Vistas de Palau Sator

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Viajes

De la Toscana a la Provenza: así es el increíble paisaje que ofrece esta zona de Cataluña

Cinco pueblos componen un paisaje único cargado de arte e historia

10 mayo, 2024 17:46

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Hay lugares que al acercarte por primera vez impresionan. Resultan novedosos, atractivos, diferentes y, a la vez, muy reconocibles. Y sólo hace falta que uno haya viajado un poco para empezar a comparar.

Los viajeros habituales y aficionados a ver similitudes en todos los lugares que visitan. Es una práctica que da un poco de rabia, aunque cabe admitir que, a veces, en sus relaciones aciertan.

Entre Francia e Italia sin sallir de Cataluña 

Un caso claro es lo que sucede con una zona de Girona a los que muchos consideran la Toscana catalana. La vegetación, los paisajes y los pequeños pueblos históricos de ambos lados del Mediterráneo resultan similares.

Este territorio encantador de Cataluña, con su paisaje idílico y sus encantadores pueblos medievales, ofrece a los visitantes una experiencia que los transporta en el tiempo, evocando la magia de la Italia renacentista o a la provenza francesa con sus campos de lavanda. Eso sí, la región catalana tiene su propio carácter distintivo y encanto único.

El toque artístico catalán 

Desde las suaves colinas cubiertas de viñedos y olivares hasta los campos dorados salpicados de cipreses y los pintorescos pueblos de piedra, la Toscana catalana deslumbra con su belleza natural y su rica herencia cultural. Por eso, para aquellos que quieran ver la bella Toscana italiana o la más cercana Francia, pero no tiene el dinero suficiente, puede acercarse a este particular recorrido por tierras gerundenses.

La ruta medieval de la Toscana catalana lleva a los visitantes a través de una serie de encantadores pueblos que parecen haberse detenido en el tiempo. Desde el histórico Pals, hasta el plató de película de Palau Sator, pasando por uno de los vértices del Triángulo Daliniano, cada parada en esta ruta ofrece una experiencia única.

Pals

Uno puede empezar por la playa. Darse un chapuzón en Pals, pasear por el camí de ronda y acercarse a sus calas, antes de ir hacia al interior, hacia el pueblo en cuestión.

El municipio, que conserva perfectamente, esconde un trazado de callejuelas empedradas que conducen a un castillo. Desde la Torre de las Horas, construida entre los siglos XI-XIII, uno continuo hasta el mirador de Josep Pla se disfruta de unas vistas fabulosas que llegan hasta las playas.

Púbol

Mucho más pequeño, pero con un toque mucho más artístico es el siguiente municipio, Púbol. Además tiene una historia de lo más surrealista.

En esta localicadad converge uno de los puntos del llamada triángulo daliniano. La aldea merece un paseo por su coqueto entramado, donde se encuentra el Castillo de Púbol, el que regaló el pintor Dalí a su amada Gala.

Gualta

De allí se puede seguir a Gualta, el pueblo menos conocido de los mencionados. En cambio, atesora otra de las imágenes icónicas del Baix Empordà: el puente románico sobre el río Daró.

Esta construcción data del siglo XVI y su pavimento exhibe ciertas marcas que se corresponden con las ruedas de los carros que antaño lo cruzaban a diario transportando mercancías y rebaños. 

Dos pueblos más

En Ullastret destaca un conjunto arqueológico que permite conocer de primera mano el impacto de la cultura ibérica en la zona nordeste de Cataluña.

Otra grata sorpresa es Palau Sator, un pueblo amurallado y con calles circulares que giran en torno a la plaza del castillo. Compite en encanto con Monells y su magnífica plaza porticada, pueblo que goza desde hace unos años de una sorprendente fama: la que le otorgó ser el escenario de la película Ocho apellidos catalanes.

Cuándo ir y cómo llegar

Si bien es recomendable ir los meses de invierno para tener la máxima calma y la soledad, la Toscana catalana ofrece su encanto durante todo el año. En verano, la comarca cobra vida con festivales locales y actividades al aire libre, mientras que en primavera y otoño, los colores cambiantes del paisaje hacen que cada visita sea única.

Además, la conveniencia de su ubicación, a solo una hora y media de Barcelona y a 45 minutos de Girona, la convierte en un destino accesible para todos los viajeros que buscan una escapada cultural y pintoresca.