Belén llegó a España desde Argentina con tan sólo ocho años. Aterrizó en Cataluña junto a su madre, y todo transcurrió según lo previsto, hasta que tres años después la progenitora volviese a su país por motivos familiares.
La niña se quedó en L’Hospitalet de Llobregat al cargo de su tía, y ahí empezó el infierno que viviría durante toda su infancia. Ahora, con 26 años, tras toda una niñez de abusos y violencia, se ve al borde desahucio, por culpa de las mafias okupas.
Empiezan los malos tratos
Cuenta Belén a Crónica Global, que fue una niña feliz hasta que su madre volvió a Argentina. "Estaba bien en casa, iba a la escuela, y sacaba buenas notas. Todo era normal", recuerda. Sin embargo, su nueva cuidadora empezó a pegarle, cada vez más a menudo.
La situación era insoportable, recuerda Belén en su conversación con este medio. "No podía soportar más y acabé escapándome de casa a los 11 años. Estuve durante seis meses durmiendo en portales, en parques y en casa de algunas amigas".
Una historia de abusos
Un día, entró en un locutorio y pidió 30 céntimos a un hombre. "Recuerdo que me acerqué a él para preguntarle si me dejaba algo para llamar”. Lo que no podía imaginarse Belén es que estaba a punto de pagar bien cara la ayuda de ese desconocido. "Al percatarse de mi situación, me ofreció techo y cobijo. Después, me hizo saber que sólo sería a cambio de sexo".
Pasó un año durmiendo en un local junto a ese señor, que era dueño de una empresa de construcción. "Por las mañanas llegaba la secretaria y me miraba con extrañeza, ya que él me triplicaba la edad, pero nunca dijo nada ni le preguntó qué hacía yo allí".
Un coma etílico le salva la vida
Poco a poco los abusos fueron a más, y ese hombre acabó forzándola a tener sexo con otras personas. "Me obligaba a acostarme con conocidos suyos bajo amenazas. Después él les cobraba". Así, el infierno parecía haber llegado para quedarse. Sin embargo, algo tan peligroso como un coma etílico le salvó la vida.
La niña ingresó en el hospital una noche por una gran ingesta de alcohol y esa fue su salvación, ya que los servicios sociales supieron de ella, y la mandaron a un centro de menores.
Una joven rebelde
Belén cuenta a este medio que en el centro empezó a sentirse cuidada, la trataban bien y se preocupaban por ella. Sin embargo, todo lo vivido la había convertido en una niña rebelde e incapaz de adaptarse, por lo que acabó escapándose también de allí.
"Cuando me encontraron descubrí que estaba embarazada. Entonces me trasladaron al centro de madres, donde estuve durante un año con mi bebé, hasta que lo mandaron con una familia de acogida". Según la joven, en el centro siempre le permitieron estar con su hijo, con quien sigue teniendo contacto a día de hoy gracias a la buena relación con la familia que lo cuida.
En la calle, de nuevo
La joven siente que le robaron la infancia. Los golpes la mandaron a la calle, y la calle la mandó a las garras de un proxeneta, que hoy en día cumple condena por estos hechos gracias a los servicios sociales, que lo denunciaron por lo que hizo.
"Cuando cumplí la mayoría de edad me vi de nuevo sola y sin saber a dónde ir", cuenta Belén. Así, en 2019 aceptó vivir en un piso que un conocido le ofreció a cambio de 4.000 euros. "Me dijo que trabajaba en un banco y me abrió con las llaves".
Efectivamente, Belén cayó en las garras de otro delincuente, en este caso, de una mafia okupa, que le estaba cobrando por una vivienda que era de Anticipa Real Estate, un fondo inversor que acabó pidiendo su desahucio.
La PAH entra en acción
A Belén le fijaron una fecha para abandonar el piso: el 24 de mayo de 2023 debía salir. No sabía qué hacer, ni dónde ir a pedir ayuda, hasta que alguien le habló de la PAH de Cornellà, que consiguió aplazar el desalojo hasta el próximo 12 de julio.
"He intentado todo lo posible para conseguir un alquiler social, pero sólo me encuentro puertas cerradas. Incluso he llegado a pedir el amparo de Naciones Unidas, que me vino aprobado, pero el juzgado sigue adelante con el desahucio".
Anticipa contesta
Después de conocer la situación de Belén, Crónica Global se ha puesto en contacto con Anticipa Real Estate, el fondo inversor propietario de su vivienda para preguntar qué posibilidades hay de evitar ese desalojo.
Un portavoz ha explicado a este medio que, a pesar de reclamar la propiedad por vía judicial -que es un trámite que hay que seguir-, siempre intentan estudiar cada caso de forma aislada, para buscar soluciones. Sobre todo, cuando se trata de personas vulnerables. Así, al cierre de esta edición, el fondo inversor se ha comprometido con este medio a analizar su caso para llegar, en la medida de lo posible, a una solución que interese a ambas partes.