Madrid se queda el talento que aspira a convertirse en ‘senior’
La autonomía atrae a más jóvenes que a adultos, que deciden cambiar su domicilio fiscal a la capital española, al margen de los menores impuestos
10 septiembre, 2021 00:00Madrid se defiende. Los ataques proliferan. Si históricamente ha sido el nacionalismo catalán el que más han desafiado a Madrid, al entender que se beneficia del efecto capitalidad, ahora es la Comunitat Valenciana, que reclama un nuevo modelo de financiación. Y el gobierno autonómico de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, rechaza cualquier privilegio con un argumento: se mueven hacia la capital los más jóvenes, no los que desean beneficiarse de un trato fiscal más benévolo. Es el talento joven, el que aspira a una carrera profesional senior, el que se traslada a Madrid.
El ejecutivo de Díaz Ayuso quiere hablar de cifras y de modelos y ha enviado un documento al comité de expertos que impulsó el Gobierno español para la reforma fiscal con el objeto de defender sus posiciones. Las estadísticas oficiales de movilidad del mercado de trabajo en las fuentes tributarias lo que muestran es que “la movilidad que se produce hacia Madrid es fundamentalmente de trabajadores cualificados que se trasladan para ocupar puestos de trabajo profesionales, técnicos y de dirección”, se señala en el ‘paper’ de la comunidad.
Cambio del domicilio fiscal
La autonomía no niega, sin embargo, una de las acusaciones del presidente valenciano, Ximo Puig o de diferentes expertos fiscales, y es que si Madrid gana talento lo pierden, principalmente, las comunidades de su entorno, lo que provoca la llamada España vacía. “Las dos terceras partes del saldo de flujos de movilidad se origina en las tres comunidades con las que las relaciones resultan más intensas en la movilidad estudiantil: Andalucía, Castilla-León y Castilla-La Mancha”. Un hecho que puede parecer lógico, por la proximidad, pero que unas décadas atrás arrojaba otros resultados, con Cataluña como uno de los polos de esa movilidad estudiantil.
La cuestión es que Madrid se beneficia de ese talento, y no tanto de profesionales más veteranos o de ciudadanos más mayores que deciden cambiar su domicilio fiscal por los más bajos impuestos de la comunidad que preside Díaz Ayuso: “Más del 60% de los que cambian su domicilio fiscal a Madrid tienen menos de 35 años”, se anota en el documento.
Las mismas herramientas para todos
La paradoja está servida. Siguiendo esas estadísticas que sirven de parapeto para el gobierno del PP en Madrid, se observa que en la última década, entre 2008 y 2018, las altas por cambio de residencia de la población entre 16 y 64 años fueron más en Cataluña que en Madrid --Cataluña recibió el 19,5% de las altas por cambio de domicilio, frente al 15,5% de Madrid--”.
La posición, sin embargo, de Madrid es determinista, es una especie de ‘esto es lo que hay’, y así es España, con la regulación que tienen todas las comunidades autónomas. El gobierno de Díaz Ayuso insiste en que sus bajos impuestos no la hacen una comunidad que reste recursos al resto. Al revés. Ese impulso que se autosuministra permite un crecimiento que lleva a ofrecer más recursos al resto de comunidades autónomas. Y, en todo caso, entiende que todas pueden hacer lo mismo: “El resto de comunidades dispone de las mismas herramientas normativas que la Comunidad de Madrid para aplicarlas si creen que con ello pueden atraer a grandes contribuyentes”, se asevera.
Madrid, la que aporta más
Los cálculos de los expertos fiscales de Madrid señalan que es la autonomía que más recursos ofrece al resto. “En cuanto a la solidaridad interterritorial, Madrid es también la región que más aporta. En 2019, Madrid aportó 4.039 millones de euros al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales. Se trata del 68% del total de las aportaciones de las comunidades, frente al 25,5% de Cataluña y el 6,6% de Baleares, las otras dos contribuyentes netas. Desde 2013, esta aportación de Madrid al Fondo de Garantías se ha incrementado en un 52%”.
No hay autocrítica en Madrid. Pero la actitud es la defensa de un modelo, frente a los reproches de algunas comunidades, que entienden que ese faro tan potente les restará talento y recursos de sus propios territorios. Una dinámica que se produce entre las principales ciudades del mundo, más allá de los países a las que pertenecen.