Pocos debates se han mantenido de forma más demagógica que el de las piscinas en Cataluña. El Govern en funciones sigue en su empeño de convertirlas en “refugios climáticos” y poner a disposición de la ciudadanía equipamientos más allá de los públicos.

Este fue el gran anuncio de ERC hace 15 días. La maquinaria electoral ya estaba en marcha y, qué mejor eslogan que el de piscinas para el pueblo. El caos que se generó fue tal que el mismo Govern que lanzaba a bombo y platillo una iniciativa con tintes populistas la tuvo que matizar. La sociabilización de las piscinas iba a ser sólo en casos puntuales.

Dos semanas después, y ya con la campaña en marcha, persiste la incógnita de si este verano se podrá usar agua de boca para sustituir el agua que se pierde tanto por la propia evaporación como por el uso. El decreto del Govern aún se tiene que convalidar en la Diputación Permanente del Parlament y, por ahora, ERC no tiene garantizados ni los apoyos de Junts ni del PSC.

Se calcula que las piscinas consumen menos del 2% del agua disponible, por lo que se trata de una prohibición más estética que de impacto real sobre la sequía. Y, haciendo un ejercicio de realismo, los más afectados por esta decisión no serán precisamente los propietarios de instalaciones de uso familiar. De haberlos, haylos; pero la mayoría de piscinas privadas del territorio están en comunidades de vecinos y en el sector alojativo (hoteles, apartamentos y campings), y muchas de ellas no cumplen precisament con el estereotipo de ser pijas.

La actividad que hace un uso más intensivo del agua es tanto la del sector primario como la industrial, y la gestión del Govern en funciones respecto al impacto de la sequía en ambos ámbitos deja que desear. De hecho, ya se han anunciado los primeros expedientes de regulación de empleo por el impacto de las restricciones.

En el plano económico, resulta que Cataluña es una potencia de piscinas a nivel internacional. Y lo es gracias a una empresa familiar, Fluidra. Compañías con el perfil y el potencial del grupo con sede en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) quedan pocas en el territorio, especialmente después de lo ocurrido en Celsa, hoy en manos de un grupo de fondos de inversión por la gestión de los últimos Rubiralta en el puente de mando; y de la crisis en la que está inmersa Grifols, de la que aún quedan capítulos por escribir.

Las familias Planes, Serra, Corbera y Garrigós fundaron la empresa Astral Construcciones Metálicas en 1969 para fabricar componentes para la piscina. Fue la génesis de la actual Fluidra, una firma que es líder en su sector en varios países y que llegó a integrar la estadounidense Zodiac en 2018. Cerró 2023 con 114 millones de beneficio, un 28,8% menos que el ejercicio anterior pero dentro del rango previsto por los analistas, y con una facturación de 2.051 millones que en el ejercicio en curso se espera elevar hasta los 2.100 millones.

La gestión sigue siendo catalana. Como curiosidad, a su presidente ejecutivo, Eloi Planas, le gusta cuidar a una vaca en sus ratos libres. Es posible que tenga que destinar más agua al correcto mantenimiento del animal que el que se usa en alguna de las piscinas que instala su compañía. La tecnología actual permite sistemas de filtraje muy eficientes, especialmente en los de agua salada. Por lo que los recursos hídricos que consume una vez llenada por primera vez son mínimos.

ERC ha pasado de puntillas por todas estas cuestiones a la hora de legislar. Tener piscina es de pijos y en Cataluña esto se ha acabado, se desprende de los primeros mensajes lanzados por el Govern en funciones. Para muchos, un intento de demostrar que son de izquierdas de verdad.

Pero esta misma izquierda verdadera que se ha metido en un jardín al definir qué son y qué no son refugios climáticos cuando se habla de las piscinas llega a otro verano sin que las escuelas estén preparadas para hacer frente a las temperaturas tórridas que se esperan en los próximos meses. No ha completado el reparto de ventiladores (demasiadas AFAs los han comprado cansadas de esperar) y ni siquiera ha dado instrucciones claras a las organizaciones de ocio infantil sobre si podrán programar juegos de agua en los casales de verano. Ya están abiertas las inscripciones y las escuelas parten con desventaja respecto a las ofertas de centros deportivos que sí saben qué pueden ofrecer o no a las familias.

Pero todas estas cuestiones no sirven para lanzar un mensaje a los votantes potenciales desde un Consejo Ejecutivo. Aunque, con ello, sus complejos queden expuestos a toda la ciudadanía.