Una voluntaria atiende cómo sus compañeras realizan una entrevista a un 'sintecho' / CG

Una voluntaria atiende cómo sus compañeras realizan una entrevista a un 'sintecho' / CG

Vida

La brigada que recorre Barcelona para escuchar a los 'sintecho'

Los voluntarios de Arrels localizan hasta 1.195 personas que duermen en la calle en una sola noche

13 junio, 2019 06:31

Las 00.30 horas de la madrugada del jueves 13 de junio. Un joven arreglado, camisa blanca, americana y zapatos de hebilla, pasa por el mercado de Sants mientras mira con cara de sorpresa a un grupo de cinco mujeres apostadas junto a la sucursal de un banco cercano. Dentro duerme Rafa, un granadino que el día anterior cumplió 32 años y que lleva unos 20 viviendo en la calle. Quienes están al otro lado de la puerta de cristal son voluntarias de la Fundación Arrels que esta noche se han echado a las calles de Barcelona para elaborar el censo de personas sintecho en la ciudad. Durante la jornada han sido localizadas 1.195 personas sin hogar.

“Por fin podrás dormir tranquilo”, reza un cartel publicitario en el escaparate del banco. Lo cierto es que Rafa lleva dos noches con más dificultades para hacerlo después de que el pestillo de la puerta se rompiera y el encargado no pueda cerrarlo hasta las siete de la mañana, cuando tiene que recoger sus bártulos y marchar. Así que si se desvela echa mano a alguno de los dos libros que lleva, el último lo acabó ayer, una novela de Agatha Christie que encontró en la basura y que le encantó, según relata. “Por lo menos saber escribir y leer me ha servido para algo”, cuenta con tono animado, al tiempo que detalla que lleva un mes en Barcelona mientras se prepara para subir a Perpiñán para la vendimia.

Dos voluntarias de Arrels hablan con un 'sintecho' / CG

Dos voluntarias de Arrels hablan con un 'sintecho' / CG

"Alguien se preocupa por ellos"

Las entrevistas se han realizado en grupos formados por los 549 voluntarios que han participado este año y que han peinado Barcelona durante la noche para levantar un censo de las personas que duermen al raso y cuál es su grado de vulnerabilidad. “La gente en la calle no está durmiendo, está alerta”, asegura el director de Arrels, Ferran Busquets, que destaca que el objetivo principal es que los sintecho “tengan la sensación de que alguien se preocupa por ellos”.

Este año el dato de sintechos se ha disparado hasta las 1.195 personas, 364 más de las que se contabilizaron en el censo de 2018, cosa de la que Busquets no se extrañaba antes de que los voluntarios se echaran a la calle. "La cifra no baja porque no se están haciendo los deberes. Hay un problema de vivienda gravísimo”, denuncian desde Arrels. Del total de localizados, 339 han querido contar su historia a los voluntarios, mientras que el resto han preferido seguir en el anonimato.

Un grupo de voluntarias de Arrels en la estación de Sants / CG

Un grupo de voluntarias de Arrels en la estación de Sants / CG

"Es magia ver cómo las personas cambian"

“No se está haciendo lo suficiente por parte de las administraciones ni en este ámbito ni en otros. Se consigue mucho gracias a las fundaciones”, destaca Meritxell González, una de las voluntarias que ha recorrido el distrito de Sants por segundo año y que esta vez ha enrolado a una amiga en la tarea. Junto a ellas participa Berta Baixeras. “Busqué un voluntariado cuando me prejubilé y vi un anuncio en internet que me impactó mucho”. Desde entonces, hace ya tres años, está ligada a Arrels y viaja desde Tarragona hasta Barcelona al menos dos días en semana para ayudar en los pisos cero de la fundación, en los que se acoge a entre 10 y 15 personas para que no duerman en la calle.

“Id mirando bien porque pueden estar escondidos”, encomienda Berta a sus compañeras mientras se dividen la calle para cubrir las aceras. “Es cosa de magia ver cómo las personas cambian después de verlas destruidas”, explica sonriente. “Descubren que hay gente que les hace caso. Y a mí me ha permitido conocer una faceta de la humanidad que no sabía que existe porque en mi mundo real no había tenido relaciones así”.

Tres voluntarias esperan mientras sus compañeras realizan una entrevista / CG

Tres voluntarias esperan mientras sus compañeras realizan una entrevista / CG

"¿En qué le ayudáis?"

"Mañana tenía que ir a trabajar pero me he pedido fiesta", explica Laura Tortajada, 24 años. "Prefiero estar aquí aunque me lo tenga que quitar de vacaciones", cuenta esta psicóloga que realiza el censo por primera vez junto a una amiga que ha caído en otro grupo. "No me importa que estemos separadas porque así se conoce a más gente dentro de los voluntarios".

En otra sucursal bancaria hay dos hombres durmiendo. Uno de ellos junto a la puerta, el otro dentro de una caja de cartón. El primero tiene 20 años y es de origen indio. Lleva la barba larga y tupida y tiene los zapatos colocados a su lado. Tras las presentaciones acaricia la mano a Berta mientras habla y no la suelta hasta que su compañero se irrita por la interrupción del sueño: “¿En qué le ayudáis? ¿Le estáis dando dinero o trabajo?” Así, el joven se calza, coge su mochila y sale para terminar la entrevista en la calle y después buscar un nuevo sitio en el que pasar el resto de la noche.