticos, hay que cambiar la línea de suministros y visitar a proveedores".

Carlos Martínez (d), consejero delegado de Consultia Business Travel / CEDIDA

Carlos Martínez (d), consejero delegado de Consultia Business Travel / CEDIDA

"Los europeos viajarán más dentro de Europa y eso nos beneficiará", tranquiliza Sarrate, que recuerda que España está "lejos" del conflicto, mientras que países como Rusia, Ucrania, Polonia o Rumanía saldrán perjudicados en cuanto a recepción de turistas como consecuencia del "miedo psicológico" que genera la guerra. En Cataluña, preocupa más el impacto que pueda tener el incremento de precios de las materias primas o del combustible, del que ahora hay más consumo por la necesidad de volver a trazar las rutas después de que 38 países hayan cerrado su espacio aéreo al país más grande del mundo.