Los puteros de Cataluña, en el punto de mira de la policía por las grabaciones a víctimas de trata
- Las mujeres eran obligadas a prostituirse durante 24 horas, sin días de descanso, y a efectuar prácticas sexuales violentas y sin preservativo
- La Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido a 10 personas, entre las que se encuentran los dos cabecillas de la organización criminal: un hombre y una mujer
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Los puteros de Cataluña están en el punto de mira de los investigadores de la Policía Nacional y de la Guardia Civil tras hallarse grabaciones en las que aparecen seis víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual que han sido liberadas de dos pisos prostíbulo de Mollet del Vallès y Manresa (Barcelona).
La bautizada como Operación Joya se inició después de que una de las víctimas lograra huir de los tentáculos de una organización criminal asentada en Cataluña. La mujer acudió en agosto de 2022 a una comisaría y explicó, de manera muy sucinta, cómo operaba la red que la había captado en su país de origen, en Centroamérica.
La falsa oferta de trabajo
La víctima, a la que se le dio el carácter de testigo protegido, aseguró que los criminales se habían aprovechado de su situación de vulnerabilidad para captarla. Tras conocer que atravesaba un momento de necesidad económica, le ofrecieron un trabajo remunerado en España, empleo que le serviría como trampolín a una vida mejor.
Tanto a ella como a todas las mujeres que conoció durante su cautiverio, según explicó esta víctima, les habían prometido que trabajarían cuidando a personas mayores o como empleadas de tiendas y bares de Cataluña.
Se ofrecían a pagar el viaje
En todos los casos la organización criminal buscaba a mujeres vulnerables, pues esto les aseguraba una mayor probabilidad de éxito en la captación. Después de ofrecerles un trabajo, se prestaban a costearles el viaje y a gestionar los trámites necesarios para entrar en España. A través de un responsable de una agencia de viajes, que ha sido detenido, la red tramitaba los visados de las chicas y les compraba un vuelo en clase turista.
Según ha podido saber Crónica Global de fuentes policiales, la organización ahora desarticulada les daba todas las facilidades para que no tuviesen ningún problema a la hora de embarcar e incluso las aleccionaba para que supiesen qué contestar en caso de ser interrogadas por los agentes fronterizos. Una vez en aquí, eran recogidas por los ahora detenidos y trasladadas a dos pisos situados en Mollet del Vallès y Manresa.
Una deuda impagable
En algunos casos, añaden las mismas voces, al no poder imaginar que terminarían siendo víctimas de la trata de seres humanos, eran las propias mujeres quienes, antes de viajar hasta Cataluña, animaban a algunas de sus amigas a acompañarlas en esta aventura. Así, a través del boca a boca, otras chicas acabaron también bajo las zarpas de esta organización criminal.
Cuando llegaban a estos pisos caía el jarro de agua fría. Allí les arrebataban el pasaporte y el teléfono móvil para que no pudiesen huir ni pedir ayuda y les comunicaban que debían devolver el dinero de los gastos generados durante el traslado. Para ello, las informaban de que debían ejercer la prostitución. “Les decían que tenían que pagar una deuda que, evidentemente, nunca se saldaba”, sostienen fuentes de Policía Nacional.
La organización se aprovechaba de que no estaban familiarizadas con el euro, que no sabían cuánto costaban los servicios sexuales ni el dinero que ya habían amortizado para mantenerlas sometidas durante meses. “En algunos operativos nos hemos encontrado a mujeres que llevan años en esta situación, como revela el sello de entrada en su pasaporte”, apuntan fuentes conocedoras del caso.
Prostituidas sin descanso
En estos dos pisos ubicados en Mollet y Manresa, en los que las mujeres sobrevivían “hacinadas y en condiciones infrahumanas”, los investigadores liberaron a seis de ellas. No obstante, las víctimas totales localizadas ascienden a nueve, con edades comprendidas entre los 23 y los 31 años. A cinco de estas mujeres, además, se les ha atribuido la condición de testigo protegido.
Según ha explicado la Policía Nacional, las víctimas eran forzadas a prostituirse durante las 24 horas del día, sin días de descanso, incluso cuando se encontraban indispuestas. Además, las obligaban a mantener sexo con los puteros sin utilizar preservativo, a realizar prácticas violentas y a consumir cocaína si estos lo solicitaban.
Lo saben porque algunos de ellos grabaron estas escenas sin consentimiento de las mujeres. Por estos hechos se han abierto diligencias sobre las que se dará cuenta al juzgado que instruye la causa, el número 3 de Manresa, para continuar con una nueva investigación.
Una mujer en la cúpula
En la explotación de esta operación los agentes realizaron seis entradas simultáneas: en los dos pisos prostíbulo y en cuatro domicilios particulares sitos en Manresa, Mollet del Vallès, Gavà y Barcelona. En los registros se recuperaron más de 13.000 euros en efectivo, 18 teléfonos móviles, un ordenador, 300 gramos de cocaína, una prensa hidráulica empleada en la elaboración de sustancias estupefacientes y numerosa documentación relacionada con la explotación de las víctimas.
En total hay 10 personas detenidas, con edades comprendidas entre los 25 y los 46 años, a las que atribuyen delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, relativos a la prostitución, contra la salud pública, contra la integridad moral y pertenencia a organización criminal.
En la cúpula de esta organización los investigadores sitúan a un hombre y una mujer. “Es habitual encontrar a mujeres liderando estos sistemas jerárquicos”, aseguran las fuentes policiales consultadas. De hecho, señalan, “las organizaciones criminales se retroalimentan con algunas de sus propias víctimas” que, para sobrevivir a esta espiral de violencia, acaban “ascendiendo” hasta convertirse en verdugo. Las conocidas en la jerga policial como mamis asumen el rol de captar e instruir a las recién llegadas, olvidando que ellas también estuvieron en su lugar.