Lidl: las incógnitas sobre las bolsas de rafia
La multinacional alemana de la distribución cambia el plástico por la rafia, que también puede tener inconvenientes si el consumidor no las usa bien
30 mayo, 2018 00:00Lidl apuesta desde hace tiempo por la sostenibilidad y el bienestar animal. Este martes anunciaban la medida de dejar de vender bolsas de plástico en todas su tiendas en España. El objetivo, explican, es “fomentar la reutilización de las bolsas para transportar la compra”. Pero, más allá de un cambio de hábitos, ¿cuál es el impacto real de esta nueva política sobre el medio ambiente?
Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en nuestro país se consumen cerca de 7.000 millones de bolsas de plástico al año y sólo se recicla el 10%. Con su apuesta, Lidl sacará de la circulación 100 millones de ellas cada año, ahorrando al medio ambiente más de 1.300 toneladas de plástico, el equivalente a la superficie de 2.500 campos de fútbol.
Pérdida de 1,5 millones de ingresos
Esta decisión también conlleva un impacto económico: la compañía dejará de ingresar 1,5 millones de euros cada año, según han explicado.
Era la primera vez que el director general de Lidl en España, Claus Grande, comparecía ante los medios en una presentación de estas características, pero no ha querido entrar a comentar otros asuntos que no fueran estrictamente los relacionados con su nueva medida para eliminar el plástico. Se ha limitado a explicar que serán sustituidos por bolsas de rafia que tendrán un coste de 50 céntimos y que servirían para mitigar esta pérdida de ingresos prevista por la compañía sobre el balance final.
Bolsas de rafia
Las bolsas de rafia también tienen sus inconvenientes. La mayoría de este tipo están fabricadas con polipropileno trenzado y no son biodegradables ni se pueden reciclar debido a la complejidad de su composición. Aunque las que Lidl ha anunciado sí que serán "100% reciclables", explican a Crónica Global. "La bolsa de rafia es la alternativa más sostenible y la que permite una mayor reutilización, puesto que está fabricada a base de material 100% reciclado, es reciclable y tiene un uso prácticamente infinito".
El ingeniero de Telecomunicaciones y autor del blog Comparativa de Bancos Antonio Romero explicaba en uno de sus artículos que estas bolsas a las que recurren otros supermercados proceden de países asiáticos, y que la “contaminación producida en su fabricación y transporte es inmensamente superior a las tradicionales de polietileno fabricadas en España”.
Las del supermercado alemán, no obstante, están fabricadas en España. Para incentivar su uso, Lidl ha bajado su precio hasta los 0,50 céntimos, manteniéndose como la bolsa de rafia más barata del mercado.
Más bacterias
En España son pocos los que han puesto el foco de atención en los efectos inesperados que podrían originar estos contenedores reutilizables. Los estudios más fiables que se han publicado en este sentido son de Estados Unidos, donde se aplicaron medidas similares desde hace muchos años.
Imagen de una bolsa reutilizable / CG
Como se informó desde Crónica Global, un estudio del Property and Environment Research Center reveló que tras la prohibición de las bolsas de plástico corriente en San Francisco en 2007 se habían incrementado los ingresos hospitalarios por contaminación alimentaria por bacterias.
El estudio, liderado por Jonathan Klick, profesor de Derecho de la Universidad de Pensilvania y experto en los efectos causales que tienen las leyes y las regulaciones, sostenía que las bolsas reutilizables no suelen lavarse y, por esta razón, se encontraban con más facilidad colonias de bacterias coliformes. Incluso también --en un 8%-- se halló la bacteria asesina E.Colli. Las visitas a urgencias relacionadas con estas bacterias aumentaron en cuanto la prohibición de las bolsas corrientes en San Francisco entró en vigor.
Las bolsas de plástico, 100% reciclables
El principal problema de las bolsas de plástico es el mal uso que hace el consumidor, puesto que también son 100% reciclables. En este sentido, la política de Lidl tiene sentido.
Romero abunda en su blog: “Tardan mucho tiempo en degradarse en el medio ambiente al igual que el resto de envases, pero resulta que el fin esperado de este tipo de bolsa es que se deposite en el contenedor amarillo, al igual que el resto de envases de plástico, y así lograr el reciclado de este material, ya que ahorra la extracción de recursos naturales. Si alguien la tira al mar o a la tierra es culpa de esa persona y no del producto.”
Lidl, además, pone al servicio de sus clientes bolsas de papel para aquellos que "no traigan su propia bolsa de casa o no deseen adquirir las de rafia". Todas las tiendas españolas cuentan ya con una bolsa de papel grande de 0,15€ y Lidl irá introduciendo también un formato más pequeño (a 0,07€) de forma progresiva a medida que se vayan eliminando las bolsas de plástico.
Bolsas de papel
Las bolsas de papel ofrecen las mismas prestaciones que las de plástico: son resistentes, cómodas, de gran capacidad e igual de reutilizables. La principal diferencia es que las bolsas de papel como residuo son fácilmente degradables: tardan máximo un año en descomponerse, mientras que las de plástico pueden llegar hasta los 500 años.
Además, todas las bolsas de papel que Lidl pone a la venta tienen el sello medioambiental FSC, que certifica que la fibra usada para elaborar estas bolsas procede de material reciclado o de bosques gestionados de forma sostenible.
Grandes superfícies
Desde la asociación de grandes distribuidores, Anged, explican a Crónica Global que las empresas de distribución a las que representan “han sido desde hace años pioneras en asumir compromisos medioambientales para la reducción y prevención del consumo de plásticos”.
En el ámbito de la economía circular, todas las empresas de Anged tienen planes de gestión medio ambiental y programas de gestión de residuos que, año tras año, permiten incrementar los porcentajes de reciclado, reutilización y reducción de materiales y disponen de políticas pioneras, apostando por la reducción, reutilización, reciclaje y posterior valorización energética. Asimismo, están avanzando en este ámbito en el objetivo de Cero Residuos. Entre otros, explican, “se han conseguido valorizar de media el 88% de los residuos de cartón, papel, plástico y madera”.
Un paso en la buena dirección
La nueva medida de Lidl pretende avanzar en la concienciación social sobre el mal uso que hacemos del plástico.
Puede ser un primer paso para propiciar un cambio de mentalidad que se pide desde muchos organismos internacionales como es limitar el plástico. Pero, sobre todo, el mal uso que hace el consumidor.