Repsol asume alzas del petróleo del 35% en cinco años para ajustar sus activos
La compañía mantiene el presupuesto de 50 dólares por barril en su plan estratégico y llama a la prudencia ante los posibles efectos que quedan de la pandemia
19 febrero, 2021 00:00Las recientes subidas del precio del petróleo, que han situado al barril de Brent en las cotas que registraba antes de la llegada del Covid-19, no variarán la hoja de ruta que ha trazado para los próximos años por Repsol, que públicamente opta por la prudencia. Sin embargo, las métricas que maneja la cotizada apuntan a otra realidad, la que pasa por un progresivo incremento del crudo, de hasta un 35% en los próximos años.
La empresa presidida por Antonio Brufau volvió a registrar cuantiosas pérdidas contables en sus resultados anuales, como ya sucediera en 2019. Aunque, en este caso, el deterioro de los activos que derivó en números rojos de 3.289 millones de euros está relacionado con el efecto de la pandemia.
Estimaciones
Para la realización de los correspondientes tests de deterioro, Repsol ha manejado una serie de variables, entre las que se encuentran previsiones de los precios tanto del petróleo como del gas natural para los próximos años. Pone el foco en el periodo 2021-2025, el tiempo en que se desarrolla el plan estratégico que presentó al mercado el pasado noviembre.
Las estimaciones empleadas por la compañía apuntan a que del precio medio del barril tipo Brent estará muy próximo a los 50 dólares que Repsol ha establecido como referencia en esta hoja de ruta. A partir de entonces, la proyección es netamente alcista hasta llegar a 2025, cuando la previsión apunta a una media de 67 dólares por barril.
Opciones de dividendo extra
En su informe anual de 2020, Repsol señala que para realizar el ajuste en el valor de los activos ha empleado estimaciones propias aunque están “alineadas con la visión de los precios establecidas por las distintas agencias internacionales de referencia, entre ellas la IEA” (Agencia Internacional de la Energía, por sus siglas en inglés).
Las previsiones empleadas por la compañía para realizar el ajuste en la valoración de activos contemplan un precio medio del barril por encima de 60 dólares a partir del año 2024. Una circunstancia que permitiría, incluso, la posibilidad de que el grupo multienergético repartiera un dividendo extraordinario.
Oportunidades
En la presentación del plan estratégico, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, explicó que si los precios del petróleo se mantenían en el entorno de los 50 dólares la empresa no precisaría de financiación adicional para llevar a cabo su estrategia, que contempla una inversión de 18.300 millones hasta 2025. Sin embargo, si el barril superaba los 60 dólares, el grupo se plantearía emplear el excedente en ampliar la remuneración al accionista.
Este escenario se daría siempre y cuando la cotizada no encontrara oportunidades atractivas para crecer de forma inorgánica. Especialmente en el área de bajas emisiones, una opción que, de entrada, no contempla el plan.
Incertidumbre
Algunos analistas recordaron este extremo a Imaz en la conferencia de resultados de este jueves, aunque el ejecutivo lanzó un contundente mensaje de prudencia. “Estamos en modo resiliencia y así seguiremos mientras estemos en situación de pandemia”, señaló.
Ante los avances registrado por el petróleo en el mercado de materias primas, Imaz explicó que la actual situación hace que sea complicado establecer previsiones dado que la volatilidad es aún demasiado elevada.
Prudencia
El consejero delegado de Repsol volvió a recordar que un posible incremento de la remuneración al accionista sólo se daría en el caso de que la compañía fuera incapaz de adquirir activos que le garantizaran los ambiciosos objetivos de retorno que persigue y que le han llevado, sin ir más lejos, a tomar la decisión de no entrar en las pujas de la reciente subasta de renovables en España. La misma que se ha saldado con precios muy competitivos.
En cualquier caso, todo parece indicar que los presupuestos del plan de Repsol no corren peligro. Al contrario, podrían hasta pecar de excesivamente conservadores, en cuyo caso los accionistas podrían tener una sorpresa. “Soy una persona muy prudente”, ha confesado Imaz a los analistas. Los números que maneja la compañía dan fe.