'Pax turística' de Janet Sanz con los hoteleros hasta las elecciones de 2023
La 'número dos' de la alcaldesa de Barcelona pacta una tregua con los empresarios que proteja su campaña electoral en la que pierde el alquiler de habitaciones para visitantes
11 diciembre, 2021 00:00Pax turística entre Ada Colau y los hoteleros de Barcelona hasta las elecciones municipales de 2023. La alcaldesa se ha asegurado una tregua con el poderoso sector alojativo catalán hasta los comicios locales que se celebrarán en menos de dos años. La primera edil se garantiza así que el tema turístico no la desgastará como le pasó a su predecesor en el cargo, mientras los patronos ganan salir del debate público. Los perdedores son las empresas de alquiler de habitaciones para visitantes, como Airbnb.
La suerte de entente se ha forjado entre la número dos de los comunes en la ciudad, Janet Sanz, también teniente de alcalde de Urbanismo, y algunos notables del Gremio de Hoteles de Barcelona (GHB), tal y como explican fuentes del sector. Sanz se asegura así que un posible colapso turístico de Barcelona, que podría llegar en 2022 o 2023 cuando se recuperen los viajes tras la pandemia, no le fastidie la campaña electoral, como le ocurrió al exalcalde Xavier Trias (CiU) en 2014, año preelectoral. Por su parte, los hoteleros también ganan, ya que se aseguran que no les coloquen en el disparadero del debate político local.
Una víctima: Airbnb
El pacto tácito entre Colau y los hoteleros, antaño enfrentados por la moratoria de licencias en la ciudad, tiene una primera plasmación: el nuevo plan hotelero de Barcelona, el Peuat. El gobierno local lo aprobará la próxima semana y, tras ello, lo elevará a la sesión plenaria de diciembre. La hoja de ruta incorpora algunas novedades. La principal es que prohíbe 8.000 hogares compartidos, o los pisos en los que se alquilan habitaciones a turistas, como explicó este medio. Todo ello, hasta la elaboración de una nueva ordenanza.
El Ejecutivo de la capital catalana empuja por ahora a la ilegalidad una actividad que funciona en una zona gris de las normativas. Con ello, el Peuat deja un claro perdedor: Airbnb, que ha defendido durante meses las bondades del también llamado homesharing. El plan hotelero es pues una de las primeras muestras de la pax turística en Barcelona. Y la plataforma sale como perdedora de este envite.
"Falta pactar las reformas"
Por contra, los ganadores son dos: el propio ayuntamiento y los hoteleros, que durante meses han pedido endurecer la normativa contra las habitaciones sueltas. En una concomitancia de intereses impensable en el mandato 2015-2019, el más ideológico de Ada Colau, el actual bipartito sociocomún y el Gremio, liderado por Jordi Clos, se dan una tregua. No es la paz definitiva, indican las fuentes conocedoras de los contactos discretos, pues quedan asuntos sobre la mesa que hay que abordar.
Las depuradas estrategias de diálogo de Janet Sanz y altos directivos del GHB han dejado flecos por cerrar. El primero y fundamental es determinar qué se hace con la oferta hotelera que ya tiene Barcelona. Con el turismo aún bajo mínimos, cerca de un tercio de los establecimientos de la Ciudad Condal están cerrados. "Pronto necesitarán reformas o quedarán envejecidos. Y hay que asegurar que el Peuat permite estos proyectos en la planta actual", indican interlocutores cercanos a las conversaciones.
"La justicia tumbará el plan"
Negro sobre blanco, Gremio de Hoteles y ayuntamiento han cerrado una suerte de pax turística hasta las elecciones municipales de 2023. Ello, si la justicia no da al traste con la estrategia y anula otra vez el nuevo Peuat, como pasó con el anterior. Desde las dos asociaciones que defienden los 8.000 hogares vacacionales en Barcelona, Amficat y Veins i Anfitrions (ViA), confirmaron ayer a este medio que recurrirán el nuevo Peuat al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), por lo que la pulcritud administrativa de la norma será analizada de nuevo al detalle.
Ello es importante porque la segunda instancia judicial derribó el primer plan con la ayuda del Tribunal Supremo, como explicó Crónica Global. El segundo Peuat queda pues al albur de las demandas en los juzgados, como ocurrió con el primero. "Pero la justicia tardará", lamentó ayer un portavoz legal de ViA. "Juegan con ello el gobierno municipal y los hoteleros. A que se dilate el proceso", agregó.
Sin revueltas en la Barceloneta
Hay un elemento político en ello. La dilación de la justicia permitirá a BComú y PSC --otro perdedor ayer, al plegarse el primer teniente de alcalde Jaume Collboni a los postulados más duros con el homesharing de Janet Sanz-- llegar a las elecciones municipales sin conflictos en, por ejemplo, la Barceloneta. Es lo que ocurrió en este barrio marítimo de la capital catalana en 2014. El descontento vecinal contra los pisos turísticos estalló cuando era alcalde Xavier Trias.
Ada Colau y los comunes se encargaron de cabalgar el descontento y, al año siguiente, en 2015, se hicieron con la alcaldía. Una nueva sublevación vecinal en la zona no interesa a nadie. Especialmente a los propios comunes, ya que implicaría un fracaso en la gestión de uno de los temas estrategicos de su partido. En esta clave se debe leer el acuerdo presentado ayer por Collboni y Sanz para el nuevo Peuat. La pax turística que llegará hasta que los barceloneses vuelvan a las urnas en dos años. Después, ya se verá.