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Naturgy, campo de batalla entre IFM y GIP por el negocio gasista

El fondo oceánico que quiere entrar en el capital de la española apuesta por el gas natural licuado y acaba de dirimir una dura batalla por un activo con GIP, socio de la energética desde 2016

30 enero, 2021 00:00

La elección de Naturgy como destino de la próxima gran inversión del fondo australiano IFM no ha sido en absoluto casual. El negocio del gas natural licuado (GNL) es una de las grandes apuestas de la entidad que esta semana sorprendía a propios y extraños (incluida la compañía española) con una oferta para tomar una participación del 22,7%. Intereses que, paradójicamente, comparte con uno de los socios de la energética, GIP, con el que pujaba hace apenas unas semanas, a finales de 2020, por un importante activo en Australia.

En este caso, IFM salió derrotado. El fondo especializado en infraestructuras terminó por retirarse del proceso de compra de una participación minoritaria en el negocio de GNL de la holandesa Royal Dutch Shell en Australia. GIP, presente en el capital de Naturgy desde 2016, terminó por imponerse con una oferta de 2.500 millones de dólares (cerca de 2.100 millones de euros).

Intereses en el sector

Derrota en casa por hacerse con una cuarta parte del negocio de almacenamiento e infraestructuras de transporte de GNL de Shell en su planta de Queensland Curtis. Un activo que hubiera sumado para su cartera a la estadounidense Freeport LNG, propietaria de una de las grandes plantas regasificadoras de EEUU, que provee de esta materia prima a mercados de todo el mundo.

El interés por el activo de Shell pone de manifiesto que IFM no se conforma con la compañía norteamericana. Pese a que actualmente está focalizada en una estrategia de avanzar en el terreno de las energías renovables, el gas sigue siendo un negocio fundamental para Naturgy.

Contratos renegociados

De hecho, al inicio de 2020, antes de la llegada de la pandemia, se marcó como objetivo principal renegociar sus principales contratos de suministro ante los notables desequilibrios que le provocaba el desplome sufrido por los precios del Henry Hub en los mercados de materias primas.

Naturgy logró numerosos acuerdos en este punto, especialmente con Argelia, su proveedor más importante. Y al mismo tiempo, también puso fin al conflicto en Egipto con la planta regasificadora de Damietta, tras años de actividad parada por las tensiones en la región, procesos de arbitrajes y desencuentros con la italiana Eni, su socio en esta inversión.

Rechazo de la opa

En este contexto, resulta llamativo que dos grandes fondos de infraestructuras que pugnan por un mercado tan atractivo como el del GNL en todo el mundo puedan llegar a coincidir en una compañía como Naturgy, probablemente con intereses y estrategias diferentes.

Por lo pronto, GIP permanecerá en el capital de la compañía que preside Francisco Reynés, donde cumplirá cinco años tras el próximo verano. Al menos, no le venderá ni una sola acción de la energética a su competidor IFM, como ya le manifestó en la carta remitida como respuesta a la oferta del fondo australiano.

Dudas de Criteria

En otoño de 2016, GIP abonó 3.800 millones de euros para adquirir un 20% de la entonces llamada Gas Natural Fenosa que vendieron, a partes iguales, Repsol y La Caixa. Como resultado de aquel movimiento, Isidro Fainé pasó a ocupar la presidencia de la compañía, que abandonó año y medio después, precisamente con la llegada del otro socio de referencia, Rioja (compuesta en un 75% por CVC y un 25% por Corporación Financiera Alba, la sociedad de cartera controlada por la familia March).

Ninguno de los dos inversores institucionales tiene las dudas que, en este momento, atenazan a Criteria Caixa, el holding inversor de la Fundación Bancaria La Caixa y primer accionista de Naturgy.

Fondo activo

De este modo, la llegada de IFM al capital de la energética española podría abrir una llamativa batalla de intereses contrapuestos. El fondo australiano pasa por ser uno de los más activos del mercado en lo que a involucrarse en la gestión de la compañía se refiere.

GIP ve en Naturgy algo más que una de sus múltiples inversiones por todo el mundo. Sólo así se explica que no haya pestañeado ante la oferta de IFM, que incluye un precio de 23 euros por acción, cuatro más de lo que pagó en su día el fondo estadounidense. Y menos con una venta parcial que sólo reduciría su poder en la empresa en detrimento de su rival y no le daría unas plusvalías excesivamente apreciables.