La empresa, con trabajadores de origen nigeriano, ha logrado frenar a los grupos criminales

La empresa, con trabajadores de origen nigeriano, ha logrado frenar a los grupos criminales Montaje de Crónica Global

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Porteros africanos irrumpen en la noche de Barcelona para frenar a los grupos delictivos

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En Barcelona, la vida nocturna tiene más de un rostro. Es un secreto a voces que, en la ciudad, el negocio de la noche se reparte entre empresas de seguridad de larga trayectoria y otras de reputación cuestionable, operadas por grupúsculos rayanos a lo delictivo que, con amenazas y extorsiones, han logrado adueñarse de las entradas de los clubs.

Desde esas puertas, la entrada de las drogas y el control de quién entra y quién no se convierte en un juego de poder y territorios, en una especie de tablero donde se pactan alianzas y se desatan rivalidades. Grupos que flirtean con el crimen, como los Hells Angelslos Casuals o históricos clanes familiares, son los que, sobre el mapa, se reparten los locales. Toman el control y obligan a las empresas legales a abandonar el negocio de la noche. 

Los nuevos 'jugadores' 

En este escenario, que parece un terreno ya distribuido entre nombres conocidos, ha surgido un nuevo jugador que está cambiando las reglas: Boabab Control. Inscrita en el Registro Mercantil y formada por ciudadanos de origen nigeriano, esta empresa ha irrumpido con fuerza en el mercado de seguridad nocturna y, por ahora, es la única que ha conseguido poner en jaque el reparto habitual de puertas de los locales de Barcelona.

La empresa se registró formalmente en enero de 2023, hasta entonces sus empleados habían trabajado por libre o en otras compañías del sector. Desde entonces, Boabab Control ha captado la atención del mundo de la noche, no solo por su origen, sino por su capacidad de desafiar el statu quo de quienes, hasta ahora, parecían inamovibles.

Caso de éxito en Sants-Montjuïc

De hecho, desde hace meses controlan con éxito una de las discotecas más míticas de la ciudad de Barcelona, en el distrito de Sants-Montjuïc. Llegaron cuando un grupo que se hacía pasar por un mítico clan familiar de Barcelona empezó a amenazar a los porteros anteriores.

La empresa que hasta entonces había controlado el acceso de este local decidió apartarse y fue entonces cuando los responsables del club contactaron con los chicos de Boabab Control. Desde entonces, los problemas de amenazas se han terminado.

Imagen de un club de ocio nocturno

Imagen de un club de ocio nocturno Pexels

Por ahora, ninguno de los grupos que, tradicionalmente, se han repartido la noche barcelonesa ha osado hacerles frente. Su portento físico y sus estrictos valores --son musulmanes y siguen el Corán al dedillo-- les hacen implacables. No ceden a las presiones, ni a las rivalidades. No temen a nadie. 

Muro de contención 

Su presencia, por lo tanto, representa, para muchos, el primer ladrillo para construir un muro de contención que frene al resto de grupúsculos cuasi criminales que, desde hace décadas, decidieron hacerse (por las buenas o por las malas) con el control de la noche barcelonesa. Su modus operandi, alejado de los coqueteos con la delincuencia y el narcotráfico, les permiten trabajar sin "favores". 

Cabe recordar, que uno de los principales intereses del resto -- Hells Angels, Casuals y compañía-- se centra en tomar el control del acceso para supervisar, también, el tráfico de sustancias estupefacientes. Y, de este modo, que sea "su gente" la encargada de este business ilegal en el interior de los locales. 

Otra consecuencia es tener siempre un lugar al que entrar gratis. Incluso con palcos reservados para la ocasión. 

Investigaciones recientes 

Es altamente conocido, porque así lo han constatado las investigaciones policiales al respecto, que los grupos delictivos llevan años amenazando y extorsionando al sector. De hecho, aunque el caso pende de un hilo por un error procesal, el último gran operativo contra los Casuals volvió a constatar que la rama más violenta y peligrosa de los Boixos Nois seguía atacando a los empresarios de la noche, como ya lo hicieron en el pasado. 

En sus inicios, a principios de los 2000, el grupo creó una marca que se alquilaba, con éxito, para extorsionar o dar una paliza como escarmiento. Ampliaron posteriormente sus actividades al sector del ocio nocturno: la extorsión de clubs y discotecas. Los minicasuals eran los protagonistas.

Su modus operandi era simple: aparecían por un local y provocaban una pelea a veces, incluso, con armas blancas. Al día siguiente, los dueños recibían la visita de los Casuals. El mensaje era simple: "Si no quieres que volvamos, paga". Si los porteros denunciaban la agresión, también había visita. Se hablaba con los dueños y se les recomendaba que el portero cambiara el testimonio: "Que diga que fueron unos moros".

Entrada gratis

Otras veces el pacto consistía en que, a cambio de no liarla, los Casuals podían entrar gratis en la discoteca, donde tenían barra libre. En ocasiones lo que querían era que el establecimiento contratara a sus chicos como porteros. Quien vigila la puerta lo controla todo. Quién entra y quién trafica.

Este procedimiento se fue repitiendo en los últimos años, en especial, después de que todos sus miembros, entre ellos su líder, Ricardo Mateo, saliesen de prisión tras el primer macrojuicio de 2012.